Os dejo con unos versos para la reflexión de Manuel Couceiro, así como una referencia a las fotos que tiene publicadas en la red, en concreto una de las de la serie sobre el País Vasco:
Nieves de Lucas
Le pregunto a mi diccionario
y me cuenta que la palabra extranjero
viene del francés de ‘estrange’: extraño.
Algo no me encaja, pienso y creo que hay alguna confusión.
Sigo investigando y compruebo que sí hay algo extraño:
extrañas son las declaraciones que oigo sobre identidades nacionales,
sobre lenguas míticas y pureza cultural.
Sin embargo, no encuentro extraño el andar de quien,
ayer por la noche, mientras llovía, caminaba a mi lado.
Le observo de reojo, veo su baja estatura,
sus rasgos andinos y su mirada clavada en el suelo.
Le observo y siento que yo podría ser él.
Nadie me asegura que yo no sea él.
Vuelvo al diccionario y
nada hallo en él que me hable del miedo,
nada me trasmite de su angustia
de su nostalgia no compartida.
Tampoco se atreve a decirme:
extraña es tu vecina,
la que algunas noches, al teléfono,
habla entre risas y gritos con su familia,
esa que llena todo el patio con palabras de cariñ o,
y al final, cuando cuelga,
su música se desvanece en un llanto apagado.
Continua mi diccionario relatándome que
alguno de sus sinónimos son bárbaro, arrivista y advenedizo,
y que entre sus antónimos están: natural, paisano y ciudadano.
Presiento que la mano que inspira mi diccionario
es la misma que legisla leyes extrañas.
Busco refugio de tanta confusión en una música extraña,
música que se entredanza con la circulación de mi sangre,
música creada por gente advenediza que inunda mis sentidos
con ritmos y melodías de lugares tan arrivistas y poco naturales
como Salvador de Bahía, Angola o Kinshasa.
Música tan mía como las lágrimas que, en ocasiones,
me regala sin yo pedírselo.
Me reconcilio en parte con las palabras
preguntándole a otro diccionario.
Pregunto en el de portugués y hallo,
quizá por ser barato y tener pocas palabras,
o quizá, quiero creer, porque ambas van encadenadas,
que la siguiente entrada tras ‘extranjero’ es:
Extrañar: extranhar, exilar, ter saudade.(Madrid, 4 de marzo de 2001)
Manuel Couceiro