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Fallout (Primera Parte): el fin del mundo según Mark Morgan

Publicado el 10 julio 2013 por Uli22 @uli2211
de las bandas sonoras de Fallout y Fallout 2], pero me alaga porque en la serie Fallout es cierto que [...] busqué hacer un esfuerzo consciente por crear un estado de alteración o psicodelia.

-Mark Morgan, en entrevista con Game-OST.com[1]

Fallout (Primera Parte): el fin del mundo según Mark Morgan

Se puede decir mucho acerca de la excelente franquicia de Fallout (entre otras cosas, por ejemplo, que se trata de una de las series favoritas de Bitúsica), pero para quien no la conozca (o la conozca poco) he aquí un resumen de uno de sus elementos más interesantes: el marco histórico-alternativo que plantea. Sin embargo, si no les interesa esta intrincada y meticulosa pieza de historia alternativa, pueden saltar los siguientes cuatro párrafos y continuar con la reseña sobre la música y los compositores que dan vida al mundo postapocalíptico favorito de todos.

Breve historia de Fallout

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Durante la década de los 50's el mundo adopta un camino distinto al que conocemos en términos culturales, políticos y tecnológicos, principalmente. Para el año 2052 comienzan a escasear recursos a escala global, por lo que varios pequeños países se declaran en quiebra mientras otros se enfrentan entre sí tratando de proveer a sus respectivas poblaciones con materias primas. Ese mismo año, ante la escases de recursos energéticos, Europa declara la guerra a Medio Oriente después de que los precios del petróleo proveniente de dicha región

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se inflaran de manera abrupta y a una magnitud nunca antes vista. Dicho conflicto marca el inicio de la llamada "Guerra de los Recursos". Las Naciones Unidas colapsan poco tiempo después de iniciada la guerra, pues ocurre una huida masiva de sus países integrantes. En el año 2059, los EUA dirigen gran parte de su ejército hacia sus reservas de petróleo en Alaska ante el temor de que fuerzas Chinas pudieran tratar de hacerse de las tierras en cuestión. Al mismo tiempo, Canadá condena y complica el paso indiscriminado de tropas Norteamericanas a través de su territorio.

En 2060 concluye la guerra entre Europa y el Medio Oriente, pues las reservas de petróleo de ambos bandos se han agotado. Europa se divide en pequeñas naciones que pelean entre sí por los recursos sobrantes. Seis años después, China invade Alaska y las tropas norteamericanas comienzan a tomar territorio Canadiense hasta concluir la anexión en 2076. Los EUA retoman posesión de Alaska

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un año después. Unos cuantos meses posteriores a la anexión canadiense, se revelan informes acerca de los experimentos que el ejército de los EUA ha llevado a cabo por años tratando de producir un virus que desarrolla la inteligencia y la fuerza en humanos, aunque también se señala un aumento considerable en el grado de violencia de los sujetos a prueba como parte de un efecto secundario del virus. No son claras las intenciones que el gobierno norteamericano tiene con dicho virus pero, al ventilarse la existencia de este, China amenaza seriamente con efectuar un ataque nuclear en suelo norteamericano si estos realizan un ataque frontal.

Antes de terminar el año 2079 se concluye la Guerra de Recursos y se da comienzo a la Gran Guerra, la cual dura tan sólo 2 horas -se estima que en ese par de horas se desató más energía que en todas las demás guerras anteriores combinadas. Se cree

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que China lanzó la primera bomba atómica, aunque los registros no pueden ser comprobados. El intercambio nuclear entre los Estados Unidos y China provoca una nueva geografía en la Tierra. Montañas enteras dejan de existir y lo que antes eran planicies, se tornan cordilleras; la mayor parte de los océanos y ríos en el mundo se contaminan con radiación. Una semana después de la Gran Guerra llueve por cuatro días seguidos -lluvia en forma de agua negra compuesta de la combinación de cenizas, radiación y otros componentes tóxicos indeterminados. La lluvia arrasa con la flora, la fauna y los micro-organismos de regiones enteras. El clima cambia de manera drástica imponiendo una sola estación permanente: un verano radioactivo.

