Este fin de semana se ha celebrado en Madrid una nueva edición de Expomanga, la convención dedicada a la cultura japonesa y en particular a su forma de entender el cómic.
Curiosamente, lo que más me ha llamado la atención frente a años anteriores ha sido la afluencia masiva al evento. Desde el momento en que abría el recinto hasta su cierre se generaban interminables colas para comprar entradas (que han aumentado su precio de 3 a 4 € respecto a ediciones pasadas). Como anécdota personal, en una de las mencionadas esperas me tocó sufrir a un tuercebotas que, en un alarde de desconsideración hacia los demás, se dedicó a fumar ciertas drogas delante de los presentes que aguardábamos pacientes aguantando condiciones climatológicas no muy favorables.
Dentro del recinto, las aglomeraciones dificultaban el paso entre los stands, que ofrecían merchandising relacionado con todo tipo de colecciones. Cada año se nota más que la intención de gran parte del público que acude a este tipo de salones no es hacerse con números atrasados o novedades, sino poder disfrazarse de sus personajes favoritos, regalar abrazos y fotografiarse con otros asistentes, lo cual da lugar a infinidad de cosplays de lo más vistosos.
Por mi parte, conseguí encontrarme con AZA, quien tuvo la amabilidad de dedicarme el cuarto tomo de la más que recomendable Pardillos, el cual presentaba en primicia en este Expomanga y que prueba de nuevo la admiración que su autor siente por Perdidos. También me llamaron la atención las exposiciones centradas en autores españoles de manga, así como la presentación de la editorial Glénat de la próxima publicación de la línea Gaijin, en la que dichos autores tendrán ocasión de demostrar su talento con series diversas.
En resumen, una edición bastante más caótica que las anteriores, con subida de precios incluida y un primer vistazo a propuestas interesantes. Además, este año también agradezco a Oneyros que me consiguiese acceso al recinto.