Este fin de semana conversando con un gran amigo, recordé muchas cosas que habíamos pasado juntos en la adolescencia. Esta etapa no es que fuera la más sensata en mi vida, pero viví cosas geniales y otras no tanto, creo, como todos.
Algunas veces
recuerdo esto: Cuando tenía 14 años fui víctima de un amor platónico.... me gustaba el hermano del amigo de mi hermano (suena a trabalenguas..haha) y cada vez que pasaba por su tienda, me seguía de largo con una actitud nerviosa, acelerada o hasta fingiendo desinterés (la típica). Así pasaron los días, semanas, meses y un buen día en medio de la clase, decidí que por primera vez le hablaría o al menos lo intentaría, pero ¿podría hacerlo? Ay seguro! ..eso creía!Ring, ring! Hora de salida. Mientras guardaba mis cosas pensaba en como sería mi alucinado encuentro, así que decidida me dirigí a la puerta de la calle avanzando desmedidamente y al estar a una cuadra del lugar donde sellaría según yo mi destino, empecé a desacelerar mis pasos caminando despacito como esperando que se alargue la calle. Cuando menos me di cuenta ya estaba frente de la tienda de aquel muchacho.....mmmmmmmmmm.....Lo que viene fue suficiente para tenerlo en la galería de los "recuerdos tortuosos de Katha Puga". Me paré bruscamente y cuando iba a preguntar sobre cualquier cosa, sólo atine a mirarlo por 5 segundos increíblemente eternos sin decir palabra alguna. Jamas volví por ese camino. Y aunque nunca supe su nombre ni él probablemente el mío, fue bonito tener esa ilusión, descubriendo un amor distinto al que le tenía a mis padres, hermanos o amigos.Con el tiempo note que no era la única en pasar una situación similar, al parecer más de uno dentro de su historia ha vivido una ilusión platónica tan rara como la mia. Cambio y fuera.