Revista Historia

Extrema izquierda

Por Benito Sacaluga

EXTREMA IZQUIERDAEs habitual que el calificativo de “extrema izquierda” se utilice como peyorativo, sobre todo si se trata de descalificar al adversario político desde la derecha, el centro o la socialdemocracia. Así, el término se intenta asociar con el caos del capitalismo y posiciones radicales revolucionarias en defensa de las clases obreras. Visto así y con simplicidad, parece lógico suponer que las clases obreras y sobretodo las más desfavorecidas no deberían tener nada que objetar al hecho de que a una formación política o a un colectivo determinado se le califique de extrema izquierda, más bien al contrario las clases trabajadoras deberían aplaudir su existencia. El término no es ni mucho menos nuevo, fue acuñado en 1789 durante la Revolución Francesa para calificar así a los Jacobinos por su compromiso con la defensa a ultranza de las clases más pobres de la sociedad, por exigir la igualdad social, un grupo politico republicano que también hubo de soportar su particular y falsa leyenda negra, pero que a la postre fueron el punto de partida de los partidos republicanos que promovieron la Segunda y la Tercera República Francesa y hasta las Constituciones de algunas Repúblicas instauradas en el siglo XX.
Según Norberto Bobbio, reconocido jurista, filosofo y politólogo italiano, antifascista y socialista, alejado del comunismo totalitario:
La extrema izquierda promueve el igualitarismo pleno y por tanto se opone fuertemente a la estratificación social, todo ello de la mano del principio de legalidad, la limitación y separación de poderes junto con la oposición frontal al autoritarismo sea cual sea la ideología de quien lo practicase
Según Bobbio, sin derechos del hombre reconocidos y protegidos no hay democracia, considerando así que la democracia es la sociedad de los ciudadanos, de su conjunto, y que  los súbditos solo se convierten en ciudadanos cuando les son reconocidos algunos derechos fundamentales. Si nos atenemos a la postura de Bobbio y a la precaria situación actual de falta respeto a los derechos fundamentales de los españoles, es fácil concluir que en España no se disfruta de una democracia plena. Si a esto añadimos el neoliberalismo reinante, cuya concepción de la libertad se basa en la ausencia de interferencias, esa democracia, entendida como el poder de la sociedad para darse normas a si misma y permitirse no obedecer otras diferentes a las que se ha dado, está devaluada en lo principal a causa de cierta ausencia de libertades.
Estos Derechos fundamentales, que en el caso de España están recogidos en el Capitulo Segundo de la Constitución de 1978 a lo largo de dieciséis artículos, han sido y están cotidianamente ignorados, manipulados o condicionados por intereses económicos, cuando no directamente eliminados como es el caso de la modificación del articulo 135 de la Constitución pactada entre PSOE y PP, esta y muchas más tropelías son la causa de la penosa situación de la política española en la actualidad, del deterioro de la calidad vida de los españoles y de la pobreza de muchos, también del germen que ha provocado la aparición y ascenso de Podemos, organización a la que interesadamente desde el resto de formaciones políticas, con la única excepción de los comunistas, viene calificándose como la expresión más radical de la extrema izquierda.
Tampoco dudan los partidos que en España se han alternado en el poder, en establecer similitudes entre Podemos y aquellos grupos armados considerados como de extrema izquierda por la dictadura franquista, como es el caso de ETA y GRAPO, organizaciones terroristas más bien encaminadas al independentismo en el caso de ETA y al antifascismo en el caso del GRAPO, pero que a mi juicio poco tienen que ver con los objetivos de la extrema izquierda si admitimos que estos son, o deberían ser, el igualitarismo social pleno. Por otro lado existe una gran diferencia entre la extrema izquierda y la extrema izquierda radical, grupo este último en el que los defensores del bipartidismo incluyen a Podemos, olvidando que históricamente los izquierdistas radicales rechazan el camino democrático para la consecución de los cambios sociales, acudiendo a la revolución y hasta a la lucha armada para lograrlos y que sin embargo la extrema izquierda lucha por los cambios en el terreno estrictamente democrático, como sería el caso de Podemos si como el bipartidismo pretende se les considera de extrema izquierda, consideración con la que no puedo estar de acuerdo, limitándome a encuadrarles como una fuerza política de izquierda sin complejos, y sin más ataduras que aquellas que la actual Constitución y las leyes le exige.
Si nos atenemos a la posición de la izquierda española y el deterioro en intención de voto que está sufriendo como consecuencia de la irrupción de Podemos, este es la consecuencia de muchos años de indefinición y de la división, ya crónica, entre sus diversas facciones. Es evidente que no han sabido adaptarse a la realidad, "han dejado de hacer", ellos mismos lo reconocen ahora, y esto les a conducido a la exigua intención de voto actual que se les atribuye, estratosfericamente alejada de la que en el año 1996 se otorgó a la Izquierda Unida liderada por Julio Anguita: el 10% de los votos y 21 escaños en el Congreso. Un Julio Anguita que en septiembre de 1997 anunciaba que iban a defender una España republicana y federal, dejando además claro que su partido sólo había aceptado la monarquía de forma temporal. Dejó la secretaria general (1998) durante el XV Congreso del PCE, pidiendo a los militantes comunistas que reivindicasen los principios del anticapitalismo, una posición antisistema y la lucha por una sociedad igualitaria. Equiparó en lo político al PSOE y al PP y llamó a rebato a la militancia para recuperar la lucha en la calle. Cuando finalizó su actividad como diputado renunció a la pensión de jubilación que como ex diputado le correspondía y admitió la de maestro de escuela, su primera profesión. Yo ahora pregunto: ¿Existen muchas diferencias entre lo ambicionado por Anguita y lo que pretende Podemos? ¿Puede considerarse a Julio Anguita y a IU como pertenecientes a la extrema izquierda o a la extrema izquierda radical? ¿Lo han hecho, les han acusado de ello alguna vez el PP o el PSOE? Quizás para responder a estas preguntas debamos también preguntarnos que es lo que entendemos por izquierda política a secas, sin matices y sin descafeinar.
