Revista Cultura y Ocio
Duque de Lerma
18 de enero de 1610: los moriscos de Murcia son expulsados de España.
El proceso de expulsión se había iniciado el año anterior.
Descendientes de los musulmanes que habían vivido en nuestra península y obligados a convertirse al cristianismo, 300.000 moriscos de Aragón, Valencia, Andalucía y posteriormente Murcia, principalmente, fueron obligados a dejar España por orden del rey Felipe III, según estrategia del valido el duque de Lerma (quien obtuvo grandes beneficios con la venta de casas incautadas a los expulsados).
Felipe III, llamado “el piadoso”, nunca tuvo interés por los asuntos de gobierno. Entregó el poder en la práctica a su valido don Francisco de Sandoval y Rojas, nombrado pronto duque de Lerma , ambicioso personaje considerado como el prototipo de la corrupción en España quien utilizó el poder en su provecho y dio cargos a familiares y amigos.
La guerra contra los turcos en el Mediterráneo, sobre todo a raíz de la victoria de Lepanto, creó un ambiente de hostilidad por parte de la población hacia los moriscos. En este terreno propicio, se propagó el bulo de que los moriscos españoles conspiraban contra España a favor de los turcos.
Así se firmó la orden de expulsión firmada por el rey: debían abandonar sus casas y propiedades en breve plazo bajo pena de muerte. De esta manera perdieron sus pertenencias. Muchos fueron asaltados en la huida por cuadrillas que les robaban y asesinaban.
La expulsión significó en el plano moral un acto de barbarie e intransigencia, a nivel demográfico un retroceso histórico, al perderse población y mano de obra especializada y eficiente en un país poco poblado, de ocho millones y medio de habitantes y, desde el punto de vista económico, un desastre, una mala operación. Una parte considerable de la agricultura española estaba en manos de este colectivo, en especial los regadíos de las zonas levantinas o de las vegas de Granada, y la mayoría de los agricultores españoles no conocían las técnicas que se aplicaban en esos cultivos. La expulsión también supuso una merma en la recaudación de impuestos.
España tardará tiempo en recuperarse económica y demográficamente, moralmente aún no se ha recuperado.