Tana French rebotaba en mi cabeza desde hace tiempo, de un lado a otro, como algo importante que he olvidado, ahora aquí, ahora allí, un día me acuerdo de ella, al siguiente ya no. Esto me pasa más de lo que me gustaría.
Creo que no os lo he contado nunca, estoy enormemente enamorado de tres cosas, tres nimiedades que hacen que mí emocionante vida de clase media- baja tenga sentido; Irlanda, la cerveza Guinness y las mujeres rubias. Rubias, pelirrojas, con el pelo azul, verde, rojo, rosa. Y con muchos tatuajes.
Por eso un día me escape con un amigo a Irlanda. A la Guinness Store House. Y a ver focas. Y a beber en todos los pubs posibles hasta decir basta. Y allí la Guinness está más buena.
A santo de qué una confesión estúpida como esa, bueno, veamos, en Faithful Place se dan dos de esas pasiones; Irlanda, con toda su cultura, paisajes y sinergias y la cerveza Guinness, omnipresente en toda la novela.
Dos de tres. No está mal.
Por no hablar del simple gusto de leer a esta autora, de que es novela negra, de que está en Serie Negra, de que la trama me apetecía muchísimo, y de que salen chicas muy guapas. Pues a leerla se ha dicho. Soy bastante simplón, que queréis.
Frank Mackey y Rose Daly planean escaparse de casa juntos e irse a vivir a Inglaterra, acaban de llegar a la mayoría de edad y son novios en secreto desde hace algún tiempo. Viven en Faithful place, una calle de casas bajas en un barrio obrero del centro de Dublín. La noche del encuentro para huir y dejar atrás unas vidas llenas de vacío y sin futuro ha llegado, y en la cita, a las doce de la noche, está Frank que ha salido a hurtadillas de casa sin ser visto. Pero Rose no llega, no aparece, y las horas pasan, y no hay rastro de la chica y Frank…Frank decide seguir su camino y huir sin ella, convencido de que la chica ha cambiado de opinión.
Y veinte años después Frank tiene la vida que fue a buscar, es inspector de policía, tiene una hija, y no ha vuelto a su casa en todo ese tiempo. Aunque el recuerdo de Rose sigue dentro de él. Por eso cuando alguien le llama y le dice que cerca de su antigua casa han encontrado una maleta vieja, que estaba escondida, su corazón se altera, pero cuando le dicen que todo parece indicar que es la maleta de Rose Daly, Frank Mackey se viene abajo, sabe que su pasado ha venido a morderle el culo, a pasar cuentas, sabe que ha llegado ese momento, lleva veinte años sin ver a su familia, y todo parece indicar que ha llegado el momento de encarar la situación.
Se me ocurre que Faithful Place es una novela de la Irlanda profunda, un poco; barrios obreros, lucha de clases, disputas familiares, vecinales, odio, resentimiento, amor, su toque de pasión religiosa. Lo tenemos todo. French crea una trama consistente, bien cimentada, que se desarrolla prácticamente sola, que rueda y que te lleva, con personajes muy bien definidos, mucho, la verdad es que eso me gusta, y con una historia llena de odio, de familias, de venganzas, French crea un microcosmos alrededor de la familia de Frank donde orbitan vecinos y conocidos, donde orbita el barrio, donde orbita el pasado, donde orbita Dublín.
Todo se mueve alrededor de la esa familia, ese es el eje principal, pero la trama tiene ramificaciones. Por un lado tenemos la principal, Frank con su familia a la que hace veinte años que no ve, con todo lo que supone eso. Tenemos un hilo sobre la investigación de esa maleta y sus consecuencias. Y tenemos un tercer hilo argumental con la vida que se ha construido Frank en la actualidad lejos de su familia. Por supuesto los tres argumentos convergen a lo largo de la novela de diferentes maneras hasta formar uno solo y principal.
French sabe retratar muy bien la sociedad irlandesa, sobre todo la pocos recursos, la de los barrios obreros, la de los hombres que vuelven a casa hasta las cejas de pintas y descargan su frustración a golpes con los miembros de su familia, la de las dificultades para encontrar hasta un trabajo no cualificado con el que alimentar a los tuyos, la de las rencillas vecinales por un puesto en una próspera fabrica frustrado por cosas del pasado. French despliega toda la paleta de lugares y paisajes dublineses, sus ambientes oscuros y lluviosos, sus olores a malta cerca de la fábrica Guinness, sus olores a mar, a gasoil, a lluvia. Ambientes, sensaciones.
Tengo un problema con las novelas de género negro de más de trescientas-cuatrocientas páginas, me aburren, soy de los que creen que se puede contar una historia excelente en trescientas páginas. El resto es relleno. Faithful Place tiene casi seiscientas. Bien. Como viene siendo habitual volveré a contradecirme, Faithful Place tiene las páginas correctas que necesita la trama, creo que esta calibrada y yo le quitaría pocas páginas, muy pocas. Y aunque no soy amante de que los autores se alarguen tanto, reconozco que Frech ha sabido hacerlo de manera que el lector no tenga la sensación de estar en una travesía inacabable.
Tana French me ha gustado, lo suficiente para volver a ella de vez en cuando y visitar esa Irlanda que tanto echo de menos, su estilo es sencillo, claro y sin pretensiones y sus tramas son negras pero no oscuras, están lejos del hardboiled, no son demasiado escabrosas y sus muertos no hacen apartar la vista. Está dentro de la zona de confort.
Faithful Place
Tana French
RBA Serie Negra 2013
544 páginas.