EXPERIENCIA DE UN LOCO.
PROLOGO
Me encontraba ahí.
Solo.
Frente a una puerta de vidrio, que reflejaba la imagen de mi cuerpo vulnerable.
Pálido y desnudo.
Mis huesudas manos, temblaban, ante la tentación de entrar a aquel pórtico único, que flotaba en soledad dentro de una oscuridad absoluta.
Un lugar aislado, donde el tiempo y el espacio son una ilusión, que se distorsiona ante el dulce contexto que grita cada personaje que lo habita.
La puerta.
Era lo único visible., atorada entre la atmósfera de una zona fría y silenciosa.
No importaba por donde la viera, ni cuantas veces lo hiciera.
Era solo una puerta.
La cual no tardo en abrirse al detectar mi presencia, sin sonido alguno.
Un viento suave me recibió con un abrazo.
Envolviéndome en una invitación innegable.
Enredando el cabello no existente de mi calva cabeza.
Susurrándome con una voz dulce de madre.
Con los pulmones llenos de coraje y las venas ardientes de curiosidad, entré a aquella habitación sin titubear.
La luz blanca cegó por un instante mi vista hambrienta.
El profundo silencio se desgarraba con el sonido de mis pies descalzos sobre el frió suelo.
Miré alrededor.
Con una determinación inconsciente, me desplace con una lentitud pesada, y me postré ante la primera gran pieza que encontré ubicada a mi izquierda.
Colgada en un muro aperado, de una habitación color marfil, de techos y suelo de titanio.
Hallé una bella escena.