Nuestra Hermandad participa en la exposición aportando diverso material documental y fotográfico que muestra la vinculación del compositor sevillano y su familia con la Divina Pastora de Cantillana.
Hoy miércoles 9 de abril, a las 19 horas, se inaugurará en Sevilla la exposición " Miradas de Turina a las cofradías de Sevilla" en el Centro Cultural Cajasol (C/ Laraña, 4) en la que se podrá disfrutar de la faceta más desconocida del compositor, su afición por la imagen y la fotografía, a la par que, a través de sus objetos personales y otros cedidos por instituciones y particulares, se abordará del mismo modo su religiosidad y su vinculación con contadas hermandades entra las que destacan la Hermandad de Pasión, del Amparo, de las Penas de San Vicente, El Valle, el Gran Poder y la Esperanza Macarena de Madrid, la Vera-Cruz de Sanlúcar de Barrameda y la Divina Pastora de Cantillana.
Precisamente nuestra hermandad participa en esta muestra aportando el libro de hermanas donde figuran inscritas Joaquina Vargas Jiménez y Concepción Pérez y Vargas, abuela y madre del compositor, que se podrá ver junto a la partitura de la copla dedicada a nuestra titular, compuesta en agosto de 1900 (Plegaria para voces y piano. Op.22). También podrán contemplarse en esta exposición un antiguo ejemplar de la Novena a la Divina Pastora que perteneció a la abuela de Joaquín Turina y un cuadro con la primera fotografía conocida de la Divina Pastora (Ca. 1865) perteneciente también a su familia, junto con una fotografía de su madre, que además de ser hermana de la Divina Pastora, perteneció también al Coro de mujeres.
La exposición estará abierta al público desde su inauguración hasta el próximo 27 de abril, si bien durante la Semana Santa podrá visitarse en horario de mañana.
Podrán contemplarse cincuenta fotografías tomadas por Turina a hermandades y cofradías de Sevilla, así como parte de su colección de postales. Del mismo modo serán expuestas las partituras de toda su obra religiosa, así como curiosos objetos personales y otros cedidos entre los que destacan el recién restaurado lienzo, Martínez Montañés viendo pasar al Señor de Pasión, del padre del compositor, el pintor costumbrista Joaquín Turina y Areal. Como no podía ser de otra forma, habrá también una sección dedicada a las fuentes de las que la Banda de Música del Sol se ha valido para llevar a cabo su nuevo disco 'A medianoche, música en las cofradías de Sevilla en el entorno de Joaquín Turina'.
A las 20.00 se ofrecerá una visita guiada y a las 21,00 horas dará comienzo el concierto inaugural, titulado Música en las cofradías de Sevilla en el entorno de Joaquín Turina. De entrada libre hasta completar aforo, contará con la participación del pianista Ignacio Torner, que tocará las piezas 'El Jueves Santo a medianoche' de Joaquín Turina, 'Soleá, dame la mano' de Manuel Font de Anta y 'Virgen del Valle' de Vicente Gómez-Zarzuela. Además interpretará junto a la soprano sanluqueña Sara Rosique la 'Saeta en forma de salve a la Virgen de la Esperanza' de Joaquín Turina con letra de los hermanos Álvarez Quintero, y junto a la cantaora Joana Jiménez interpretará la marcha y saeta de la escena de la Plazoleta de Sevilla en la noche del Jueves al Viernes Santo de la ópera Margot de Joaquín Turina.
Horario: De 11 a 14 y de 18 a 21 h; domingos de 11 a 14 h.
Horario especial de Semana Santa: de 11 a 14 h.
JOAQUÍN TURINA Y LA DIVINA PASTORA DE CANTILLANA
En el año 1900, Joaquín Turina compone la plegaria A la Divina Pastora, su única creación dedicada exclusivamente a una imagen de Cantillana. Desde hacía muchos años tenía conocimiento de la posible existencia de una composición de Turina dedicada a la Pastora cantillanera; sin embargo, dicha partitura no aparecía en el archivo musical de la hermandad. Sólo en el índice del antiguo libro de música de la Hermandad de la Divina Pastora, recopilado por Manuel Carretero, aparecen reflejadas unas Coplas a la Divina Pastora por Joaquín Turina. En conversaciones con Florencio Arias Solís, valoramos muy seriamente la posibilidad de llevar a cabo algunas investigaciones encaminadas a localizar la antigua copla de Turina que, según antiguas y ya más que fidedignas fuentes orales, daban por salida de las manos de tan ilustre compositor.
