Revista Cultura y Ocio
En una información sobre ETA leo la palabra expreso, y tardo en caer en la cuenta del significado de «exrecluso» de un término escrito de acuerdo con la nuevas normas ortográficas de la Academia sobre la escritura de los prefijos. La resonancia del nuevo sentido de una grafía hasta ahora reservada para los trenes rápidos, un tipo de café o el correo veloz, además de lo expresado o, con mayor propiedad, lo explícito, me lleva a repensar el título de la celebrada película de Alan Parker, El expreso de medianoche, que gracias a la nueva norma gráfica de la RAE adquiere ahora un nuevo sentido que, curiosamente, refuerza de forma expresa la metáfora del camino hacia la libertad que ya tenía. Como recordarán, la película narra la historia real de un joven atrapado por problemas de droga en una cárcel turca donde la única forma de librarse del infierno es «tomar el expreso de medianoche», esto es, emprender la fuga. Un expreso modo, por tanto, de subirse al expreso para conquistar la ansiada condición de expreso. Tres "expresos" distintos en una sola grafía que ponen en marcha, a poco que se piense, un viaje infinito por el interior de una palabra.