Es bastante probable que, aquello que llamamos rompedor, tenga otro significado dentro de la filmografía de Pedro Almodóvar, un director que ha construido su propia mirada partiendo de romper esquemas y tabúes, planificando desde ellos su propio estilo y mirada artística. Quizá lo rompedor, a estas alturas de su carrera, sea un cortometraje como Extraña forma de vida, que tan lúdicamente juega con los lenguajes del clasicismo y del género que los cimentó por excelencia en la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos: el western.
Almodóvar vuelve al Festival de Cannes y a las salas de cine con un proyecto que ningún otro cineasta podría permitirse en España. Solo su productora El Deseo es capaz de lanzar a salas comerciales, de manera independiente y sin acompañar a ninguna otra pieza en su proyección, un cortometraje de apenas 30 minutos. No es la primera vez que lo hacen, pues Almodóvar ya investigó los efectos de un trabajo de esta envergadura con el cortometraje, también en inglés, La voz humana (2020).En aquella película corta, el meticuloso artificio propio de su cine se mantenía en primera línea, mientras se probaba en un idioma que nunca había ni siquiera trasteado. En Extraña forma de vida, sin embargo, continúa esa exploración anglosajona en su cine, a la espera de su primer largometraje en inglés, perfilando algunos códigos no tan adscritos a su obra. No solo se trata del primer western en la filmografía del manchego, si no que parece con ello aventurarse a ciertas formas algo más contenidas. Es un relato de pura pasión almodovariana, pero sus escenas y resoluciones parecen mucho más reprimidas, más reposadas.
Extraña forma de vida cuenta la historia de Silva, un hombre que llega al pueblo de Bitter Creek para visitar al Sheriff Jake. Veinticinco años antes, ambos trabajaron juntos como pistoleros a sueldo. Silva viene con el pretexto de reencontrarse con su amigo de juventud, pero a la mañana siguiente Jake descubre que la razón de su viaje es otra: Silva quiere proteger a su hijo, condenado por asesinato y perseguido por el Sheriff.
Sin embargo, el cortometraje echa mucho menos el lazo a la música extradiegética de la que suele hacer gala Almodóvar junto a su habitual colaborador Alberto Iglesias. No es tanto que no utilice tanto la música, como que su juego es bastante diferente, menos melodramático. A pesar de ello, el filme se inicia con el fado de Caetano Veloso que da título a la obra, como queriéndonos decir que veamos lo que veamos después, esto es una película de Almodóvar. Más allá de esto, la fotografía de su también habitual José Luis Alcaine se sustenta en la utilización de planos mucho más abiertos y de iluminación naturalista de lo que nos suele tener acostumbrados, desencadenando en un duelo filmado secamente (aunque muy corto y poco emocionante), así como en un plano final tan melancólico, poético y meditativo, que podría recordarnos a la forma de rodar paisajes que tenía un genio de la envergadura de John Ford.
De este modo, Extraña forma de vida se convierte en una rara simbiosis entre la publicidad (no deja de ser un trabajo producido por Saint Laurent), las formas o inquietudes de Almodóvar y un clasicismo propio del western que bien podría leerse desde dos perspectivas bastante diferentes: la primera de ellas, desde la visión de un cineasta que ha decidido hacer su propio homenaje a un género que provisionalmente parece tan lejano a su filmografía, siguiendo los patrones del lenguaje más clásico para ello, y segundo el de un cineasta que ha decidido ser mordaz, desde las raíces propias del género, para subvertir unos arquetipos que conviven y se rompen a la vez en apenas 30 minutos de metraje.
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- ##check## Lo bueno
- Que sea su trabajo más meditativo durando apenas 30 minutos.
- ##times## Lo malo
- Que su corta duración acabe sabiendo a aperitivo de algo más grande.
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- Ambientación 8.0
- Una ambientación perfecta entre lo clásico y el gusto colorido de su cineasta.
- Desarrollo de Personajes 7.0
- Construye en muy poco tiempo a dos personajes con objetivos y un paso interno que se sustenta.
- Argumento / Guion 6.0
- Coge los arquetipos del género y los pone a jugar, subvirtiendo algunos principios, pero sin separarse mucho del esquema más clásico del western. Funciona sin descubrir nada nuevo.
- Banda Sonora 6.0
- Una gran composición de Alberto Iglesias que, esta vez, no busca tanto protagonismo.
- Entretenimiento 7.5
- Se pasa en un suspiro, pero es que apenas son 30 minutos.
- Montaje / Innovación técnica 7.0
- El montaje sabe medir bien los tiempos, yendo al grano pero siendo paciente con ciertas escenas y decisiones.
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- Puntuación Total 7 / 10