Revista Viajes
Hace unas semanas el programa de TVE Españoles en el mundo viajaba por Polinesia. Me enamoré de su paisaje. De su tranquilidad. De la espiritualidad que destilaba. Me acordé de Pala, de la Isla de Perdidos, de Gauguin, de sus mujeres, sus colores, la luz del archipiélago. Y entonces pensé en mi propio retiro espiritual. Acabar allí tus días, como acabó el pintor francés, debe ser un tránsito mucho más acogedor que el que pueda procurar un entorno con alcantarillado: un entorno urbano, occidental, como el de Madrid, con sus palomas y sus ratas.
Pero, a decir verdad, lo de Gauguin fue una expcepción: si no hubiera podido vivir de su pintura habría tenido que emprender un negocio o trabajar duro para poder disfrutar del camino hacia el fin... como han tenido que hacer todos los españoles que entrevistaban en el programa...