Revista Cine
Director: Stanley Kubrick
Todos conocen el nombre de este excelso director y los títulos de sus excelentes películas, la gran mayoría de ellas totalmente icónicas, inolvidables, usualmente de una complejidad avasalladora. No es la excepción con el último filme del gran Stanley Kubrick, quien le puso un broche de oro a su excelente carrera cinematográfica, corta pero potente. Al igual que con prácticamente cualquier filme suyo, en "Ojos bien cerrados" estamos ante un historia cautivadora y que te engancha inmediatamente con esa extraña atmósfera que tiene, dotada de un constante halo sobre cruzar lo prohibido, aquello que se supone no debemos ver. Pero aquí estamos, gozando. No por nada Kubrick es uno de los mejores directores de la historia.
Tom Cruise es un doctor que tiene una vida marital y familiar aparentemente perfecta, vida que se ve trastocada cuando su esposa, Nicole Kidman -en ese entonces su esposa en la vida real-, le confiesa una fantasía sexual que tuvo tiempo atrás. El aturdido hombre, agobiado por la inseguridad y empujado por llamadas y distintos acontecimientos, comienza a pasear por lo más oscuro de la ciudad y de su subconsciente. Le esperan un par de días y un par de noches reveladoras y decisivas.
Este filme lo vi hace ya muchos años, probablemente tres o cuatro. Ya no lo tenía para nada fresco, y es que nada que haya visto hace tanto tiempo puedo recordarlo realmente bien, no tanto por la cantidad de tiempo transcurrido, sino porque en ese entonces no veía películas de la misma forma que ahora -no me pregunten cómo; sólo sé que es diferente. Mejor, si es que tengo que darle un valor-. Claramente, hay un motivo que me trajo hasta esta película: largas horas de videos y artículos teorizando sobre los mensajes ocultos que Kubrick puso en su película, algo que también hizo en "El resplandor", otro filme que ha sido objeto de grandes estudios. De "2001" también se ha escrito mucho, pero en aquella obra maestra vemos más mensajes sobre la evolución de la humanidad -por decirlo fácil y rápido- que sobre sociedades secretas y oscuras artimañas de los gobiernos y su manejo del mundo. Tanta paranoia y detalles que ya no recordaba me hicieron pensar, "oye amigo, ¿por qué mejor no ves la película de nuevo?". Y me respondí, "ok, bueno". De todas formas, no estoy acá para entregar grandes y detalladas teorías, aunque es estimulante que al segundo visionado se puedan notar tantas cosas que a simple vista se te pudieron escapar la primera vez; desde luego, mi mente está contaminada con tanta teoría sobre "Los iluminados", el significado de cada máscara usada en la fiesta de la mansión de Sommerton, el rol del arco iris y los demás colores de la paleta utilizada, los nombres de los personajes, sus acciones, etc. Por todo esto, si entrego alguna especie de teoría propia, es probable que, sin querer, le esté copiando a alguien más. Si quieren leer un interesante análisis le pueden hacer click a este enlace.
En cualquier caso, el que se hagan tantos videos y análisis -y videoanálisis- demuestra que Kubrick, ya dando lo mismo si quiso decir todo lo que dicen que quiso decir -yo pienso que sí quiso decir bastante de lo que medio mundo señala-, es alguien con un dominio tan preciso de su lenguaje cinematográfico -genial y deslumbrante fotografía, espectacular banda sonora, y en general "todo eso"-, que inevitablemente uno se sienta a pensar que detrás de tanta perfección y meticulosidad -cualidades que parece encontraron palabras a raíz de él y sólo él-, efectivamente hay algo esperando a ser descubierto, que la cosa no puede ser tan superficial.
Dicen que Kubrick, a modo de broma, constantemente le decía a Nicole Kidman que los iban a envenenar tan rápido que no tendrían tiempo ni para estornudar. Cierto o no, broma o no, la muerte de Kubrick, unos días luego de haber terminado el montaje final, parece sospechosa. Acá hay otra pequeña historia que alimenta la paranoia: la misma Nicole Kidman recibió una llamada del genio neoyorkino en la que él le dijo que no fuera a verlo a su casa, que prefería estar solo; ella insistía en que quería visitarlo, pero el hombre finalmente se negó tanto que salió victorioso de aquella discusión. Kidman no lo visitó, y quién sabe lo que pudo haber presenciado, porque el día de esa llamada y la visita frustrada era, cómo no, el día en que murió Kubrick. Me parece que Kidman es la fuente de estas historias, ya que las contó en una entrevista de no sé qué año. A estas alturas ya no importa mucho, nos quedamos sin Stanley Kubrick. Qué más falta decir.
