Magazine

Falsas apariencias

Publicado el 10 julio 2014 por Polikracia @polikracia

@desdelamoncloa: ”@marianorajoy quiere acordar con los partidos medidas de #regeneración democrática.” 

Este es el tweet que puede verse en el Twitter Oficial de La Moncloa desde hace escasos días. Rajoy, durante su visita a Panamá, declaró su intención de llevar a cabo un debate sobre los aforamientos y la elección directa de alcaldes en septiembre. Defendió así que el que gobierne sea el que elija el pueblo y no una coalición formada “por cinco que han perdido las elecciones”. Para realizar este cambio sería necesario reformar la ley electoral. Llegado a este punto, deberíamos coincidir todos en la sorpresa que suscitan esas declaraciones: ¡Rajoy llamando al debate, al consenso y a la regeneración democrática!

¿Le habrá sentado mal a Rajoy el clima tropical panameño? Más bien parece que la antes adormilada maquinaria electoralista del PP se ha puesto definitivamente en marcha. Alarmada quizás por el gran bajón en las elecciones europeas de hace poco más de un mes, quiere aliñar los crecientes datos de recuperación económica –meramente sistémica, conociendo el carácter cíclico del capitalismo y por lo tanto, casi inevitable- con un cambio de imagen.

El PP del pueblo, el más demócrata, el que aparece en cada campaña electoral, no es otra cosa que un espejismo, una fantasía. Desafortunadamente para el Partido Popular, las palabras en política deben ir acompañadas de hechos, de acción y en ese sentido, su último programa electoral deja mucho que desear. Ese programa totalmente antagónico a la realidad que llevamos viviendo ya casi tres años. El que complace los intereses de banqueros, neoliberales europeos y grandes empresarios. La hoja de ruta de una minoría, una élite económica, cuyo último deseo sería una regeneración democrática en España.

Un funcionamiento interno que no deja espacio a la democracia, los famosos mensajes de apoyo de Rajoy a Bárcenas, la desatención de las demandas populares, el poco caso que se le hace a sentencias europeas, como la que declaró ilegal nuestra ley sobre desahucios: la idea de proponer una regeneración democrática, empezando por la elección directa de los alcaldes es, cuanto menos, una ironía.

Pero lo más doloroso es sin duda la credulidad de la ciudadanía; el gran pecado sería morder el anzuelo lanzado desde Génova. Lamentablemente, la poca memoria de los electores es ya conocida y explotada por la directiva popular (y la socialista). Los atisbos de esa recuperación económica meramente sistémica generarán una esperada amnesia generalizada que contribuirá únicamente a perpetuar el bipartidismo.

El objetivo de esta reflexión no es otro que despertar a los futuros votantes, remover conciencias e incitar al pensamiento crítico. Una verdadera regeneración democrática implicaría una democratización de las instituciones, incluida la del TC, la reforma de la Ley D’Hondt y, de esta forma, de la ley electoral, la elección de candidatos por primarias abiertas, la introducción de un revocatorio y de otras medidas de control del ejecutivo o incluso la puesta en marcha de un proceso constituyente que englobara estas y más propuestas. Pero estas propuestas son las que ponen en vilo al bipartidismo, son concesiones de poder simplemente inaceptables para esa minoría feudal, aferrada al poder desde la Transición.


También podría interesarte :

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Quizás te interesen los siguientes artículos :