Cada una de las entregas de Fallout se da lugar en un espacio y tiempo determinado a partir de este momento. Por supuesto que hay importantes lagunas en la historia de Fallout pero, puesto en una balanza, el juego sigue siendo extremadamente convincente debido a los múltiples detalles y elementos que terminan por otorgar una identidad particularmente genuina a toda la serie, entre ellos, por supuesto, la música.

¿Fin?

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Flash Gordon, Monopoly, una fuerte influencia de la cultura pop americana de la década de los 50s y los 60s, mucha violencia, mutantes, dilemas éticos a lo largo de un mundo abierto de grandes dimensiones esperando a ser explorado; zombies radioactivos,

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ovnis y el mismísimo Ron Perlman -en su papel del narrador con esa imponente voz suya- haciendo esa legendaria introducción: "War... War never changes". Fallout no plantea ese "mundo del mañana" que ingenuamente imaginaba la sociedad a mitad del siglo XX -aunque sí existe un velo muy delgado y retorcido de dicha noción. De hecho, es un escenario muy alejado de ese futuro atómico-espacial idealizado pues, para que se den una mejor idea al respecto, Fallout toma gran influencia de películas como Blade Runner (1982), War Games (1983), Mad Max (1979) y Mad Max 2: The Road Warrior (1981) y, por supuesto, la siempre genial A Boy and his Dog (1975). Así es, Fallout cuenta la historia de la añorada utopía convertida en una cruda, salvaje y satíricamente retorcida distopía.

Ahora bien, se trata de una distopía con mucha personalidad a pesar de lo árida y desolada que resulta. Fallout evoca el arte de combinar elementos densamente oscuros con motivos sínicamente alegres o ingenuos en apariencia (repito, en apariencia). La ambientación de este mundo tan particular se realizó a través de dos grandes marcos: la vertiente cultural optimista y algo idealizada de la sociedad norteamericana de mitad del siglo XX, y el páramo radioactivo, oscuro y amenazante en que se ha convertido el mundo. El trabajo de Mark Morgan (@Kotowst), como compositor de las primeras dos entregas de la franquicia, se enfoca por completo al segundo marco, al terreno de lo tétrico, amenazante y frío como navaja; sin embargo, a diferencia de la ambientación sonora de la primera entrega de Fallout (1997), en Fallout 2 (1998) se logró obtener la licencia para usar la reinterpretación de "A Kiss To Build A Dream On" hecha por el legendario Louis Armstrong en la década de los 50's. Esto, sin lugar a dudas, marcó un parte aguas en la ambientación sonora de la franquicia para siempre.

A partir de Fallout 2 se comenzó a gestar una ambientación sonora que habría de convertirse en una de las características más entrañables de la franquicia: combinar música instrumental densa y

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oscura, con temas clásicos y alegres -o ingenuamente agridulces- de la época que siguió a la segunda guerra mundial. En un principio, Fallout 2 mostró el camino de dicha combinación perfecta entre pasajes oscuros y melosos a través de su música, pues la mezcla entre el inmortal Louis Armstrong y el entonces "novato", Mark Morgan, fue dinamita pura y, más importante aún, embonaba a la perfección en el mundo retro-postapocalíptico de Fallout.

Ahora bien, para más de uno, Mark Morgan es un compositor de culto que logró crear el alma -oscura y amenazante- para las dos primeras entregas de la exitosa franquicia en cuestión. Sin embargo, Morgan tan solo ha estado presente en el principio de Fallout,

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pues después cedió la batuta a un peso pesado de la ambientación orquestal contemporánea, Inon Zur, quien compondría la música para las siguientes entregas de la serie. De padre arquitecto y madre pianista, Mark Morgan dejó inconclusa su carrera en la Berklee School of Music en Boston para tener más tiempo para tocar en vez de estudiar.[2] Gracias a los giros y las conexiones que crea la vida, un día lo contactó un amigo para ayudarlo a componer música para cine y televisión en el sur de California y Morgan aceptó la invitación con gusto.

