Revista Libros
Es cierto que Extinción es el libro más irregular de DFW. Más que relatos, para mí son novelas cortas, al menos 7 de ellas (la más breve es Encarnaciones de niños quemados, una de sus mejores piezas, ya había aparecido en Generación quemada, la antología de Zadie Smith). Señor Blandito, El alma no es una forja y La filosofía y el espejo de la naturaleza me aburrieron un poco. Me lo pasé mejor con Otro pionero y El neón de siempre, pese a las (a veces agotadoras) digresiones. [No deja de ser estremecedora la cantidad de veces que sale la palabra “suicidio” en los libros de David Foster Wallace]
Pero donde, para mí, DFW da muestras de su genialidad es en los últimos textos. En Extinción, un hombre trata de solucionar una cuestión que influye en el naufragio de su matrimonio: su mujer dice que él ronca y que no le deja dormir, y él asegura que no ronca y que los presuntos ronquidos sólo aparecen en los sueños de ella.
El canal del sufrimiento, el más completo del lote, es una sátira de los fraudes del arte y del sensacionalismo de los medios y del tabú de los desechos corporales. El redactor de una revista está decidido a informar sobre dos asuntos sórdidos y repugnantes: un programa de televisión que ofrece “imágenes fijas y vídeos reales de los momentos de angustia humana más intensos que existen”; y el supuesto arte de un hombre cuyos excrementos forman pequeñas figuritas que, tras secarse, expone en algunas ferias. Concluida la lectura de Oviblion, ya sólo me queda atreverme algún día con La broma infinita. Abajo, un fragmento de El canal del sufrimiento, magníficamente traducido por Javier Calvo, como siempre:
-A ver si entiendes esto –dijo por fin el redactor jefe asociado–. Te voy a decir lo que me diría la señora Anger en el caso hipotético de que yo estuviera tan entusiasmado como tú y te diera el visto bueno y subiera al comité editorial y lo propusiera para, por ejemplo, el diez de septiembre. ¿Tú estás chiflado o qué? A la gente no le interesa la mierda. A la gente la mierda le da asco y le repele. Por eso lo llaman mierda. Por no mencionar el alto porcentaje de páginas de publicidad de otoño que son de comida o de belleza. ¿Tú estás loco? Cierro comillas.
La señora Anger era la directora ejecutiva de Style y la responsable de la revista ante su empresa matriz, que era la división norteamericana de Eckleschafft-Böd Medien.
-Aunque lo contrario de ese razonamiento es que también es algo completamente común y universal –dijo Atwater–. Todo el mundo tiene experiencias personales con la mierda.
-Pero experiencias personales privadas. –Aunque técnicamente incluida en la misma conferencia, esta última réplica era parte de una conversación distinta y posterior con Laurel Manderley, la becaria que en la actualidad se encargaba del teléfono y del fax de Atwater cuando este estaba fuera y que discernía y vetaba las ideas que enviaban los raybanns de Investigación para CUESTA DE CREER, y que trataba en su nombre con los becarios de redacción–. Se hace en privado, en un sitio especial privado, y se tira de la cadena. La gente tira de la cadena para que se vaya. Es una de las cosas que la gente no quiere que le recuerden. Por eso nadie habla de ello.
[Traducción de Javier Calvo]