Anguita no fue escuchado por los nuevos dirigentes del partido, Francisco Frutos primero y Gaspar Llamazares después llevaron al partido a conseguir tan solo dos diputados en las elecciones de 2008, posiblemente nunca leyeron a Rowland Rose, nunca leyeron su libro ¿Quién se ha comido mi queso? Ahora tratan de aproximarse a Podemos, o eso o seguir su interminable travesía por el desierto creo que son sus únicas opciones. Rafael Monereo (1) acaba de decir refiriéndose a Podemos: "Alguien está haciendo nuestro proyecto más allá de nosotros", y tiene razón. Continua Monereo diciéndonos:
"Hay una parte que no se cree que podamos ser una fuerza para gobernar. El problema que tenemos es que ha desaparecido lo que Julio Anguita llamaba “la alternativa” : la capacidad de construir una fuerza para gobernar. Dentro de IU hay otra lógica, la de ayudar al PSOE a cambiar el país. No es teoría: es lo que se está haciendo en Andalucía. Es un desastre" 
Cayo Lara va a lo suyo y solo algunos jóvenes militantes mediáticos como Alberto Garzón o Tania Sánchez son capaces de sembrar ilusión entre las clases trabajadoras y el ascenso de IU finalmente se producirá, pero el tirón de Podemos les complica en extremo la labor, el ascenso será insuficiente, casi podríamos decir que "llegan tarde", espero y deseo que no sea así.
La República y los republicanos como siempre expectantes a la fuerza. Muchos, sin darse cuenta de que Podemos puede que sea la única herramienta a mano para intentar que España sea otra vez republicana, ponen piedras en su camino. Todos saben que con el bipartidismo disfrutado por PP y PSOE la República nunca llegará, pero algunos no quieren ver la realidad y esta es que gracias a Podemos el bipartidismo agoniza. Si el PCE “tragó” con una transición trampa con tal de que la democracia les permitiese intentar cambiar el estado de las cosas, poco debería costarle a IU, otras fuerzas de izquierdas y asociaciones republicanas "colaborar" con Podemos para que la República, verdadera solución a los problemas de los españoles, se reinstaure. Sin embargo se siguen llevando a cabo planteamientos muy cortoplacistas y excesivamente reivindicativos de las posiciones de cada fuerza, en lugar de diseñar una hoja de ruta, una estrategia para que el republicanismo triunfe, haciendo así bueno aquello de que más vale un buen pacto que un posible mal pleito. No se trata de ser accidentalistas, tampoco oportunistas, tampoco de renunciar a nada para siempre, se trata de ser prácticos.
Desde los ámbitos republicanos se critica a Podemos por la ausencia en sus "ofertas" de una clara disposición a la reinstauración republicana, también lo hace sutilmente Alberto Garzón en este tema y en los aspectos programáticos y de prioridades, y se hace a pesar de las manifestaciones efectuadas por los representantes de Podemos en el sentido de que son contrarios a que la jefatura del estado recaiga obligatoriamente en los miembros de una dinastía y de que su programa está en proceso de elaboración.  La negación de la monarquía por parte de la formación que lidera Pablo Iglesias, a mi modo de ver, debería dejar claro a los ojos de los demás su vocación antimonárquica, es más, no concibo la permanencia de Podemos en el seno de una monarquía por muy constitucional que esta sea.
Según Monereo: 
"España está viviendo una crisis de cultura, de régimen, muy profunda. Cuando ocurre algo así, hay dos grandes bloques: los bloques del sistema y los antisistema. Las fuerzas de la restauración, que están apoyando a los que tradicionalmente han ostentado el poder, y las que estamos por una ruptura democrática. Las fuerzas que estamos por un proceso constituyente somos parte de la fuerza antisistema. Tenemos que trascendernos a nosotros mismos. Podemos e IU son complementarias, no antagónicas. El PSOE e IU no son complementarias porque estamos en las dos orillas de una confrontación política. Podemos tiene cosas que no tenemos y nosotros tenemos cosas que ellos no tienen".

Todo lo anterior unido a la absoluta responsabilidad cívica que exigen tanto Podemos como IU, poniendo el acento en la necesaria  indignación y lucha contra las prevaricaciones, discriminaciones, corrupción, arrogancia y hasta vulgaridad con que los actuales políticos nos obsequian día a día, junto a su absoluta convicción de que no se puede vivir dignamente en una sociedad corrupta, debería servir para despejar muchas dudas y asumir el correr ciertos riesgos controlados... por parte de las dos formaciones. Si calculan bien sus posibilidades futuras llegarían a la conclusión de que entre ambas formaciones podrían conseguir una mayoría en el Congreso, y esto es fundamental para los intereses de los republicanos.


Benito Sacaluga.
Imagen: www. tiemposcanallas.com
(1) Entrevista de Rafael Monereo  para www.lamarea.com (10.11.2014)

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