Desnudo en la playa de Portici, Mariano Fortuny.
La mitad de las obras expuestas no se han visto con regularidad en el Museo del Prado durante los últimos años. Conservadas en los almacenes o depositadas en otras instituciones, han cedido el paso a otras más famosas y populares, aunque no por ello sean menos interesantes ni menos bellas. Recursos diferentes a los habituales, como ventanas, cámaras oscuras o el colgado de las obras a la altura de los ojos del visitante, permitirán disfrutar en detalle de estos cuadros y esculturas.
Las obras expuestas se ordenan a lo largo de diecisiete salas a través de un recorrido que comienza a finales del siglo II, pasa por el siglo XV en Italia, Francia y los Países Bajos, y culmina a fines del siglo XIX en España. Los visitantes podrán disfrutar desde obras de Fra Angelico, Mantegna o Durero, hasta cuadros de Fortuny o Madrazo.
El Museo ha limpiado y restaurado las obras para que los espectadores puedan apreciar toda la belleza que encierra la pintura y la escultura de este formato.