Lo cierto es que esa paranoia, ese miedo a que un "accidente" te pueda suceder en el momento más inesperado, se puede palpar a lo largo del metraje de "Ojos bien cerrados", especialmente luego de la visita de Cruise a la mansión de Sommerton.
Primero quizás no sea tanto miedo ni paranoia, aunque sí hay una constante sensación de extrañeza, de que algo no anda bien con las personas esa noche en particular; ¿por qué andan todos tan extraños, tan volátiles, tan perdidos y rotos? ¿Serán los tragos y la hierba, o es que realmente hay una energía negativa que se cuela por debajo de la piel de las personas, alterando su comportamiento? Entre lugar y lugar y persona y persona, mientras más agobiado se siente Cruise, más ocultos y sórdidos son los lugares a los que llega, siendo la mansión de Sommerton y ese hipnótico ritual el epítome de sus deseos reprimidos, de sus fantasías enterradas en terreno aparentemente insondable. Luego de ello sí que se siente el peligro, mirando constantemente si alguien te sigue o si un objeto está fuera de lugar.
Más allá de los distintos grados de extrañeza y peligro que vayamos sintiendo a lo largo del metraje, siempre hay un aire, un halo de misterio que no se va nunca, porque siempre está la incertidumbre de si lo que sabemos es una certeza, o si es un paso en falso, una trampa. Narrativamente todo está puesto con tanto cuidado que cada momento es tan sugerente como el anterior y el siguiente; podemos ir juntando las piezas, pero no importa cuán claro podamos tener el panorama, siempre está la sensación de que todavía estamos un paso atrás, que nuestras conclusiones todavía esconden algo más que no hemos visto. Una gran virtud sin duda, el siempre mantener la duda en el aire para que te cuestiones cada vez que veas esta pesadilla viviente.
Además de la notable atmósfera lograda por Kubrick, también está el que la película se pase volando. Claro, es pausada y todo, con largos diálogos y silencios y secuencias densas mas igualmente fascinantes, pero el caudal de los hechos fluye de manera natural y el ritmo nunca se estanca ni se hace pesado. A decir verdad, el ritmo no es algo que me importe -al menos no el ritmo más literal, más superficial-, pues probablemente sea un concepto introducido por los amantes de mtv, que si no alucinan con la rapidez visual entonces no disfrutan nada. No, el ritmo al que me refiero es otro, uno un poco más profundo: Cruise -y ciertamente nosotros mismos- estamos continuamente enterándonos de informaciones, viendo extraños sucesos que nos mantienen alerta, independiente de si el tempo es mayor o menor en la escena. Subyacentemente siempre hay movimiento, y eso es algo que sin falta se debe lograr y respetar a la hora de construir un relato -y que es lo que finalmente engancha verdaderamente al espectador: las pulsiones latentes, mucho más infartantes que cualquier barroquismo y exceso audiovisual; y es que el cine es el arte de poner en imágenes lo que sucede en el interior de cada uno ¿no?-. Kubrick logra relatar con pulso firme y constante una historia que será recordada por su densidad y su alucinante estética, brillantemente construida. No creo estar exagerando al afirmar que "Ojos bien cerrados" es una película redonda y prácticamente perfecta: nada está al azar y aún así la historia no se siente forzada ni inverosímil. Eso se debe a un dirección tan rutilante como la de Kubrick, un genio con todas sus letras, en mayúsculas, por si fuera poco.
Pero, sin duda, lo que más encanta y atrae de la película -además de Nicole Kidman, naturalmente sexy, con una mirada penetrante y de piel marmórea- es la variedad de simbolismos, a partir de los cuales uno puede darse la libertad de teorizar y hacer documentales sobre aquello. De todas formas, más allá de cualquier honda y densa interpretación, "Ojos bien cerrados" bien puede conformarse con ser una feroz crítica en contra de la hipocresía de la sociedad, particularmente de los valores familiares y las personas acomodadas, disfrazadas ridículamente de buenos y buenas madres, personas modelo, ejemplos de cómo se debe ser en esta vida. Kubrick se encarga de señalarnos que no hay nada más falso e indignante en ello: aquella fachada de perfección moral y social no es más que una vil jaula, un eslabón más en la resistente aunque un tanto dañada cadena de las reglas sociales y su conducta supuestamente civilizada.