Ocupaciones laborales y personales fueron aparcando de forma intermitente nuestro objetivo, aunque nunca cayó en el olvido y, bien juntos o por separado, no cejamos en nuestro empeño. Hace unos años, en compañía de mi mujer, me dirigía a un taller de encuadernación situado en el casco antiguo de la ciudad de Sevilla. Nuestra impuntualidad se tornó providencial y el casual incumplimiento de un horario comercial hizo que nos fuésemos a hacer tiempo a una librería cercana. Ojeando los lomos de los libros que descansaban sobre sus anaqueles, reparamos enseguida en unos sobre el gran músico Joaquín Turina. Mi mujer sugirió no desperdiciar la oportunidad y mirar con lupa las hojas de aquellos polvorientos libros. Finalmente, Mercedes Lomas Campos, nombre completo de mi mujer, consiguió leer, en uno de aquellos libros, una relación de obras de Turina anteriores a 1907, dentro de la cual figuraba una plegaria con el título A la Divina Pastora. No había dudas y no podía ser de otra manera: aquel título tenía que ser el de la antigua copla que, para ser cantada en su novena, había escrito Turina en honor de la entrañable Pastora de Cantillana.
Una vez contenido el júbilo inicial, nos pusimos en contacto con la familia del músico, depositaria de su obra y residente en Madrid. Había que comprobar si existía la partitura original en los fondos del Archivo Turina y, si así era, buscar la mejor manera de conseguir una copia. Aunque al principio las noticias fueron desalentadoras, pronto se tornaron en reconfortantes, pues recibimos respuesta afirmativa por Alfredo Morán Rojo, yerno de Turina y gran estudioso e impulsor de la obra de su suegro. Alfredo Morán me comentó la existencia de dicha partitura en el archivo referido y que no tendría inconveniente en enviarme lo más rápidamente posible, por correo, una copia de la misma. Así lo hizo y ya la plegaria de Joaquín Turina A la Divina Pastora vuelve a enriquecer el rico y variado legado musical de la hermandad de la Divina Pastora, figurando nuevamente como una de las principales piezas que conforman su antiguo archivo. A Alfredo Morán, casado con Obdulia Turina Garzón, mi más sincera gratitud. Desde un principio, todo fueron facilidades y extrema amabilidad. Enseguida captó mi especial interés por localizar tan ansiada obra, comprendiendo de inmediato, por mis exageradas y apasionadas explicaciones, el porqué de tan bucólico título para una obra que consideraba hasta entonces de origen incierto. Sólo pidió a cambio y muy modestamente, que se le enviara una grabación de la misma una vez que se interpretara.
Joaquín Turina Pérez nació en Sevilla, el 9 de diciembre de 1882. "Nací en Sevilla, el 9 de diciembre de 1882, en la casa nº 8 de la calle Ballestilla (hoy Buiza y Mensaque). Dicha calle tiene la forma de un embudo; ensanchada hacia la del Lagar, va estrechándose poco a poco, hasta convertirse en estrecho callejón, terminando en un recodo al desembocar en la de Goyenetas". Su padre, Joaquín Turina Areal, de ascendencia italiana, fue pintor destacado de la escuela sevillana. Su madre, Concepción Pérez y Vargas, nació en Cantillana y estuvo dedicada al cuidado de todos los suyos. Fue hermana de la Divina Pastora y formó parte como cantora del coro de mujeres de su hermandad. Así consta en el antiguo libro de hermanas de la Hermandad de la Divina Pastora, al igual que su madre Joaquina Vargas Jiménez, abuela materna del compositor .
No es mi propósito trazar una biografía de Turina, pues son múltiples y relevantes las escritas por grandes y expertos autores y a las que, sin duda, no podría añadir aportación alguna de interés. Sí quiero incidir en su gran categoría musical y en el hecho de estar considerado como uno de los mejores compositores españoles de todos los tiempos. Por ello, y a modo de cronología, considero interesante aportar algunos datos:
1892 - Comienza sus estudios de piano con Enrique Rodríguez.
1894 - En el Colegio de San Miguel de Sevilla comienza los estudios de Armonía y Contrapunto con Evaristo García Torres.
1902 - Marcha a Madrid para continuar su formación, permaneciendo en esta ciudad hasta 1905 con los lógicos paréntesis que supusieron sus habituales estancias en Sevilla durante los períodos vacacionales.
1903 - El 24 de noviembre fallece su padre.
1904 - El 11 de octubre muere su madre.
1905-1913 - Encontramos a Turina en París, cosechando éxitos y premios y relacionándose con los grandes maestros como Isaac Albéniz que le aconseja orientar su música hacia España.
1908 - Contrae matrimonio en Sevilla con Obdulia Garzón González.
1909 - Composición de la Sonata Romántica.
1910 - Nace en Sevilla su primer hijo: Joaquín.
1912 - Composición de La Procesión del Rocío.
1913 - Abandona París, rumbo a Sevilla, con carácter indefinido. Nace en Sevilla su hija María.
1914 - Se instala definitivamente en Madrid, en la Calle de Alfonso XI, número 5, hoy número 7, casa que todavía siguen habitando algunos descendientes.
1917 - Nace en Madrid su hija Concepción.
1919 - Nace en Madrid su hijo José Luis, apadrinado por Manuel de Falla.
1920 - Ingresa en el Teatro Real como concertador y compone la Sinfonía Sevillana.
1921 - Nace en Madrid su hija Obdulia.
