Italia es una república parlamentaria desde que el 12 de junio de 1946 se celebró un plebiscito en el que los ciudadanos optaron por la república como forma de estado, en lugar de la monarquía, al frente de la cual estaba Umberto II di Savoia. El rey, que desde la liberación del país por los aliados había ostentado el título de luogotenente generale del regno (lugarteniente general del reino), y que tan solo 33 días antes había asumido el rol de rey tras la forzada abdicación de su padre, también tuvo que abdicar y marchar al exilio. El 1 de enero de 1948 entró en vigor la constitución de la nueva república.
Desde entonces, el jefe del Estado de Italia es un presidente (Presidente della Repubblica Italiana) elegido por el Parlamento y que asume funciones simbólicas e institucionales sin poder político, entre las que está la de representar la unidad nacional por encima de las ideologías políticas. Se dice que la abolición de la monarquía se hizo bajo sospecha de manipulación del resultado del plebiscito, por lo que El Vaticano -valedor de esa tesis- se negó a recibir a los nuevos jefes del Estado italiano durante un periodo de más de quince años.
Según el artículo 84º de la Constitución Italiana, se establece que “podrá ser elegido presidente de la República todo ciudadano mayor de cincuenta años de edad y que goce de los derechos civiles y políticos.” El cargo tiene una duración de siete años (il settennato) y es incompatible con cualquier otro. No se establece el límite de posibles reelecciones, pero a lo largo de la historia solo uno de los presidentes ha optado a un segundo mandato.
La elección la realizan los miembros del Parlamento (Camera dei Deputati y Senato della Reppublica) reunidos en sesión conjunta, donde los diputados, senadores y representantes regionales (en calidad de electores especiales) emiten un voto secreto, cuyo total debe sumar los dos tercios a favor del candidato para que pueda salir elegido. Si tras realizar tres rondas no se obtiene esa suma, la cuarta solo necesita mayoría absoluta. Una vez elegido, el nuevo presidente de la República debe jurar el cargo frente al Parlamento, en sesión conjunta extraordinaria, pronunciando la tradicional fórmula de respeto a la Constitución, lo que se lleva a cabo de acuerdo a la siguiente liturgia:
El presidente de la República se desplaza desde su domicilio al Palazzo Montecitorio (sede de la Cámara de los Diputados italiana) acompañado por el secretario general de la Cámara. Durante el recorrido, el protocolo manda que la campana mayor del Montecitorio repique de manera ininterrumpida para anunciar la llegada del Presidente.
A su llegada, lo reciben el presidente y el vicepresidente de la Cámara de Diputados y un piquete de honor de los Carabinieri con uniforme de gala le rinde los honores correspondientes. Tras realizar una breve parada en la Sala Ministerial (Sala dei Ministri), se dirige al Aula (hemiciclo) a través de un pasillo franqueado por asistentes parlamentarios vestidos de gala. Allí le esperan los diputados, senadores, delegados de las regiones, representantes del cuerpo diplomático y los invitados de honor. La sala se adorna con 21 banderas italianas (tricolore), que representan a las diferentes regiones italianas.
Una vez ocupados sus respectivos lugares, el presidente de la Cámara abre la sesión y el jefe del Estado (sentado a su derecha) se pone en pie y pronuncia el juramento: “Giuro di essere fedele alla Repubblica e di osservarne lealmente la Costituzione" ("Juro ser fiel a la República y observar fielmente la Constitución"). Inmediatamente se disparan 21 salvas desde el cañón de la colina del Gianicolo y se vuelve a oír repicar la campana mayor del Montecitorio. A continuación el presidente de la Cámara le cede el asiento central de la mesa presidencial y el presidente de la República da inicio a su discurso de investidura.
Tras finalizar el discurso se cierra la sesión y el nuevo jefe del Estado abandona el hemiciclo acompañado por el resto de miembros de la mesa presidencial, siendo recibido por el primer ministro y saludado por el secretario general del Quirinale. En el momento de abandonar el Palacio, una unidad de coraceros con uniforme de gala le rinde honores y en la plaza exterior se interpreta el himno nacional (Inno di Mameli). Como curiosidad, esa es la única vez durante su mandato en la que el jefe del Estado se sentará en la mesa presidencial del Congreso de los Diputados, ya que a partir de ahora deberá ocupar el lugar que tiene reservado en la zona de la tribuna.
