La última vez que fui a que un profesional me hiciera la manicura (tampoco es que vaya todos los días) le comenté que de un tiempo a esta parte tenía las manos muy resecas y por mucha hidrante que me pusiese nunca conseguía tenerlas suaves, sobre todo por la zona de las cutículas. La respuesta que me dio fue que seguramente la lana era la principal causa de que mis manos estuvieran tan secas. No me preguntéis el por qué, porque no me dio una razón, lo que si me dijo es que su madre también tejía y tenía el mismo problema y que había descubierto un remedio casero para que sus manos estuviesen suaves.
Sólo necesitamos dos ingredientes que todos tenemos en nuestras casas, aceite de oliva y azúcar.
Mezclamos una cucharada de azúcar con unas gotas de aceite y nos lo aplicamos por las manos, frotando e insistiendo en las zonas más secas.
Después nos lavamos las manos con agua y jabón, las secamos con una toalla y nos aplicamos nuestra crema hidratante habitual.
Yo lo suelo hacer unas tres veces por semana y desde que utilizo este remedio casero tengo las manos estupendas. Por supuesto no hace falta ser tejedora para utilizar este remedio, ya que todos nos deberíamos exfoliar las manos de vez en cuando.
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