Revista Opinión

Experiencias inexplicables

Publicado el 06 diciembre 2019 por Carlosgu82

Comenté con un amigo ciertas experiencias inexplicables que todos hemos tenido. Entre muchos ejemplos, este: una pequeña réplica de mi cinta azul de licenciado estaba en la mesa de la sala de mi casa, sobre una vieja máquina de escribir. Poco antes de que muriera mi abuela, mi tía y mi madre estaban viendo televisión. Dicen que la cinta empezó a moverse, como si una mano la levantara. Cayó al suelo y nunca más apareció. Es un piso de mosaico, no hay hendiduras. La mesa estaba en el centro de la sala, no quedó oculta en ningún rincón. Recuerdo que mi licenciatura fue una de las últimas alegrías de mi abuela. Murió durante el lapso entre la aprobación de mis exámenes y mi graduación. No llegó al día de mi graduación. Es como si hubiese querido llevarse la cinta. Algo extraño porque ella estaba bien ese día, era ciega, no podía localizar la sala ni la cinta si nos atenemos a su «alma racional».

En otra ocasión llamé a una amiga enferma a su casa. Alguien descolgó el teléfono y sollozó al oír mi voz, luego tiró el aparato. Dos días después me aseguraron que en la fecha y hora en que llamé, la casa estaba vacía. No mucho tiempo después visite a una vecina que había sufrido un infarto. Una mujer joven iba unos 50 metros delante de mí. Abrió el portón de la casa de la vecina. Yo la seguí, encontré todos los portones abiertos y toqué la puerta. Al abrirme, todos se sorprendieron de que hubiese llegado hasta allí porque los portones estaban cerrados siempre. Les dije que los había abierto la muchacha que me antecedía. Yo creí que se trataba de una pariente de ellos desconocida para mí. Buscaron por toda la casa y no encontraron a nadie. Hay más cosas en el cielo y en la tierra que las que sueña tu filosofía… dijo Hamlet a Horacio.

Creo que la teología católica ha hecho una filosofía «conveniente». Las almas son inmateriales, cuando morimos, van a la presencia de Dios, no pueden actuar sobre este mundo ni entre ellas, porque no tienen ojos ni oídos… tienen que esperar a la resurrección de los muertos para ser completas. No crean nada porque son inmateriales, los ángeles tampoco crean nada, pero Dios, primera causa inmaterial, sí puede crear, ver, oír, sentir amar y pensar como si tuviera cuerpo, sin tenerlo… Es una filosofía conveniente, hay un ser que tiene control absoluto, sólo él crea cosas, sólo él interviene en el mundo… Recuerdo a un sacerdote clamando contra cualquier aparición fantasmagórica o diabólica, las almas van a presencia de Dios, decía, no pueden quedarse aquí… igual con los demonios, Cristo dio su sangre para liberarnos de ellos, no pueden poseernos ni intervenir en nuestras vidas… Es un mundo tan seguro como cuando juraban que la Tierra era el centro del universo y no había cambios en las esferas celestes, estas eran custodiadas por ángeles… Se equivocaron, hay incontables meteoritos y cometas que nos amenazan y la Tierra ha pasado por periódicas destrucciones… Tal vez haya un mundo espiritual o supramaterial que, como los desconocidos meteoritos para los medievales, nos amenacen sin que nos demos cuenta y se manifieste de vez en cuando, quizá se trate de las otras dimensiones de que habla la física actual, tal vez las rozamos de vez en cuando y ellas a nosotros.


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