Esta guerra de Libia es muy extraña. Los militares, incluyendo los españoles, atacan a Gadafi con autorización de la ONU y como fuerza de la OTAN, pero hay países de esta organización reticentes, como Alemania, porque no han comprobado que el dictador masacrara a su pueblo, razón de la intervención, sino a insurgentes, muchos islamistas.
Francia, que por interés económico era hostil a derrocar a Saddam, mucho peor que Gadafi, se queja de que sus socios son poco combativos a favor de esos insurgentes aparecidos con sorprendente sincronización en diferentes lugares del país el 15 de febrero.
Francia es la principal incitadora de esta guerra civil según la tesis del catedrático de Economía y presidente de Enoroil, Roberto Centeno, porque Gadafi llevaba años concediéndole importantes contratos a empresas españolas e italianas, sin participación de París.
Zapatero le pagaría a Sarkozy con la intervención la silla prestada en el G-20. Pero España perdería miles de millones de euros en contratos con quien Z. abrazó y le juró amor perenne hace cuatro meses y medio en la cumbre UE-Africa, en Trípoli, a la que no quisieron asistir Merkel, Cameron y Sarkozy.
Pero hay otra sospecha más sorprendente. La de Donald Trump, el mediático multimillonario estadounidense, posible candidato presidencial republicano en 2012.
Ha exigido que Barack Obama muestre su certificado de nacimiento original, porque sospecha que nació en Kenia. Afirma que nadie lo recuerda de niño en EE.UU., y quien haya nacido fuera no puede ser presidente.
Lo que encaja con una teoría conspirativa de creciente audiencia en EE.UU.: todas las dictaduras árabes que están cayendo --o pueden caer, Siria, Jordania--, tenían tendencias laicistas, mientras que lo que viene detrás tiene gran presencia islamista.
Y uno de cada cuatro estadounidenses cree que Obama es musulmán. Empezó con uno de cada seis.
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SALAS. Obviamente con la cruz debería ir también una media luna.
Y una de las fotos más queridas y publicadas por el cronista, como la de la leona Pajín: nuestro querido líder aislado tras huir de una guerra, que ahora va entiusiásticamente a otra guerra para no estar aislado.