Una excursión que no os podéis perder en Tailandia, es Koh Phi Phi al amanecer. En realidad son dos islas, Koh Phi Phi Don y Koh Phi Phi Leh, la más pequeña de las dos.
Estas islas situadas en el mar de Andamán, son uno de los destinos más turísticos del sur del país y por ello, llegan millones de visitantes al año.
Eso fue algo que me hizo pensar que podía no ser el mejor destino para visitar, ya que estaría repleto de gente y tendría que pelearme para poder sacar una foto decente.
¿Pero nos íbamos a perder uno de los lugares más paradisiácos de Asia? Así que nos armamos de valor, y decidimos madrugar más de lo normal para poder disfrutar de Koh Phi Phi con pocos turistas y así tener la oportunidad de ver las islas con tranquilidad.
A las 4 de la mañana ya estábamos en pie. Madrugar no me desagrada cuando viajo, porque sé que lo que me espera compensa con creces, la motivación y filosofía viajera puede con todo.
La excursión salía desde la Royal Phuket Marina y tardamos sólo una hora en lancha rápida. El viaje fue toda una experiencia. Pudimos deleitarnos con unos paisajes verdes y azules, islotes en medio del mar, aguas cristalinas y cielo azul. ¡El día prometía!
Comenzamos por Maya Bay, famosa por la película “la Playa”.
Imaginaros la entrada entre montañas de piedra caliza recubiertas de naturaleza pura y un camino de agua transparente que nos llevaba a una calita de arena fina donde no había nadie.
Tan sólo compartimos el espacio con un barco de pescadores tradicional tailandés, con vivos colores, y cientos de pececillos que hacían el lugar todavía más bonito.
Esperamos unos minutos a que subiese el sol, ya que era muy temprano, y así poder sacar mejores fotos.
Parece increíble cómo, tras el tsunami de 2004 que arrasó todo lo que encontró a su paso, no quede ni rastro de él en estas islas. Nadie diría que quedó todo destruido, salvo las señales de “salida de emergencia de tsunamis” que pusieron nuevas tras el horrible desastre.
Paseando por la isla, llegamos a Loh Samah Bay, desde donde pudimos divisar un islote rodeado de coral, en el que luego haríamos snorkel.
Hicimos en total 4 paradas para disfrutar de los peces de colores y mi obsesión era buscar anémonas para poder ver peces payaso. Finalmente, en una zona llamada Straight Rock, ¡lo conseguimos! La corriente era fuerte en esa parte de la isla, y el agua pegaba contra la roca, pero eso no nos hizo desistir. Realmente mereció la pena.
Me parecieron increíbles los efectos del mar y las formas que ha ido dando con el paso del tiempo a las formaciones rocosas de la zona. Podías intuir montañas como si fueran figuras conocidas: tortugas, camellos… ¡Lo que hace la imaginación!
Por supuesto, no podíamos dejarnos la Playa de los Monos. En cuanto bajas del barco y pisas la orilla, no hay duda del por qué de su nombre. Unos 20 monos aparecen corriendo, te miran y no paran de pedir comida. Nos advierten que son monos salvajes, y que no nos fiemos de sus monerías. Sacas un cacahuete y delicadamente, el mono lo coge y se lo come. Es más que evidente que esos monos no van a dejar nunca de vivir en esa playa de Koh Phi Phi. ¡Son los reyes del lugar! Fue una parada muy turística, pero los monos me encantaron.
A las 4 de la tarde estábamos de vuelta.
La excursión a las islas Koh Phi Phi dejó imágenes imborrables. Si decidís visitar el sur de Tailandia, no dudéis ni un momento el conocer estas islas, eso sí, ¡al amanecer!