Excursión a los Lagos de Covadonga: Incursión en el oriente asturiano

En ocasiones, es mucho más difícil apreciar las cosas con las que crecemos que aquellas que vamos conociendo con el paso de los años. Supongo que por eso no he viajado tanto a Asturias, el lugar que me vio nacer y cuyo bello paisaje tuve siempre la suerte de disfrutar por la ventana de mi habitación. Casi todos los rincones de esta bella región son dignos de un viaje; también esos anónimos y desconocidos, como mi pueblo, Llorianes, por citar uno como ejemplo. Con el paso del tiempo y la madurez lo he puesto en su sitio; lo he apreciado y valorado y lo he utilizado como trampolín para visitar otras zonas del mi querida tierra. A la espera de un viaje más largo que llevo en mente como tantos otros desde hace años, recientemente me embarqué con unas amigas en una excursión por el oriente asturiano, con los Lagos de Covadonga como principal objetivo. Verde y dotado de ese marcado carácter rural que define a la región más allá de lugares como Oviedo, Gijón o Avilés, se perfila como un lugar ideal para un fin de semana para hacer visitas interesantes, como a Covadonga y su importancia religioso-histórica, una ruta para disfrutar de un bonito paisaje montañoso y poder hacer valer ese slogan de “Asturias, paraíso natural”. Si tenéis más días, la zona de Llanes, también muy interesante, está bastante cerca, por lo que también podréis conocer las bondades de la costa asturiana.

En el camino hacia los lagos se sitúa Covadonga, una pequeña parroquia que encierra mucho valor tanto histórico, como simbólico, religioso, paisajístico… y turístico. Parte ya del Parque Nacional de los Picos de Europa, de paisaje más escarpado y montañoso, es bastante impactante ver la Basílica de Santa María La Real de Covadonga aparecer en lo alto de un monte y rodeada de naturaleza. Pero antes, está la más sorprendente todavía Santa Cueva de Covandonga, enclavada en plena roca y lugar de peregrinación de asturianos llegados de todos los rincones. En la zona baja hay una charca donde la gente deposita su fe a cambio de unas monedas y un pequeño paseo hasta una fuente de siete caños, en la que si se cree, puede dar suerte frente al matrimonio. No es mi caso

Este lugar de culto rinde honor al comienzo de la Reconquista, pues tuvo un papel clave en ella aunque no se conoce con exactitud, y consecuencia de tal hito histórico es que allí se levantara la capilla. Está también la tumba de Don Pelayo, rey astur que comenzó la contienda, y la Virgen de Covandonga, conocida popularmente como La Santina, a la que todo asturiano creyente se encomienda. Se puede continuar la ruta por la gruta donde los fieles encienden sus velas y conforman una peculiar imagen. No nos detuvimos a conocer la Basílica, pues no teníamos demasiado tiempo. Dejamos este lugar cargadas de energía, pues más allá del sentido religioso, uno no puede escapar a tanto simbolismo.

Ruta circular por los Lagos de Covadonga

La carretera de camino al Parking de la Buferrera, donde empieza una de las rutas más sencillas para conocer los Lagos de Covadonga, es empinada, sinuosa y serpenteante, pero ofrece buenas vistas y la compañía de vacas y toros que campan de forma libre por los prados de la montaña. Una muestra ya de lo que nos vamos a encontrar más adelante: montaña, paisajes con mayúsculas, verde, naturaleza, vida, aire puro.

Pasado el Lago Enol y llegadas al lugar donde se deja el coche (que en verano y vacaciones está cerrado y se puede acceder en autobús desde Covadonga), tomamos la ruta PR.PNPE-2, que tiene una longitud de apenas seis kilómetros y que está debidamente indicada todo el camino con las señales blancas y amarillas de sendero. Será un buen paseo para hacernos una idea de cómo es el paisaje que rodea los lagos y que marca el comienzo del macizo occidental de los Picos de Europa, también paisaje de fondo en el camino. La primera parada es el Mirador del Príncipe, a pocos metros de haber empezado y desviándonos a la izquierda, cuya vista es panorámica y da perspectiva amplia del lugar; del verde; de la inmensidad del paisaje asturiano; de la naturaleza infinita.

Siguiendo la ruta marcada, la siguiente parada es Mina de la Buferrera, antiguo lugar de extracción de hierro y manganeso. Está restaurada para el visitante, que camina subterráneamente unos veinte metros hasta llegar al final y puede sentir otra de las fuerzas simbólicas que han ido perfilando a Asturias con el paso del tiempo: la minería. Los útiles, una escultura de hierro de un minero y paneles explicativos hacen que se pueda saber más de este lugar; imaginar cómo fue en el pasado o disfrutar de una forma más consciente de lo que visitamos.

Caminamos un poco más para pronto poder disfrutar de otro de los puntos clave de esta ruta: El Lago Ercina, otro de los dos afamados lagos, resplandeciente bajo el abrigo de las grandes montañas y con verdes praos donde puedes acabar sentándote en el cuchu (estiércol de las vacas) y no darle demasiada importancia. Ahí reside al menos para mí el encanto de esta tierra: todo se “naturaliza”; todo es sencillo, auténtico, nada impostado.

Caminos algo empedrados nos llevarán a pasar también por la Vega El Bricial, conocido como el tercer lago porque se forma cuando llueve en invierno, aunque ahora está seco. Aprovechamos una planicie para hacer una parada y finalmente, acabamos el último tramo que lleva al otro lago: de nuevo el Lago Enol, principio y fin de la excursión, y que nos ofrece otra nueva perspectiva del agua como protagonista en un paisaje de grandes proporciones y bellas aristas.

Cangas de Onís

Aunque no tuvimos mucho tiempo para conocerla, Cangas de Onís es una villa asturiana encantadora y llena de ambiente. Con el río Sella como brújula, la calle principal transcurre en paralelo y la plaza principal y su bonita iglesia son el lugar de reunión más importante. Al final del paseo el Puente Romano de Cangas de Onís, de origen medieval y del que pende una cruz de la victoria que parece seguir la estela simbólica de todo el día.

Vamos justo el día de la Media Maratón de Cangas de Onís, conocida como la Carrera de la Reconquista y nos contagiamos del ambiente deportivo. Acabamos finalmente en el Bar Ovetense (San Pelayo, 15), disfrutando de otra de las maravillas de la región tan conocidas: su gastronomía. Hablando, recordando, disfrutando; como en pocos lugares y con la magia de saber que como en casa y tan a gusto, no se está en ningún sitio. El domingo hay mercadillo y la ciudad se engalana de nuevo para despedirnos.

Datos prácticos

• Cómo llegar: Nosotras hicimos el trayecto en vehículo propio y el GPS te llevará al destino sin problema. Para hacer noche, cualquier población cerca de Cangas de Onís es adecuada.
• Dónde dormir: Para hacer noche, la opción más auténtica en mi opinión es alojarte en una casa rural de los alrededores. Nuestra elección fueron los Apartamentos rurales La Caviana, situados en Soto del Ensartal, una pequeña población que no llega a la centena de habitantes y que permitirá saborear el encanto 100% rural de la región asturiana.
• Dónde comer/beber: En Cangas de Onís, cenamos muy bien en Bar Ovetense (San Pelayo, 15). En esta localización hay muchos otros bares y restaurantes donde elegir.
• Precio: Gratuito