Revista Coaching

Éxito, felicidad y buena suerte

Por Ksibe

2010: A year plenty of Hopes...  // 2010: Un año lleno de esperanzas por pasotraspaso.

Cuando nos presentan una persona como alguien que ha triunfado profesionalmente, en seguida pensamos que es una persona afortunada y feliz, alguien a quien la vida le sonríe. Tres conceptos (éxito, fortuna y felicidad) que tendemos a relacionar como si existiera un nexo común a todos ellos.

A lo largo de mi carrera profesional he tenido la ocasión de conocer emprendedores por cuenta propia que han conseguido consolidar su proyecto, y ejecutivos de empresas multinacionales con multitud de empleados a su cargo. Personas que en un momento de su vida habían conseguido el éxito profesional y gozaban de un prestigio social que les convertía en la admiración y/o envidia de sus allegados y conocidos.
Mi inquietud por descubrir el camino hacia el éxito profesional, me llevaba tiempo atrás a preguntarles por su receta mágica. Esfuerzo, perseverancia y algo de suerte en el caso de los directivos, además de mucha ilusión en el caso de los emprendedores, eran las respuestas más habituales.
Casualidades de la vida, o no, años después me he ido reencontrando de nuevo con la mayoría de esos profesionales de éxito. Mis inquietudes han cambiado por lo que ahora mis cuestiones están más en la línea de saber si haber conseguido el éxito (profesional) les ha hecho más felices y si el éxito ha repercutido en su vida personal. Muchos son los que suelen "salirse por la tangente" y desvían la conversación hacia otros temas no tan incómodos. Algunos de los que no evaden la cuestión reconocen que "en esta vida no se puede tener todo" y los menos son los que responden positivamente a ambas cuestiones.
Entonces, ¿porque seguimos tan emperrados en conseguir el éxito profesional cuando parece evidente que no nos hace ser más felices? ¿Porque nos preocupamos tanto si pasan los años y no alcanzamos las expectativas profesionales que nos hemos fijado? ¿Será porque lo contrario al éxito es el fracaso? algo tan extremadamente mal visto en nuestra sociedad (entendiendo por nuestra, la de éste nuestro país) que evitamos como sea reconocer que no hemos triunfado.
Con el paso del tiempo he comprobado que el éxito profesional no garantiza la felicidad, y en muchos casos tampoco ayuda. El error, nuestro principal error, es pensar que la felicidad es una meta, un objetivo al que debemos llegar más tarde o más temprano y que el éxito profesional es un medio para conseguir ese objetivo. La felicidad no es más que un estado de ánimo temporal que nos obliga a renovar nuestras ilusiones permanentemente.
Pensar en el éxito profesional con una perspectiva de máximos, como algo que nos otorga un status de superioridad sobre los demás, también es un error. El éxito profesional debe afrontarse desde una perspectiva de mínimos. Entenderse como una actividad profesional con la que, en mayor o menor medida, nos sentimos cómodos, que nos permite cubrir las necesidades de nuestra economía doméstica y que no nos obliga a renunciar a las cosas que para nosotros son importantes.

Otro error es pensar que la buena suerte solo llama a la puerta de los que tienen éxito. La suerte, la buena suerte, existe pero hay que salir a buscarla.
El período estival, puede ser una buena época para reflexionar sobre el triunvirato éxito, felicidad y buena suerte. Aquellos que se animen les recomiendo las lecturas de “El arte de la vida” de Zygmunt Bauman, “El hombre que tuvo la fortuna de fracasar” de Jose Luis Montes, y “La buena suerte” de Alex Rovira y Fernando Trias de Bes.

Éxito, felicidad y buena suerte

Foto: Flickr


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