Revista En Femenino

Experiencias de parto

Por Ladya
Como solo he parido una vez y mi experiencia fue la que fue, me interesa mucho conocer otras experiencias de parto, ya que, si consigo convencer a PapadeAlex, me gustaría poder tener algún día otro hijo/a.
Así que, hace unos días, les envié un emilio ( conocido vulgarmente como e-mail ) a mis compis de postparto por si alguna se animaba a contar su parto en mi blog.
Por ahora me ha respondido una de mis amigas y aquí os dejo su historia. Espero que os guste y, de paso, os animo a las que me leéis y no tenéis blog, a compartir vuestra historia de parto aquí. Estaré encantada de publicarlas!!!
Y, a las que tenéis blog, os invito a compartir vuestra experiencia en vuestros blogs, para que así, las futuras mamis que no leas tengan una visión real del parto.
Este escrito es una cosa que teníamos pendiente desde que nació nuestra hija. Hoy tiene 2 meses, se llama C y a veces me parece mentira que, hasta hace tan poco, vivía dentro de mi. Escribo esto fundamentalmente, por no olvidar, por guardar un registro de lo que ha sido la experiencia más potente de mi vida y probablemente de mi pareja.   El embarazo fue muy bueno, plácido y sin sobresaltos. Fui muy afortunada. A, mi compañero, me acompañó en todos y cada uno de los momentos, vivió el embarazo como propio... pero sin barriga.   Pasamos todo el verano de bricolaje en casa, conscientes de que cuando C naciera tendríamos poco tiempo; esto ayudó a que yo aumentara muy poco de peso lo que, supongo, facilitó las cosas al momento del parto.   Al final estaba agotada, estaba "al borde de la fatiga de materiales", sentía que mi cuerpo no resistiría más barriga. Parí con retraso, con 41.3 semanas. Cuando cumplí las 40 semanas me visitó una ginecóloga y me dijo: "esto está muy verde todavía", con la consiguiente desilusión por mi parte - quería que naciera, quería ver su carita -. Así que comenzaron los monitoreos y los tactos cada 2 días.   Por mi parte caminaba mucho, mucho cada día, para ayudar un poco al proceso (además de subir los 5 pisos que hay hasta mi casa). Estaba cada vez más impaciente porque además de querer abrazar a mi hija, tenía a mis padres aquí (no viven en España), habían venido de tan lejos!! ¿tendrían que irse sin ver a su nieta? De hecho, la compañera de mi padre tuvo que irse antes del parto.   Cuando por fin me puse de parto, se me puso en la cabeza que no quería que me enviasen de vuelta a casa!!! Llevaba 3 días seguidos yendo a la Maternitat, entre controles y una falsa urgencia... Estaba harta, tenía claro que la próxima vez que fuera, sería para quedarme!!! Esta decisión fue clave.   Comenzaron las contracciones en la mañana, fui al hospital porque tenía control (¡otro más!), estaba todo bien, pero aún faltaba mucho según ellos, esas contracciones no eran de parto - y a mi ya me dolían bastante, no sabía lo que venía!! - así que... vuelta a casa.   Los 5 pisos hicieron efecto. Mientras A y mi madre comían (serían las 3 de la tarde) yo estaba en mi habitación con mis contracciones, que aumentaban en frecuencia e intensidad, y entrando en una especie de trance con las hormonas. Al rato llegó mi padre y se produjo una escena preciosa y llena de simbolismo para mi: mis padres y el padre de mi hija acompañándome y ayudándome en mi proceso de parto. Me hacían masajes, tomaban el tiempo de las contracciones. Y mientras mi madre insistía en que nos fuéramos yo insistía en que no quería que me enviasen de vuelta a casa.   Esperamos y aguanté. Cuando sentí el impulso de pujar entendí que teníamos que irnos.   Rompí aguas cuando bajaba las escaleras ayudada por mis padres. A corría por un taxi. En el camino, el taxista miraba por el retrovisor con pánico, yo me retorcía y A le tranquilizaba diciéndole "usted tranquilo que no estamos de parto todavía".   Al llegar a la Maternitat fue todo muy rápido. Entré en Urgencias sola, deseando que entrara A urgentemente con sus masajes. Me pasaron muy rápido al paritorio... Había llegado con 8 cm. de dilatación!!!   Durante el embarazo yo había manisfestado "Intención de Parto Natural", pero cuando me ofrecieron la anestesia lo pensé, estaba muy cansada, A aún no entraba y yo con "el colocón" que llevaba no pensaba con claridad, dije que si. Por suerte estaba allí María, que asistiría a la comadrona durante mi parto. Me dijo, con mucha seguridad, que lo peor ya había pasado, que más dolor que el que había aguantado durante la dilatación en casa no sentiría. Le creí, rechacé la peridural, parí solo con la ayuda de mi pareja y la guía de la dulce Nadia (la comadrona) y la inolvidable María.   Tuvo razón, el dolor no fue a más y fue fantástico sentir, trabajar y recibir a C con todo mi cuerpo, con todos mis sentidos y con toda mi fuerza.   Agradecemos a  Pepi y sus cursos de pre y post-parto y agradecemos a la vida por este regalo de ser padres.            

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