Hoy, más que nunca, fuerzas globales determinan nuestras vidas.
Nuestros trabajos, nuestra salud, nuestra vivienda, nuestra educación y nuestras pensiones están controladas por los bancos internacionales, el mercado, los paraísos fiscales, las corporaciones y las crisis financieras.
Nuestro medio ambiente está siendo destruido por contaminación en otros continentes.
Nuestra seguridad la determinan las guerras y el comercio de armas, drogas y recursos naturales que benefician a personas fuera de nuestras fronteras.
Estamos perdiendo el control sobre nuestras vidas.
Esto debe terminar.
Esto va a terminar.
Los ciudadanos del mundo debemos recuperar el control sobre las decisiones que nos afectan a todos los niveles - de global a local.
Esto es democracia global.
Esto es lo que hoy exigimos.