Revista Opinión

Exiliados en democracia

Publicado el 06 diciembre 2011 por Cronicasbarbaras

Llevamos tres cuartos de siglo lamentando el exilio de los intelectuales españoles que huyeron de Franco y no observamos que está reproduciéndose la huida por el acoso nacionalista a las mejores mentes del País Vasco y Cataluña.

Esta última semana fueron noticia dos de esos exiliados: el primero, Fernando Aramburu, escritor vasco galardonado con el Premio Tusquets de Novela 2011, y el segundo, el lúcido escritor catalán Félix de Azúa.

El caso de Fernando Aramburu, de 55 años, es dramático. Se exilió en Alemania hace 26 años. Huía de la opresión en su tierra, como quizás otros 200.000 conciudadanos, en la que se exponía a ser asesinado si describía lo que narra su novela premiada, “Años lentos”.

Una iglesia católica vasca que azuzaba a los nacionalistas moderados y a los etarras, y todos ellos creando un ambiente oscuro y terrorífico para quienes no compartían su fanatismo religioso-patriótico-ideológico.

Premiado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), el jurado valoró “la narración dickensiana de una infancia en los años sesenta en el País Vasco”.

La novela debe ser muy buena para que una escritora progresí miembro del jurado, la radical izquierdista Almudena Grandes, haya permitido esta concesión.

El caso de Félix de Azúa, 67 años, es turbador. Catedrático, escritor, analista, poeta, perteneció a la “gauche divina” que popularizó la abireta cultura barcelonesa de los 1960.

Acaba de exiliarse en Madrid: “No quiero que mi hija sea educada en Cataluña. No deseo que la eduquen unos ideólogos (…) y que me suceda como a un amigo cuando su hijo de ocho años le preguntó: “Papá, ¿nosotros qué somos, catalanes o fachas?”

No quiere que su hija sea sometida a la “vigilancia extrema de los comisarios políticos del nacionalismo”.

Mentes libres exiliadas. Para algunas, como con Franco.

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