Pongamos un ejemplo reciente. Imaginen que elevamos al máximo la tensión político militar de un país. Imaginen que en un momento dado alguien tiene la duda de que un objeto volante pueda ser un avión enemigo. Imaginen que aprieta un botón y un misil derriba un avión de pasajeros. Esto es un falso positivo, etiquetar como nocivo algo que no lo es.
En medicina lo hacemos con frecuencia dado que toda técnica diagnóstica, subrayo toda, produce falsos positivos. Desde las más sencillas a las más sofisticadas, con mayor o menor probabilidad, es un hecho objetivo que aumenta a medida que lo hace el número de pruebas que se llevan a cabo.
Como el mantra “más es mejor” contamina los servicios sanitarios, la ciudadanía reclama todas las pruebas posibles “porque yo lo valgo” sin saber el peligro que corren por someterse a ellas. Si una prueba se interpreta como positiva implicará otras pruebas o medidas. De este modo si el análisis de heces detectó sangre oculta se ordenará una colonoscopia y si la mamografía identifica una imagen extraña una punción biopsia y en ambos casos resección de lo que se considere sospechoso.
Existe un gran debate con los programas de cribado que se aplican a población sana por ser de alguna manera una forma de elevar la tensión “político militar” sanitaria. Mientras más enfermedad se espere, más se encontrará (verdaderos positivos) y de paso generamos un buen puñado de efectos colaterales (faltos positivos).
A nadie le gustaría que a un familiar o a uno mismo le derribará un misil por error pero no es tan evidente que una prueba médica pueda potencialmente ser igual de peligrosa. Y si miramos la cifras de personas que mueren por reacciones a contrastes, perforaciones, sangrados, complicaciones y demás veremos que superan al año las de varios aviones. Si incluimos las personas a las que se les opera, amputa o somete a procesos innecesarios por falsos positivos la lista se alargaría muchísimo más.
Por estas razones me parecería de mucha ayuda incluir en las hojas de consentimiento informado habituales una pequeña infografía donde se ilustre este tema para que quien tenga que someterse a una prueba diagnóstica sepa a qué probabilidades se somete tanto de posibles complicaciones como de falsos positivos. El consejo y el criterio del profesional sanitario seguirá siendo imprescindible pero quizá los números ayuden por sí mismos a más de uno.
False positives, the sanitary Achilles' heel.
Explaining mathematics is not usually easy to health professionals but in this age of fake news and half-truths it is increasingly necessary.
Let's take a recent example. Imagine that we raise the political-military tension in a country to the maximum. Imagine that at some point someone has doubts that a flying object could be an enemy plane. Imagine that you push a button and a missile knocks down a passenger plane. This is a false positive: to label as harmful something that is not.
In medicine we often do this because every diagnostic technique, I emphasize, produces false positives. From the simplest to the most sophisticated, with greater or lesser probability, it is an objective fact that increases as the number of tests carried out increases.
As the mantra "more is better" contaminates the health services, citizens demand all possible tests "because I am worth it" without knowing the danger they run by submitting to them. If a test is interpreted as positive it will imply other tests or measures. Thus, if the stool analysis detected occult blood, a colonoscopy will be ordered and if the mammography identifies a strange image, a puncture biopsy and in both cases a resection of what is considered suspicious.
There is a great deal of debate with screening programs that are applied to healthy populations because they are somehow a way of raising the "political-military" health tension. The more disease you expect, the more you will find (true positives) and in the process we generate a good handful of side effects (false positives).
No one would like to see a family member shot down by mistake but it is not so obvious that a medical test can potentially be just as dangerous. And if we look at the numbers of people who die from reactions to contrast, punctures, bleedings, complications and so on, we see that they exceed the numbers of several crashed planes in a year. If we include the people who are operated on, amputated or subjected to unnecessary procedures for false positives the list would be much longer.
For these reasons I think it would be very helpful to include in the usual informed consent forms a small computer graphic illustrating this issue so that anyone who has to undergo a diagnostic test knows what the chances are of both possible complications and false positives. The advice and judgement of the health professional will still be essential but perhaps the numbers themselves will help more than one.
(權威翻譯,對不起,錯誤)
對醫療專業人員來說,對數學進行解釋通常並不容易,但是在這個虛假新聞和半真半假的時代,它變得越來越必要。
出於這些原因,我認為在通常的知情同意書中加入一個小的計算機圖形來說明此問題,將非常有幫助,以便任何必須進行診斷測試的人都知道可能的並發症和假陽性的可能性。衛生專業人員的建議和判斷仍將是必不可少的,但也許數字本身會幫助多個。