Revista Política

Factores de cambio

Publicado el 18 septiembre 2012 por Corsojc @corsojc
Factores de cambio
Dice un buen amigo que los cambios son siempre a mejor, y como fórmula optimista de ver la vida es realmente buena. La generalización de la frase la convierte en falsa, y debiera aplicarse sobre todo a aquellos cambios que son elegidos por uno mismo, porque el mismo hecho de tomar la decisión convierte cualquier acto en algo propio y en una decisión valiente, sobre todo si implica un cambio muy grande en nuestro esquema de vida.
Las cuestiones que afectan al cambio son múltiples, gracias a este post de Andrés Pérez, he estado releyendo partes del manual de Sociología del cambio social de Piotr Sztompka. Es  muy recomendable en los tiempos que corren, y en él podréis encontrar información desde la evolución de la idea de cambio en las diferentes corrientes de pensamiento, hasta cuestiones relacionadas con las ideas, los movimientos sociales y los grandes individuos como agentes de cambio u otras relacionadas como tiempo social.

Desde mi punto de vista, las cuestiones referentes al cambio son apasionantes, ya que son el motor de la sociedad, por eso el título del blog no es una cuestión baladí. En esta ocasión voy a desgranar levemente los tres factores que me parecen más importantes a la hora de afrontar un cambio que realmente remueva nuestra forma de vivir:

El miedo

La vida es, de forma intrínseca un cambio constante que los humanos tratamos de enfocar como evolución o progreso, pero a menudo el enfrentamiento a cambios drásticos nos supone grandes trastornos. La incertidumbre del suceso futuro nos encorseta en situaciones que no nos gustan, y nos apoyamos en el refranero popular “más vale malo conocido, que bueno por conocer” para postergar nuestras decisiones. Superar ese miedo y aplicar el mantra que citaba al principio parece lo más adecuado, y por supuesto saber rectificar y reconocer los fracasos y errores. En la actualidad, sobre todo colectivamente, necesitamos cambiar y sin cambios individuales los sociales son imposibles de alcanzar, la hora de superar el miedo está delante de nosotros. Es el momento de actualizar nuestro refranero con una versión más optimista y menos recelosa de las virtudes que traen los cambios “más vale bueno por conocer, que malo conocido”.

La necesidad

El miedo se traduce en un análisis de coste/beneficio y en el esquema general de la vida social mundial hay errores de bulto que debemos afrontar, falta saber si realmente estamos dispuestos a reconocerlos. Parece que las condiciones de vida actuales perjudican a más gente que a la que benefician, en el ámbito de las grandes decisiones no tenemos voto y nuestras voces están relegadas a un segundo plano. Pero el monstruo social sólo puede construirse entre todos, por lo que nuestras acciones individuales afectan más de lo que podemos imaginar a las grandes dinámicas sociales.

En el difícil territorio de las grandes decisiones la cosa no está mal, no hay necesidad de cambiar porque se vive bien, o ¿acaso existe alguien que tire piedras contra su propio tejado?

Unas gotas de imaginación sociológica nos dicen que los mercados existen por la suma de dinero que les proporcionamos los individuos, no creo necesario decirle al lector lo que debe hacer.

La imposición

En no pocas ocasiones los cambios que afectan a nuestras vidas no son controlados por nosotros. Instancias o personas pueden tomar decisiones que hagan remover nuestros cimientos, supongo que lo mejor es creerse lo que dicen los manuales de autoayuda y sacarle beneficio a esas imposiciones que pueden llegar en forma de ruptura sentimental, orden legislativo o despido laboral...
En el caso de lo social sólo tenemos que aprender a discernir si la medida es tan injusta que es perjudicial para la mayoría de la sociedad o si sólo lo es para mis presupuestos ideológicos o intereses personales, porque en ese saber diferenciar es donde se encuentra el deber de la desobediencia civil del que nos hablaba Thoureau.
Cambiar las cosas debiera ser más fácil de lo que parece, con cuatro de ellas debiera ser suficiente: saber qué se quiere cambiar, tener una nueva idea y ponerla en marcha (pero antes debes superar el miedo), tener una necesidad y evitar las imposiciones.

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