Estudiar los entresijos presupuestarios de algo tan complejo como la Generalidad catalana requiere preparación y paciencia, virtudes demostradas por Segundo Sanz, periodista del digital “Vozpopuli”, el descubrir que Artur Mas destina 10.800 millones de sus Presupuestos en todos los sistemas del “Estado paralelo” que prepara la independencia.
Es un dato escalofriante que afecta a la estabilidad de España, y que demuestra a qué dispendio inaceptable llega la aventura: esa cantidad es más de un tercio de los 29.041 millones de euros de los gastos de esa Comunicad en 2014.
Así se explica que Cataluña haya acumulado una deuda de 63.000 millones de euros, cifra que sigue creciendo.
Y no se explica, al contrario, que ahora el Gobierno se proponga perdonarle los intereses de la parte de esa deuda con el Estado, unos 1.700 millones de euros.
La pérdida de algunos servicios públicos sufrida en toda España atribuida a la crisis económica se emplea en sufragar, al menos parcialmente, la organización de Catalunya-Catalonia, país independiente y seguramente inviable.
El gobierno de Mariano Rajoy, a través del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, nos hace pagar el independentismo catalán y la oposición les llama franquistas.
Si lo fueran habrían llenado Barcelona de tanques y soldados el pasado 9 de noviembre para impedir la fracasada consulta independentista.
E incluso si el mismo José María Aznar lo hubiera sido no habría suicidado el concepto de Estado cediéndoles a los nacionalistas la educación y la sanidad.
Porque todas estas corrientes separatistas eclosionaron, primero, en los niños, luego jóvenes, a los que desde principios de este siglo se les enseñó que “Espanya ens roba”.
Cuando el nacionalismo ens roba a los españoles, empezando con los propios catalanes, ¿verdad señores Pujol, Mas y demás famiglias de prósperos estraperlistas durante el franquismo?
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SALAS