Para mí suena bastante simple, y claramente el filme este es mucho más que eso: es una profunda y perversa reflexión de la decadencia moral en general, amparada por un sistema tan podrido como la vida que todas esas marionetas que conforman la sociedad viven. Me parece muy sugerente que el húngaro de la fiesta inicial le haga la siguiente pregunta retórica a Kidman: "¿Sabe por qué las mujeres se casan?" Desde luego, ella no sabe lo que él tiene en mente: "Porque al casarse pierden la virginidad, y luego de ello, pueden tirar tanto como deseen". Es decir, el matrimonio es totalmente falso, una simple mentira que sirve para hacer lo que realmente deseamos como humanos: tirar todo lo que queramos. Un diálogo así no está puesto simplemente para decir que todos son unos hipócritas, claramente es el preludio a algo mucho más complejo e intrincado.
Si fuera tan simple como criticar a los pseudo burgueses, entonces la película no se habría sostenido y hubiese caído irremediablemente por el peso de su pretensión; habría sido un relato sin pies ni cabeza, con meros caprichos onanistas, una cinta más del montón. Claramente, no es así en lo absoluto, precisamente porque Kubrick se dedica a escarbar y escarbar esa superficie que tanto parece contentar a los mortales -superficie en la que se quedan muchas críticas lanzadas por "los justos"-, justificando cada momento del filme.
Aunque dije que no iba a entregar una teoría propia, igualmente me voy a dar el gusto de teorizar y especular un poco, porque si no lo hago entonces estaría sintiendo que el comentario este estaría incompleto y que yo mismo me estaría reprimiendo. Desde luego, si es que todavía no han visto la película, mejor no lean, porque acá volarán los spoilers.
Primero podría verse a "Ojos bien cerrados" como una historia mucho más pequeña de lo que podría pensarse: es tan sólo una pesadilla alegórica de todos los problemas que agobian a Tom Cruise. El sujeto se encierra en su imagen de padre proveedor y esposo perfecto, y poco a poco se va guardando fantasías con tal de mantener esa imagen y el consiguiente prestigio, incluso sin que él mismo se dé cuenta, porque ama mucho a su esposa, quien sin embargo le confiesa una tórrida fantasía que tuvo con un marino. Luego de enterarse de ello, comienza la pesadilla en la que, tal como un verdadero (mal) sueño, todo tiene algún significado.
Cruise comienza con cosas simples su periplo por la ciudad y su subconsciente: la primera visita la hace a una mujer que literalmente se le tira encima, presa de la pasión y el líbido. Él la rechaza, pero el deseo está ahí, latente. Luego se le acerca una prostituta a ofrecerle sus servicios: el deseo sigue latente, pero el hombre nuevamente rechaza, no sin antes estar a un pelo de ser infiel a su mujer -que fue, sin querer, la que evitó la infidelidad con una oportuna llamada (¿llamada del subconsciente?)-. Más tarde, al enterarse de la existencia de este misterioso evento a realizarse en un par de horas más, va a una tienda de disfraces en la que aparece una menor de edad en ropa interior, muy coqueta con Cruise, quien queda un poco prendado de ella; algo le atrae intensamente, aunque claramente eso no se puede consumar... pero el deseo sigue latente. Hasta el momento hemos estado viendo migajas, pedazos de lo que Cruise desea; el tipo se va dando cuenta de que en el fondo no es el esposo perfecto. Cuando llega a la mansión de Sommerton, finalmente se encuentra con todas sus fantasías desatadas, sin complejos ni vergüenzas. Pero, extrañamente, es reconocido como un intruso ¿Será que aquella mansión es lo más recóndito de su psiquis, y que su imagen de marido y padre perfecto llama mucho la atención? ¿Que su rol en la sociedad no encaja en un lugar auténtico, libre de ataduras y máscaras sociales?
