Los niños con inmunodeficiencia severa combinada, conocidos «niños burbuja», podría por fin disponer de un tratamiento efectivo. Desde hace años se investiga en un tratamiento genético para esta enfermedad, que afecta a uno de cada 100.000 niños, y que consiste en la incapacidad del recién nacido de desarrollar su sistema inmunológico con normalidad, lo que los hace susceptibles a cualquier patógeno y reduce su esperanza de vida a los dos años de vida, además de someterles a un permanente aislamiento con el mundo que les impide hacer una vida normal.
Ahora, según un trabajo que publica la revista Blood, un equipo de investigadores de EE.UU., de los Institutos Nacionales de Salud, la Universidad de California-UCLA, y el Hospital de Niños de Los Ángeles (EE.UU.), una innovadora terapia génica, basada en la combinación de múltiples terapias , es capaz de recuperar la función inmunológica en los afectados.
Hace apenas 1 año, dos estudios publicados en Science Translational Medicine demostraron que la terapia génica había logrado restaurar la función inmune en 13 «niños burbuja», de los 16 que participaron en los estudios. Con los nuevos datos que presenta el estudio publicado en Blood, es posible que los niños burbuja están más cerca de poder salir de su obligado aislamiento.
Escepticismo
Sin embargo, este tipo de tratamiento lleva años analizándose y ha protagonizado algunos éxitos, pero también varios fracasos -un ensayo tuvo que suspenderse porque algunos niños desarrollaron leucemia-, por lo que muchos científicos son bastante escépticos al respecto. El nuevo ensayo, que se inició hace 11 años, demuestra que su aproximación es eficaz.
Aunque es poco común, la inmunodeficiencia severa combinada se hizo mundialmente famosa por el caso del niño burbuja David Vetter, que vivió durante 13 años en una burbuja de plástico para protegerse de las infecciones. Tras un fracaso trasplante de médula ósea, con el que los médicos esperaban reparar su sistema inmunológico, falleció.
Gen ADA
Sus causas son múltiples; en el caso de los niños de este trabajo, afectados por un tipo que deficiencia que supone el 15 por ciento de todos los casos, se produce porque carecen del gen que codifica la proteína adenosina deaminasa o ADA. Sin ADA, o con una forma mutada, se destruye el sistema inmune lo que convierte a estos niños en presa fácil para cualquier patógeno. En estos casos, la única solución, si hay un hermano cuya sangre es compatible con la del paciente, se puede realizar un trasplante de médula ósea. Si no, se debe administrar una forma de la enzima con regularidad para mantener el sistema inmunitario. «Hasta ahora, los médicos han tenido pocas opciones de tratamiento», señala Dan Kastner, director científico del National Human Genome Research Institute.
La terapia génica pretende integrar genes funcionales en el organismo para compensar a los genes defectuosos. En este caso, insertaron una copia sana del gen ADA – hasta ahora, el éxito de la terapia génica se ha limitado a 10 niños en Europa-. Ahora, después de 11 años de investigación, tres niños que recibieron una forma optimizada de la terapia génica han experimentado una mejoría en su salud durante de cinco años y no han requerido las inyecciones de reemplazo enzimático.
Quimioterapia
La investigación se llevó a cabo en 10 pacientes; cuatro siguieron recibiendo terapia de sustitución enzimática durante todo el procedimiento y aunque no experimentaron efectos adversos, tampoco una mejora en la función del gen ADA. Así que los investigadores modificaron su enfoque en 6 pacientes, e interrumpieron la terapia de reemplazo, al mismo tiempo que administraban una dosis baja de una quimioterapia para reducir las células madre de la médula ósea con el fin de crear espacio para las células madre corregidas de genes. «Este paso resultó ser importante – explica Fabio Candotti-. Mediante el ajuste de la dosis de quimioterapia, encontramos su nivel óptimo para potenciar la eficacia de las células madre corregidas». En una segunda fase del estudio, a la que se han sumado otros ocho niños, la mayoría menores de 1 año, estamos observando tasas de respuesta más favorables a la terapia, añade Candotti.
Fuente: ABC