La Reina Fabiola de Bélgica falleció hace pocos días en Bruselas, dejando consternados a su familia, amigos y súbditos.
El vestido de novia que Cristóbal Balenciaga diseñó para su boda con el Rey de Bélgica, tenía escote barco, talle estrecho a la altura de la cadera y manga japonesa.
Una piel de visón blanco rodeaba el escote, la cadera y la espléndida cola de seis metros, que nacía a la altura de los hombros. El vestido estaba forrado de satén.
Este elegántisimo y sublime modelo fue realizado en los talleres del modisto en Madrid y Balenciaga lo ideó pensando en la personalidad sobria, sencilla y elegante de la Reina Fabiola.
Y he dicho sobrio, porque el vestido, en contra de la costumbre de la época, no llevaba bordados, ni lazos ni pedrería. El diseño era tan magistral y el porte regio de Fabiola, que no hizo falta nada más.
El resultado fue espectacular. Si tuviera que elegir un vestido de novia de entre todos los que he visto y que han llevado las reinas y princesas o mujeres famosas o anónimas, sin duda sería éste y el de Carmen Martínez Bordiú en su boda con Alfonso de Borbón. Ambos son de Cristóbal Balenciaga.
Sin duda un traje de novia perfecto e indicado para la fecha, un 15 de diciembre. Era el año 1.960,
La exquisita Reina Fabiola donó su vestido al Museo Balenciaga de Getaria donde puede contemplarse actualmente.
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