A todos nos gusta sentirnos especiales, que piensen en nosotros. ¿Hay algo más especial que un detalle sólo para nuestros ojos? Cuentan los expertos que el futuro del lujo está en la personalización. Las grandes firmas del sector se afanan en conseguir que sus clientes se sientan únicos en cada momento: cuando sueñan con sus productos, cuando deciden visitar la tienda, cuando reciben su artículo y cuando disfrutan de su adquisición y lo cuidan como un tesoro. Louis Vuitton, por ejemplo, ha vuelto a los orígenes y permite personalizar sus bolsos con la misma tipografía con la que marcaba sus baúles, hechos por encargo, a finales del siglo XIX. En aquella ocasión lo hacían para identificar los equipajes en viajes largos. Ahora, lo ofrecen, para que no nos perdamos en una sociedad en la que la uniformidad es la tónica: todos vestimos iguales, vamos a los mismos sitios y nos comportamos de la misma forma.
En Castlebaby, queremos crear, especialmente, para nuestros clientes, para nuestros seguidores. Por eso, decidimos personalizar nuestros trajes de comunión y cristianar con un detalle que identificara para quien cosimos ese diseño, a quien le dedicamos cada puntada. No sabíamos cómo hacerlo hasta que, en Europa Europa, un anticuario donde pasar horas y horas en Madrid (C/ Don Ramón de la Cruz, 48), encontramos lo que buscábamos: unos pequeños medallones con iniciales bordadas delicadamente.Además, siempre hemos deseado que nuestros diseños perduren en el tiempo, que traspasen esa línea imaginaria entre lo efímero y lo eterno. Ese pequeño medallón, escondido en un lugar de la prenda, también, es una marca de su atemporalidad.
Teresa eligió el diseño Inés para hacer su Primera Comunión. Lo confeccionamos exclusivamente para ella, con alguna modificación sobre el diseño original y, como sorpresa, en la espalda, una pequeña T eterna. Cuando pasen los años, y alguien descubra esa T, se podrá imaginar cómo fue su vida, ese día de fiesta, y, viajar, a nuestros días. Ese pequeño detalle será un vehículo para trasladarse en el tiempo, para contar historias y alimentar la leyenda.