¡Hay gente que está muriéndose de frío por no poder pagar la energía!, gritan con angustia apocalíptica Podemos, su báculo Garzón, de IU, y parte del pueblo les cree.
Pedro Sánchez y sus NoNos, también lloran para vergüenza del PSOE, orgulloso de haber mantenido desde siempre, como el PP, la botella de butano con la estufa catalítica o la de infrarrojos, sin llamas y seguras, como fuentes de calor baratísimo y abundante.
Esa botella, también para cocinar y calentar agua, aparece en 1957, con el franquismo, cuando aún no había electricidad en amplias zonas de España.
Hace unos días una familia entrevistada por una televisión nacional se quejaba de tener sus radiadores eléctricos apagados, con sus hijos resfriados porque no podía pagar la electricidad.
Compungidas, la periodista y la mayoría de la audiencia, olvidaban que una botella de butano entregada en cualquier hogar por aislado que esté cuesta menos de 15 euros y da calor a un piso de cincuenta metros durante casi quince días.
La estufa de infrarrojos, cuatro/cinco veces más potente que un radiador eléctrico, puede comprarse por 65 euros y dura una vida.
Para igual bienestar, cada radiador eléctrico cuesta encendido entre diez y treinta veces más.
Quince días de calor con butano por lo que cuestan tres paquetes del tabaco que este padre de niños ateridos fumaba compulsivamente porque, decía, el cigarrillo era su única forma de calentar las manos.
La demagogia, la explotación sin contraste de declaraciones lacrimógenas dominan el espectáculo periodístico para elevar el sentimentalismo populista que explotan Podemos y los pedristas.
No engañen. Nadie se muere de frío si no quiere. Pero, como deseamos ver espectáculos de dolor y miserias, si no las hay las inventamos mientras nos fumamos, bebemos y gastamos insensatamente el calor de nuestros hijos.
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SALAS