Tras finalizar la ceremonia en el Montecitorio, el presidente de la República, acompañado por el primer ministro, se dirige al Altare della Patria (donde le espera el alcalde de Roma), para rendir homenaje ante la tumba del soldado desconocido. El recorrido lo realiza en el vehículo oficial de la Presidencia de la Republica, un Lancia Flaminia 335. El vehículo (del que todavía hay dos unidades en el parque móvil de la presidencia) se utiliza exclusivamente en los actos de estado más solemnes, como el desfile de la Festa della Repubblica Italiana, el día 2 de junio, o en las inauguraciones presidenciales.
A continuación, y escoltado por una sección de coraceros a caballo y otra motorizada, el vehículo presidencial se dirige hacia el Palazzo del Quirinale, residencia oficial del presidente de la República italiana. A su llegada, tras recibir los honores militares correspondientes en el patio de honor y saludar al presidente del Senado, se dirige al Salone dei Corazzieri donde se da inicio oficialmente al “settennato”, tras pronunciar un discurso el presidente del Senado y el propio presidente de la República, respectivamente. El acto finaliza con un refrigerio a los invitados en el Salone delle Feste. Como comentario sobre el protocolo seguido en la ubicación de los invitados, destacar el lugar tan destacado que ocupa el cardenal asistente, por delante del primer ministro.
Dos apuntes curiosos relacionados con esta parte del programa: Por un lado, comentar que el perrito que había sobre la alfombra roja durante el recibimiento al presidente de la República es Briciola, y se trata de la mascota de la Guardia Presidencial, cuya presencia ha sido ampliamente comentada en las redes sociales. Y por otro, indicar que el regio Salone dei Corazzieri donde se desarrolló la ceremonia de bienvenida al Quirinale, a principios del siglo XX -cuando el palacio todavía era residencial real- fue utilizado como pista de patinaje, y posteriormente como pista de tenis cubierta por los Saboya.
Durante la ceremonia en el Quirinale, el presidente entrante se entrevistó con el presidente emérito, quien le condecoró con el collar de caballero de la OMRI (Ordine al merito della Repubblica italiana), la máxima distinción de las condecoraciones del país, y escenificó así la transferencia del cargo de Gran Maestre de la Orden.
Para finalizar, y a modo de ampliación, vale la pena añadir que el ceremonial de estado en la República italiana (cerimoniale della Repubblica italiana) se estableció durante el periodo de la posguerra, con la finalidad de adaptarlo al nuevo estado democrático y a los principios de la Constitución de 1948, y vino a reemplazar el ceremonial del Reino de Italia, inspirado en el de la corte de los Saboya. Fue necesario modificar los aspectos relacionados con los símbolos nacionales (el himno, la bandera y el emblema), así como crear nuevas normas que regulasen el protocolo alrededor de la recién creada figura del presidente de la República como jefe del Estado, el orden de precedencias, los honores y las distinciones.
En los últimos años se ha llevado a cabo un proceso de renovación de las reglas de protocolo, que quedaron plasmadas en el Decreto del presidente del Consejo de Ministros del 14 de abril de 2006, complementado y modificado por el Decreto del presidente del Consejo de Ministros del 16 de abril de 2008. El texto es el documento más importante en materia de ceremonial y establece las normas generales del protocolo público nacional.
Y aunque no venga al caso, a propósito del ceremonial del Reino de Italia, añadir que la reina consorte de Italia fue una de las monarcas católicas que gozaron del llamado "Privilege du blanc", tal y como nos muestran las fotografías de la reina Elena (princesa de Montenegro) y la reina Maria José (princesa de Bélgica) en sus respectivas visitas al Vaticano.
Para saber más:
Il giuramento di Sergio Mattarella. Preparativi e rituale
Presidenza della Reppublica
Governo Italiano
Parlamento italiano