Un accidente cerebrovascular, ataque cerebral o ictus cerebral es la perdida de las funciones del cerebro producto de una interrupción en el aporte sanguíneo sea porque un vaso sanguíneo en dicho órgano se bloquea o se rompe. Según sea la zona afectada habrá síntomas variables. Al no recibir aporte sanguíneo no hay oxigeno y nutrientes para las neuronas que son células que no se regeneran una vez desaparecidas, por lo que el daño a nivel cerebral puede ser importante y complicar las funciones de un ser humano, como ser el movimiento y el habla entre otras.
En lo que respecta a su clasificación hay dos tipos de accidentes cerebrovasculares, el primero recibe el nombre de Isquemico y el segundo el de Hemorragico.
En el primero lo que determina la interrupción del flujo sanguíneo podría ser acumulación de fibrina, grasa o calcio en paredes vasculares y por coagulos sanguíneos que interrumpe el paso de la sangre al cerebro.
En el segundo denominado hemorrágico lo que sucede es la ruptura de un vaso sanguíneo con la siguiente extravasación de sangre al tejido nervioso.
Dentro de los factores de riesgo se considera la hipertensión arterial, la ateroesclerosis, la diabetes, la hipercolesterolemia, el tabaquismo, el sobrepeso, el sedentarismo y una alimentación inadecuada. Los siguientes factores incrementan el riesgo de sangrado dentro del cerebro, lo cual lo hace a uno más propenso a sufrir un accidente cerebrovascular:
consumo de alcohol, trastornos hemorrágicos, consumo de cocaína, traumatismo craneal.
Para ayudar a prevenir un accidente cerebrovascular: se debe evitar los alimentos grasos,
no tomar más de 1 a 2 tragos de alcohol por día, hacer ejercicio en forma regular, control de la presión arterial, control del colesterol, no fumar ni consumir cocaína.