
"La mujer que iba a morir hablaba desde hacía diez minutos en el vagón de primera clase. Era la suya una conversación banal, intrasdendente: la temporada de Biarritz, la última película de Clark Gable y Joan Crawford. La guerra de España apenas la había mencionado de pasada en un par de ocasiones. Lorenzo Falcó la escuchaba con un cigarrillo a medio consumir entre los dedos, una pierna cruzada sobre la otra, procurando no aplastar demasiado la raya del pantalón de franela."
Cada libro de Pérez-Reverte desata una pequeña ola de impacto entre seguidores y detractores del autor, tan mediático como polémico, en las redes y mesas de bares a media conversación. Y cada vez acudo a la librería con curiosidad incapaz de resistirme. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Falcó.
Conocemos a Lorenzo Falcó mientras ejecuta una misión, nunca mejor dicho, y recibe el siguiente encargo. En noviembre de 1936, con la Guerra Civil española resonando en las calles, hay encargos que pueden ser muy peligrosos y cambiar el rumbo de un país, encargos que llevan asociados nombres que todos conocemos. Y ese es el tipo de encargo que recibe Falcó.
La nueva novela de Pérez-Reverte sirve de cata de presentación para el que empieza a ser llamado sustituto de Alatriste en la trayectoria literaria del autor. Era inevitable, supongo, que desde que el propio autor confirmara que estamos ante el comienzo de otra saga, salieran a la calle similitudes y diferencias entre ambos protagonistas perdiéndose, quizás, lo importante a la hora de hablar de una novela que es el argumento en sí. Y es que Falcó es una novela de género que Reverte ha hecho "nuestra". Y eso supone que ha castellanizado tópicos para adaptarlos a la que, por formato y definición, se puede denominar como bestseller desde las primera páginas.
Utilizando un narrador omnisciente, y sin buscar grandes excusas para contarnos abiertamente lo que piensa tal o cual personaje, Reverte opta por ambientar su novela en la, inicialmente, farrangosa época de la Guerra Civil española. Y digo farrangosa porque es una época tan interesante como peligrosa ya que muchos lectores tomarían partido por uno u otro bando y, para más inri, Falcó milita en el lado contrario al habitual. Sin embargo pronto nos queda claro que su bando no es ideológico como tampoco lo es la novela, ya que el autor reparte a uno y otro lado sin importarle el lugar que militan y, sobre todo, sin buscar buenos en una novela en la que, lo único que están o no (que no hablamos ahora de si son) buenas, son las mujeres.
Falcó es un tipo duro de ojos grises y gabardina, con pitillera de Carey y sin problema para moverse en los mejores lugares o con la peor calaña. Es un tipo rudo, mujeriego, afilado y seco que oscila entre lo que una mujer podría denominar chulo y su propio espejo "canalla", pagado de sí mismo y con un código ético y moral propio que no necesitamos aprobar para seguir leyendo en una historia que terminamos sin apenas darnos cuenta. Y cuidado, puede que incluso al final del libro, el lector desprevenido descubra que este nuevo antihéroe de Reverte, le cae bien.
La novela está medida, las descripciones son justas, incluso escuetas y los personajes que acompañan al protagonista distan mucho de la complejidad en una historia que entretiene y divierte a partes iguales; algo que parece cada vez más difícil de conseguir, además de ser criticado por un sector literario que parece pensar que todos los libros están para darnos clases magistrales a los lectores. Y eso que imagino a Reverte a media sonrisa, pensando en la cara del lector cuando descubra el nombre de Primo de Rivera. Porque si que hay una pequeña lección escondida sobre temas literarios en la novela, y un par de preguntas que me quedo con las ganas de realizarle al autor sobre la parte más divertida del libro. Esa que no puedo contaros porque hay que descubrirla entre sus páginas.
De momento, os diré que la novela funciona, que le auguro larga vida a su protagonista y que me lo he pasado francamente bien.
Y ahora viene la pregunta que no se hace, pero sí. reverte es un escritor del que se habla y se opina día sí, día también, ¿creéis que influye la opinión que se tiene de un escritor a la hora de ir a la librería y decantarnos o no por sus títulos?
Gracias.