1931 - Ingresa en el Conservatorio de Música de Madrid como catedrático de composición.
1932 - Fallecimiento de su hija María.
1935 - Recibe el nombramiento de académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid.
1940 - Venta de su casa natal de Sevilla. Creación de la Comisaría General de la Música, a cuyo frente figuran tres comisarios: Otaño, Turina y Cubiles. Fundación y primera actuación pública de la Orquesta Nacional de España.
1946 - Es nombrado académico de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla.
1949 - Fallece en Madrid, el 14 de enero, a la edad de 66 años.
En el catálogo de la obra de Joaquín Turina figuran un total de 104 títulos relacionados por orden cronológico, que fueron escritos entre los años de 1907 (fecha en que compuso el Quinteto en Sol Menor, para Piano y Cuarteto de Cuerda, que figura en el Opus 1) y 1947 (año en que aparece su última obra, cuyo título es Desde mi Terraza y registrada con el número de Opus 104). La catalogación de estas obras fue realizada por el propio Turina y hay que hacer constar que en ella no aparece reflejada su producción de la primera época, que iría desde el año 1897 a 1907, considerada como la obra de juventud del autor.
Alfredo Morán nos informa que, de las 40 composiciones que aproximadamente debió de escribir en Sevilla, solamente las primeras 29 llevan número de orden. El opus 1 debió ser realizada en 1897, cuando sólo contaba 14 años de edad, y el 29, última de esta primera catalogación, fue fechada el 3 de octubre de 1900. Después del opus 29, Scènes d'Enfants, compuso hasta 1907 alrededor de 30 títulos más, en los que no figura número de obra. Morán nos hace observar que esta primera catalogación nada tiene que ver con la que realizó años más tarde, poco tiempo después de su llegada a París y a la que ya hemos hecho mención anteriormente.
Desconocidas y olvidadas en un rincón del sombrío sótano de su casa de Madrid, las 60 obras que constituyen su primera producción fueron encontradas casi de forma fortuita y felizmente pasaron a engrosar su amplio legado y a cubrir el hueco existente e incomprensible que hallábamos en los primeros años de su andadura musical. Es en este inventario o catálogo en el que aparece registrada con el Opus 22 A la Divina Pastora (plegaria para voces y piano). Aunque esta copla no aparece fechada, me atrevería a asegurar que fue escrita por Turina en agosto de 1900, basando mi afirmación en los siguientes datos que considero más que fehacientes.
En este mismo catálogo aparece en el Opus 21 Las Cuatro Estaciones (poema sinfónico para piano) realizado en Sevilla el primero de agosto de 1900. En el opus 23 aparece Hoja de Álbum (piano) escrita también en Sevilla el 25 de agosto de 1900. Si A la Divina Pastora corresponde el Opus 22 y aparece justo entre las dos obras antes referidas y fechadas muy detalladamente, no hay lugar a dudas sobre su datación, teniendo en cuenta además que las primeras 29 obras fueron numeradas por el propio autor en orden a su aparición.
En ese mismo año de 1900, la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana esperaba con anhelo la visita del cardenal Marcelo Spínola y Maestre para asistir a su fiesta principal del 8 de septiembre. No era habitual en aquellos lejanos tiempos que un prelado se trasladase hasta un pequeño pueblo para presidir la Función Principal de Instituto de una corporación y presenciar además la solemne procesión de su Divina Pastora, que cambió ligeramente su tradicional itinerario para pasar por delante de la casa donde se alojaba el cardenal Spínola, hoy propiedad de la familia Sarmiento Solís, en la Calle Real.
También se estrenó el rico paño romántico de Jiménez Aranda como bello fondo para el "risco", ese altar de ensueño y de embeleso, que tanto nos atraía de niños y con el que seguimos extasiándonos año tras año.
En este contexto queda enmarcado el estreno de la plegaria A la Divina Pastora. No sabemos si fue casualidad o si se le encargó con motivo de la visita del cardenal Spínola. Lo más probable es que su madre, pastoreña y muy devota de la Divina Pastora, le pidiese una bella composición en honor de la Virgen, de cuyo coro llegó a formar parte, petición a la que su hijo accedió presto y muy gustoso cuando sólo contaba 18 años de edad.
"Era yo [en 1900] un mozalbete que no salía de su ciudad más que en los veranos hacia las playas cercanas de Sanlúcar, Rota y Chipiona. Estudiando la música con el viejecito maestro de capilla; haciendo pinitos de compositor."
De enhorabuena está la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana por la recuperación de tan importante pieza, cuyo ejemplar autógrafo de Joaquín Turina se conserva en el archivo musical del gran compositor. Las notas de la plegaria A la Divina Pastora volvieron a elevarse por las naves de su templo parroquial como homenaje y ofrenda a su titular, sonando más impetuosas que nunca tras el largo silencio impuesto por décadas de olvido, estos versos escritos y musicados por el mismísimo Turina:
Atiende mi plegaria,
préstame oído atento
y escucha tú mi acento
y escucha mi canción [...]