Es indiscutible que existen realidades en otros países que no tenemos en el nuestro. Pienso, por ejemplo, en términos y conceptos culinarios. Bromeamos al indignarnos porque se le llama muffin o cupcake a una magdalena (tuneada) pero, en realidad, es un producto distinto.
En estos casos, donde no puede llegar el español, es normal que surjan neologismos y préstamos lingüísticos, pero muchas veces ya existe una palabra en nuestro idioma y es aquí donde entran en juego los llamados extranjerismos innecesarios. Uno muy reciente que me viene a la cabeza es el de coach, popularizado por el programa de televisión La Voz. ¿Acaso no es un entrenador vocal o profesor, en otros ámbitos? Aunque claro, a lo mejor algunos creen que algunas palabras en inglés dan más caché, como Santi Millán en este monólogo:
Queda mejor decir single que “soltero” o personal trainer en lugar de “profesor de gimnasia”.
La Fundéu los recoge periódicamente y muchas veces se han comentado en twitter con la misma etiqueta (#extranjerismosinnecesarios). Hace unos meses subí esta foto con uno que encontré en el etiquetado de un pan de molde.
¿”No te olvides de conservar este sticker“? ¿No tenemos “pegatina” o “adhesivo” para esto? ¿No suena más raro con el término inglés?
Tal vez algunas personas usen estos extranjerismos para reforzar su discurso y parecer así más interesantes, pero para la gran mayoría emplearlos en exceso puede resultar pedante hasta rozar lo ridículo.
En un artículo en el País de junio de 2012, el escritor Antonio Muñoz Molina coincidía con esta idea. Decía que detrás de este fenómeno hay “una mezcla de pedantería, afán de estar a la moda y complejo de inferioridad cultural”, si bien matizaba: “Algunas palabras no hay más remedio que usarlas, y no pasa nada por decir software o email. En el inglés se integran con mucha naturalidad palabras de otros idiomas, entre ellos el español. A un idioma sano no le perjudican nada las palabras aisladas que vienen de otros”.
¿Pero existe algún límite? Debemos preguntarnos si es bueno para una lengua que se incluyan tantos términos extranjeros. ¿Se enriquece o se empobrece con estas inclusiones? Al fin y al cabo el español antiguo dejó entrar palabras de otros idiomas (árabe, italiano, etc). Además, la lengua es un ser vivo y el hablante escoge lo que mejor le conviene para comunicarse, ¿no?
Pensemos también que no solo es cuestión de lengua sino también de sociedad y cultura. ¿Por qué nuestra sociedad usa anglicismos últimamente? ¿Es solo una moda? ¿Es porque creemos que así nos comunicamos con y llegamos a más gente? Tal vez también tenga que ver con la supremacía económica de algunos países. ¿No es curioso que haya más anglicismos que galicismos en el mundo de la moda, un mundo que antaño estaba más ligado a la cultura francesa?
Extranjerismos innecesarios en prensa
Seguro que con ejemplos reales (y recientes) queda algo más claro a qué nos referimos cuando hablamos de extranjerismos innecesarios. He recopilado algunos de las revistas Fotogramas, Vanity Fair y Elle. Son publicaciones muy distintas con lectores diferentes pero todas han echado mano de extranjerismos, sobre todo de anglicismos, en mayor o menor medida.
Ejemplos en revista Fotogramas de abril de 2013:
Como es una revista del mundo del cine y la televisión hay mucha terminología propia del género. Habrá términos que sean necesariamente en inglés, pero muchas ideas se pueden expresar en castellano.
Veamos algunas recomendaciones de la Fundéu, aunque es cierto que algunos están ya tan asentados que resultaría raro traducirlos:
EN
ES
Backstage entre bastidores o entre bambalinas
Biopic biografía o película biográfica
Celebrity famoso, celebridad
Glamour glamur
Indie cine independiente
Performance espectáculo, representación o actuación
Prime time horario estelar o de máxima audiencia.
Ranking ranquin o lista, tabla clasificatoria, clasificación o escalafón
Reality show programa de telerrealidad o, simplemente, telerrealidad.
Remake (nueva) versión o adaptación, según el caso
Script guion, libreto, argumento
Set plató
Show espectáculo, función, gala, número o exhibición
Showman presentador, conductor, animador
Sitcom comedia, comedia de situación o telecomedia.
Soundtrack Banda sonora
Spin-off serie derivada
Talent show concurso
Target, target group público, público objetivo, grupo objetivo o grupo de destinatarios
Thriller película de suspense o, en América, de suspenso
Trailer tráiler (tráileres en plural) o avance
TV movie película para televisión, telefilme o miniserie, en función de cada caso
Western wéstern (plural wésterns), película del Oeste
Veamos algunos ejemplos de la revista Vanity Fair de marzo de 2013:
Y lo mejor para el final: la colección de extranjerismos de la revista Elle de marzo de 2013. Pasen y vean:
Sin duda, esta revista se lleva la palma, principalmente porque el mundo de la moda está trufado de estos términos. Sin embargo, con textos como este se cubren de gloria:
“¿Mis [tendencias] preferidas? El total white, los volúmenes, los tonos metalizados, el estilo cowboy, el ombligo al aire, el look black & white… Pero también voy a animarme con shoppings llenos de colorido”.
Me inquieta especialmente el auge de shoppings (visto en otras revistas también) para referirse no solo a compras sino a prendas. ¿Por qué? No entiendo.
¿Cómo se pueden trasladar estos anglicismos (principalmente) al español? (Ejemplos propios y de la Fundéu)
EN
ES
Blazer americana
Blush colorete
Bronzer bronceador
Catwalk pasarela, desfile de moda
Clutch bolso de mano, cartera
Cool moderno, actual (depende mucho del contexto)
Coolhunter cazatendencias o buscatendencias
Fashion, trendy de última moda, de moda, lo último
Fitting prueba previa al desfile
Front row primera fila
Gloss brillo de labios
Hit éxito
Jeans vaqueros
Look imagen, estilo, aire
Low cost económico, asequible
Monogram monograma
Must have (dicho de prendas o accesorios) imprescindibles
Outfit conjunto
Packaging envoltorio, envase, presentación
Print estampado
Shooting sesión fotográfica
Showroom salón de exposición
Sport wear moda deportiva, informal
Top models supermodelos
Total look conjuntado (ya sea referido a color, estilo, época…)
El tránsito de palabras entre lenguas es más una fuente de riqueza que de pobreza, sí. Es un mecanismo habitual de la evolución de las lenguas y consecuencia de la transmisión de tecnologías e ideas entre culturas, por supuesto. Pero usemos estos extranjerismos cuando sea necesario: salpimentar nuestro discurso con palabras de otro idioma no siempre nos hace parecer más cultos.
Y es que, al paso que vamos, rara será la persona que no los utilice de forma habitual, como describía Julio Llamazares en su artículo “Modernos y elegantes” o ilustra Forges en esta viñeta:
¿Y vosotros qué opináis?