Cine de autor o creatividad
Fachadas. Eric Lundgren
Si Fachadas fuese una película, sería cine de autor. Lo que popularmente (mal)conocemos como película de autor: aquélla que no sigue los patrones (comerciales) de Hollywood. Aunque en realidad la verdadera acepción de cine autor habla de películas que se salen de la norma y en las que el director-creador tiene una implicación preponderante. No es tan o solamente importante lo que se cuenta, sino cómo se cuenta.
Esta es la primera novela de un autor comparado ya con Michael Chabon, J. Lethem o Paul Auster. Eric Lundgren (Cleveland) trabaja actualmente en una biblioteca pública de más de cien años de antigüedad en St. Louis. Se graduó en la Universidad de Washington, donde después cursó el postgrado del programa de escritura. Sus escritos han sido publicados en Tin House, Quarterly West, y en The Quarterly Conversation.
Mejor Novela de Ficción de 2013 según Publishers Weekly. Esta primera novela es una presentación de su capacidad creativa. Toma como base el thriller pero coquetea con lo utópico, sin dejar de lado el realismo. La historia se sitúa en una localidad inventada, se supone del medio oeste norteamericano pero tampoco el lector es capaz de localizarla específicamente. La incertidumbre sobrevuela por toda la novela, en cuanto a la trama y el paisaje que se nos describe. Una ciudad que se percibe triste, gris, con personajes misteriosos e inciertos, donde el autor da un papel co-protagonista a la arquitectura. Edificios que parecen laberintos. Utópicos.
La historia gira entorno a la desaparición de la ilustre mezzosoprano Molly Norberg en extrañas circunstancias, tras un ensayo, y sin dejar rastro. Su marido, y nuestro protagonista, Sven Norberg, emprende una búsqueda que le lleva cada noche a recorrer la ciudad, encontrar extrañas pistas en las crónicas de ópera del periódico local y a extraños personajes que podrían o no estar implicados o tener más información de la que aparentan. En todo ello, se abren otras vías en la trama, como el despertar espiritual del hijo del matrimonio que se aleja del padre y no llegamos a adivinar muy bien por qué. Otros afluentes que enriquecen la novela pero que, sin embargo, no desaguan en la historial principal. Se diluye. Desaparece. Deja cabos sin resolver. No obstante, no desmerece la obra. Puede tomarse como una característica más del 'cine de autor'.
Tan difícil como etiquetarla puramente en un género; es sacar conclusiones críticas. Sirve más para hacer un análisis exhaustivo desde el punto de vista técnico, que desde la posición de 'recomendador' de lecturas. Si buscan una historia, con su inicio-nudo-desenlace, quizá se queden con una sensación extraña. Pero si buscan una 'experiencia literaria'... Lundgren ha jugado con las acciones presentes y los recuerdos. Ambos tiempos se mezclan al compás y en ningún caso con sensación de saltos en el tiempo. La novela, en realidad, se basa en la descripción de escenas. Con una habilidad magistral, sin que lo parezca pero mostrando al lector lo que podría ver si fuera una película. O cine de autor.
Fachadas es, en definitiva, un alarde de creatividad.
FACHADASEric LundgrenMalpaso, 2015224 Págs.The Facades
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