El primer proyecto que tuvo que dirigir por sí solo para televisión fue una serie de nombre "Prey", para la cual decidió producir música ambiental sombría. Bob Rice, miembro de la mesa

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directiva de la Game Audio Network Guild (así es, son ellos quienes organizan los G.A.N.G. Awards año con año premiando lo mejor de la música de videojuegos) y miembro de la respetada organización Four Bars Intertainment (dedicada a colocar músicos de altura dentro de proyectos en las industria de la televisión, el cine y los videojuegos) escuchó la música en el programa y decidió invitarlo a colaborar en Four Bars Intertainment. Con la influencia de Rice y un poco de suerte -pues el músico oficial del proyecto lo rechazó en el último minuto- fue como Mark Morgan consiguió trabajar dentro del proyecto de Fallout desde sus inicios.

Para el contexto tan particular que promueve Fallout, Morgan decidió mezclar sonidos étnicos e industriales en un intento por generar un horizonte emocional sonoro consistente con el grado de crudeza y barbarie del juego.[3] Su música es una combinación experimental y sombría entre una esencia moderna y una vibra

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primitiva, generando una tonalidad ambiental que tiende a brillar por su oscuro, fornido y paradójico minimalismo -el equilibrio sonoro perfecto para ambientar un mundo complejo que se divide entre elementos tecnológicos propios de la ciencia ficción, y el retroceso que ha sufrido la humanidad como consecuencia de la Gran Guerra.

La mayoría de las canciones que Morgan compuso para la banda sonora de Fallout fueron reusadas en Fallout 2; sin embargo, esto fue más una decisión (por cuestiones de tiempo) del propio equipo de Fallout que de Morgan.[4] Aun así, se podría decir que existe una presencia más melódica dentro de Fallout 2 que en su antecesor, el cual se encuentra sobrecargado de una casi-total amenazante atmósfera experimental/ambiental. Ejemplos claros de lo anterior se encuentran en canciones como "My ChrysalisHighwayman" o "All Clear Signal (Vault City)", las cuales difieren mucho de los temas áridos del primer Fallout como "Desert Wind" o "Metallic Monks".

Morgan cuenta con influencias musicales que van desde Peter Gabriel, Miles Davis, Paul Bley, NIN, Massive Attack o Kraftwerk, hasta Clint Mansell, James Newton Howard, John Powell, pasando por músicos de la electrónica avant garde como Alva Noto, Ryuichi Sakamoto, Ryoji Ikeda y Kangding Ray.[5] La presencia tanto de grandes compositores que han hecho su carrera profesional dentro del cine, como de bandas "mainstream" y "underground" en su lista de artistas favoritos, parece señalar la lógica en el hecho de que Morgan trabaje tanto para cine, como para televisión y, claro, dentro de proyectos en la industria de los videojuegos. Eso sí, prefiere la libertad que conceden los videojuegos al compositor, en vez de las restricciones que demandan las películas y la televisión en su intento por insertar una pieza musical en una escena específica[6] -algo de ese tema ya ha sido discutido en Bitúsica a través de un par de artículos.

Es cierto que tanto la banda sonora de Fallout como de Fallout 2 (las cuales fueron remasterizadas en 2010 -combinando ambas en una entrega llamada Vault Archives- y puestas a disposición de los fans a través de Internet para descargarse de manera gratuita) carecen de variedad, pero la temática bajo la cual fueron creados ambos soundtracks es muy

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específica y, si me preguntan, esos juegos no podrían ambientarse de una mejor manera. De hecho, el trabajo de Mark Morgan para Fallout y Fallout 2 fue re-usado en la última entrega de la serie, Fallout: New Vegas, haciendo mancuerna con las nuevas creaciones de Inon Zur. Sea como sea, no es posible negar que la música de estos juegos es tan fría y afilada como el propio escenario que plantea Fallout. Por lo tanto, se puede decir que la presencia de los lúgubres y pesados ambientes sonoros de Morgan logra proporcionar de identidad a ese devastado y frío mundo al que seguimos regresando en busca de más acción, misterio y diversión.
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