Viene del post anterior...http://elanestesiologo.blogspot.pe/2017/04/caso-de-negligencia-medica-en-anestesia_25.html
No son infrecuentes casos de una gasa que se queda por olvido o error de conteo dentro de la cavidad peritoneal tras una intervención quirúrgica como una cesárea. Esa gasa causó una peritonitis generalizada purulenta (inflamación aguda del peritoneo -membrana serosa que recubre cavidad abdominal y vísceras ahí contenidas- con presencia de pus).
De ahí se produjo una bacteremia (presencia de bacterias en la sangre) y una sepsis, que es una respuesta inflamatoria en todo el organismo a la infección, caracterizada por fiebre, taquicardia, hipotensión arterial, alteración de la coagulación sanguínea, etc.
La posible razón de la amputación de manos y piernas.
De una sepsis severa surge el llamado shock séptico, que implica un estado de hipotensión arterial y taquicardia severas, más disfunción multi-orgánica, que no responden a la administración de drogas vasopresoras comunes ni a la reposición de fluidos.
En el shock séptico, el paciente debe ser trasladado a una unidad de cuidados intensivos y ahí, para poder recuperar la presión arterial, se acude a la administración de drogas vaso-constrictoras muy potentes como la noradrenalina, en infusión contínua y a altas dosis.
La noradrenalina hace que las arterias se contraigan (disminuye su diámetro) para que así aumente la presión con la que la sangre circula.
Pero, con esa disminución en el diámetro de las arterias, la irrigación se torna insuficiente en tejidos distales ("lejanos") como los dedos de manos y pies. Mientras más tiempo se requiere noradrenalina para mantener presión arterial, más tiempo se ve comprometida la circulación en la parte distal de miembros superiores e inferiores.
Al final, la pérdida de suministro sanguíneo causa gangrena, o sea, la muerte del tejido. Sólo queda la amputación de la mano y/o pie comprometidos para evitar que la gangrena se siga expandiendo.
Aparentemente el shock séptico fue muy severo y resistente a la terapia intensiva, requirió muchos días de infusión de noradrenalina para ceder. O tal vez las dosis fueron muy altas, o puede ser que se administró mucho más tiempo del estrictamente necesario. No se puede saber.
Lo que sí debemos saber es que hay que tener mucho cuidado con la noradrenalina. No debemos utilizarla de rutina. Sólo se justifica su uso en pacientes críticos y para subir la presión arterial media hasta 50 mmHg. Una vez que se logra este valor se debe iniciar su retiro progresivo.
Y pensar que una vez durante un conversatorio sobre anestesia cardíaca en la SPAAR, un pequeño colega de una clínica anglo-sajona (o algo así), a quien le gusta mucho la "simulación", se jactaba de que "le iba muy bien con la noradrenalina cuando la usaba de rutina para compensar la hipotensión producida por la asociación propofol/remifentanilo en sus anestesias".
La ignorancia es atrevida.