Mi padre, en paz descanse, fue socio durante muchos años y ferviente seguidor de nuestro querido club, me contó cientos de anécdotas de aquellos años donde todo era en blanco y negro, con reminiscencias medievales y hambrunas, trasmitiéndome los valores, el sentimiento y el orgullo de “tindre el Cor Blanquinegre”.
Él me hablo de muchos jugadores de aquellos años 50, pero siempre me transfirió una especial simpatía en una persona que continuamente le aporto algo especial, algo que le hacía ir a Mestalla, aun mas si cabe, con ganas de ver jugar al equipo… Me decía que jamas había visto a nadie igual, era puro placer verle jugar, el más elegante… fue su jugador preferido… su ídolo.
Hay una jugada que jamas se borró de su memoria, y fue, ante el Barça, ante Kubala, le hizo malabares con el balón hasta dejarlo sentado, fue la mayor ovación que jamás escucho.
Se trata de Servaas Wilkes. Un regateador magnifico, mi padre me hablaba de lo increíble que era… “cogía el balón en el centro del campo y empezaba a sortear cuatro o cinco contrarios”… “era el mejor jugador con balón que había visto nunca”… “un malabarista, un ilusionista… Un mago del balón”.
Fue el primer jugador extranjero en militar en el Valencia CF. Nacido un 13 de octubre de 1923 en la ciudad holandesa de Rotterdam, era conocido popularmente como “Faas”. Estaba destinado a ser carpintero y a trabajar en el negocio de su padre, pero afortunadamente para el fútbol, decidió no hacerlo, convirtiendo su hobby en su profesión.
Empezó en el Xerxes, incorporándose al primer equipo en 1941, con tan solo 17 años, para que en 1949 firmara con el Internazionale de Milán de Mariano Tansini, hasta la temporada 1952/1953, que se fue al Torino Football Club, del entonces presidente Ferruccio Novo, convirtiéndose en una sensación en Italia.
Hablamos de una época donde las tácticas eran menos dominantes y las habilidades individuales marcaban la diferencia en el terreno de juego. Era una superestrella, excelente primer toque y control, movimientos de lujo, gran habilidad y extraordinaria agilidad… su juego era frívolo.
La compra fue concertada medio en broma por Guzmán Zamorano Ruiz, presidente de la Federación Valenciana, en la cena que siguió al partido contra el Torino, en homenaje al gran Antonio Puchades, donde comentó a la directiva italiana cuantos camiones de naranjas valía el delantero.
Venia de una temporada mas bien discreta, tras una lesión grave de menisco, ya con 30 años, pero al presidente Luis Casanova, considerado hasta hoy en día como el hombre más importante de la historia del club, no le importó asumir el gran traspaso, en una época donde el club estaba endeudado excesivamente por la ampliación de Mestalla.
“Yo vi jugar a Pelé, a Di Stéfano y a Kubala, pero lo de Wilkes era otra cosa: elegancia, reprís, imaginación, cambio de ritmo…”. Así lo definía el presidente que lo fichó.
Debutó con el Valencia en el Sardinero, duelo que el equipo entrenado por Quincoces perdió por 3-1. En su primera temporada jugó 28 partidos y anotó dieciocho dianas, en la temporada 1954/55 realizó once goles en diecinueve partidos, y en su última campaña en Valencia marcó nueve tantos en quince partidos disputados, para un total de 38 goles en 61 partidos. El Valencia acabó tercero, quinto y sexto en aquellas tres Ligas.
Fue el cerebro de aquel Valencia que usaba la famosa WM con Timor en la portería. Tras él, los centrales eran cosa de Sócrates, Quincoces II y Monzó. Más allá era terreno de Puchades y Pasieguito. Como volantes ofensivos Buqué y Fuertes, en la derecha Seguí y en la izquierda Mañó para dejar solo en punta a Wilkes como delantero centro.
Durante su estancia en Valencia vivió en la Malvarrosa, en el mítico restaurante La Pepica y su popularidad fue tal que en Valencia se popularizo la frase “Què fas, Faas?”, debido a su temperamento impredecible y visión, que en ocasiones no entendían ni sus propios compañeros.
El club le organizo el día de San José de 1957 un partido homenaje ante el Wolverhampton, junto al portero Ignacio Eizaguirre, quedando 3-1, Plá, Seoane y Mañó, marcaron para los valencianistas y Murray para los ingleses. Los primeros momentos fueron de juego animado por algunas jugadas de Wilkes, que demostró una vez más su mucha calidad.
Se retiró en 1964, tras pasar por varios equipos, entre ellos el Levante. Junto a su esposa Mona-Yvonne Wilkes dirigían el elegante y hermoso negocio de la moda “Monisima” justo enfrente del Hotel Hilton en Rotterdam.
El internacional holandés, que vistió la camiseta en 38 ocasiones, anotando 35 goles, falleció el 15 de agosto de 2006 a la edad de 82 años después de un paro cardíaco.
Yo no tuve la fortuna de verlo jugar, pero estoy seguro que muchos de los más veteranos aficionados del Valencia seguirán diciendo siempre que, junto a Kempes, el gran Servaas ‘Faas’ Wilkes ha sido el mejor futbolista extranjero que ha pisado el club che.
Gracias Papa…