Podría decirse que, en el fondo de su ser -porque la mansión representa sus deseos más escondidos-, Cruise se rechaza a sí mismo: tal como lo ha hecho toda la noche, se expulsa de sus fantasías sexuales: "sigue siendo un buen padre y marido y no vuelvas más". Las advertencias de los hedonistas para que no vuelva son, en realidad, advertencias de sí mismo para que no caiga nuevamente en estos terrenos que pueden destruir su vida por completo. A continuación Cruise investiga qué pasó, pero toda pista se escapa inmediatamente; nada le sirve, todo camino está bloqueado. Para peor, alguien le sigue: ¿será que su subconsciente lo acecha, atormentándolo? ¿que está arrepentido por haber visto esa parte de sí mismo, y que su fachada de buen padre lo persigue para evitar que se descarríe otra vez? Cuando Cruise ya parece haberse rendido ante todos los acontecimientos, la máscara que utilizó en la mansión de Sommerton se le aparece de nuevo, en su cama, en su cabecera, al lado de su mujer, que no la ve. Esto podría significar que, para ese entonces, Kidman todavía no sabe las fantasías de su marido -lo cual es injusto, dado que ella tan descaradamente le dijo las suyas-. Finalmente Cruise le cuenta todo, y cuando los ánimos están un poco más calmados, él le pregunta a ella qué hacer. Su respuesta es elocuente: "tirar". Ya no importa tanto ser padres perfectos, aunque tengan que mantenerse de esa forma, ahora lo realmente importante es tirar, cumplir las fantasías sexuales que tienen, las verdaderas -las de sexo duro y despojado de cualquier sentimiento: puro gozo, pura piel, puro placer-, el uno con el otro. La pesadilla terminó, y el despertar a la realidad trajo un detalle distinto: los valores son falsos, mejor tiremos, porque eso es lo realmente honesto.
La anterior es la interpretación que más me gusta, aunque, habiendo visto videos sobre "Los iluminados" y el aparente poder que tienen los organizadores de la fiesta en la mansión de Sommerton, "Ojos bien cerrados" también podría ser visto como una denuncia de los terribles abusos de poder que los líderes mundiales ejercen. Y esto puede estar relacionado con la impresión de que todo está planeado, que las nuevas presas son este doctor y su mujer, una artista desempleada. Digo, todo parece llevar a la mansión, ya sean las modelos que coquetean con Cruise, o la prostituta que justo se le acerca a él, o su amigo músico que le dice del lugar, o el cliente interpretado por Sidney Pollack que le explica toda la situación. Además está el húngaro que coquetea con Nicole Kidman, que por su parte le hace a su marido una muy interesante pregunta al principio de la fiesta de navidad a la que asisten, al inicio de la película: "¿Por qué crees que nos invitan todos los años a la fiesta?" Cruise dice que es porque hace descuentos -o algo similar, una respuesta ingeniosilla-, pero tal podría ser que los invitan cada año para así tener la oportunidad perfecta para "reclutarlos". Más tarde, el que la máscara esté en la almohada de Cruise podría ser una clara amenaza de los hedonistas, claro está. Parece que el plan para que el buen doctor mostrara su verdadera cara no funcionó mucho, y por eso las intimidaciones. De todas formas, esta interpretación no es tan mía, pero considero que valía la pena mencionarla. La conclusión de esta interpretación es que las altas esferas del poder siempre nos manejan como títeres, marionetas sin cerebro ni identidad. Nuestras vidas son moldeables a lo que ellos quieran, cuando lo quieran, y cómo lo quieran. La vida en sociedad es la verdadera fachada, y la cara real de todos los poderosos se encuentra alejada de todos los demás, en medio de la oscuridad. Lo peor y más indignante es que sólo ellos pueden ser lo que realmente son, en cambio, conminan a los ciudadanos comunes a cumplir sus roles no importe qué. Es una lucha de poder.
Kubrick sólo nos mostró un aspecto de cómo realmente son estas personas, a través de un relato con un delicioso toque conspiratorio.
Finalmente, habiendo quedado claro que la película completa me encanta, debo decir que mi parte favorita es todo el segmento de la mansión de Sommerton, que me parecen minutos perfectos.
Al igual que la mencionada ceremonia en la mansión de Sommerton, "Ojos bien cerrados" es una película a la que le caen como anillo al dedo multitud de adjetivos: es sugerente, extraña, hipnótica, fascinante, compleja, cautivadora, exquisita, elegante, y sencillamente inolvidable. De esos filmes que uno no se cansa de ver nunca y que con cada visionado siempre hay un nuevo detalle que hace de ello una experiencia única e imborrable. Recomendable total. En cualquier caso...
Kubrick se despidió como el grande que es.
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