Revista Diario
¿Quíén no tiene un fals@ en su vida?
Hay tres categorías:
- Familiares
- Conocidos
- Laborales
Los falsos familiares son los más fáciles de torear, porque nos podemos escaquear de verlos, y sólo de vez en cuando tenemos que "cumplir" y aguantarlos (normalmente por Navidades, bodas, bautizos y funerales). Ya vamos con el "chip" de poner buena cara, que será poco rato y que hasta al cabo de un tiempo no va a tocar verlos otra vez.
Luego tenemos la segunda categoría. No hay falsos de la categoría "amigos" porque ya nos encargamos a lo largo de nuestra vida de sacárnoslos de encima. Pero sí acostumbran a ser amigos de nuestros amigos, que no nos pueden ni ver, por celos o por el motivo que sea. Nosotros no entendemos que nuestros amifgos tengan amigos así, peor son tan "encantadores"... Estos hay que aguantarlos más a menudo, a veces casi todos los fines de semana, y tenemos que estar siempre alerta para que no malmetan o pongan a nuestros amigos en nuestra contra.
Porque esto es lo que tienen los fals@s: como no saben ir de cara, les encantan las mentiras y meten cizaña entre la gente.
La última categoría son los laborales. Estos hay que aguantarlos cada día. De lunes a viernes o en el horario laboral que tenga cada uno. Hay gente que dice que en el trabajo se confunde ser falso con ser diplomático. ¡No! Una cosa es la falsedad, normalmente acompañada de una gran cantidad de hipocresía, y la otra la diplomacia, la educación o la convivencia.
Y entre los falsos laborales encontramos muchísimas variedades: los que no te soportan pero te hacen la pelota porque les conviene, aunque después te dejen verde a tus espaldas; los que son falsos por naturaleza; los que hacen la pelota al jefe y luego lo dejan verde sólo a él; los que son falsos porque se mueren de celos o envidia de tus circunstancias laborales y/o personales; etc.
Yo, en definitiva, he llegado a una conclusión: no soporto la gente falsa, cualquiera que sea el motivo. Me molestan. Prefiero la gente con mal carácter pero sincera (aunque sin pasarse, que una cosa es ser sincero y la otra estúpido) que las personas falsas, porque no te puedes fiar de ellas, porque no son transparentes, porque son personajes que considero "oscuros".
De todas maneras, con la edad se van calando cada vez mejor a estos individuos. Y suscribo lo que dicen algunos: ¡si supiérais lo que pensamos de vosotros aquellos que nos hacéis buena cara y nos criticáis por las espaldas, aún nos criticaríais más!
Hay tres categorías:
- Familiares
- Conocidos
- Laborales
Los falsos familiares son los más fáciles de torear, porque nos podemos escaquear de verlos, y sólo de vez en cuando tenemos que "cumplir" y aguantarlos (normalmente por Navidades, bodas, bautizos y funerales). Ya vamos con el "chip" de poner buena cara, que será poco rato y que hasta al cabo de un tiempo no va a tocar verlos otra vez.
Luego tenemos la segunda categoría. No hay falsos de la categoría "amigos" porque ya nos encargamos a lo largo de nuestra vida de sacárnoslos de encima. Pero sí acostumbran a ser amigos de nuestros amigos, que no nos pueden ni ver, por celos o por el motivo que sea. Nosotros no entendemos que nuestros amifgos tengan amigos así, peor son tan "encantadores"... Estos hay que aguantarlos más a menudo, a veces casi todos los fines de semana, y tenemos que estar siempre alerta para que no malmetan o pongan a nuestros amigos en nuestra contra.
Porque esto es lo que tienen los fals@s: como no saben ir de cara, les encantan las mentiras y meten cizaña entre la gente.
La última categoría son los laborales. Estos hay que aguantarlos cada día. De lunes a viernes o en el horario laboral que tenga cada uno. Hay gente que dice que en el trabajo se confunde ser falso con ser diplomático. ¡No! Una cosa es la falsedad, normalmente acompañada de una gran cantidad de hipocresía, y la otra la diplomacia, la educación o la convivencia.
Y entre los falsos laborales encontramos muchísimas variedades: los que no te soportan pero te hacen la pelota porque les conviene, aunque después te dejen verde a tus espaldas; los que son falsos por naturaleza; los que hacen la pelota al jefe y luego lo dejan verde sólo a él; los que son falsos porque se mueren de celos o envidia de tus circunstancias laborales y/o personales; etc.
Yo, en definitiva, he llegado a una conclusión: no soporto la gente falsa, cualquiera que sea el motivo. Me molestan. Prefiero la gente con mal carácter pero sincera (aunque sin pasarse, que una cosa es ser sincero y la otra estúpido) que las personas falsas, porque no te puedes fiar de ellas, porque no son transparentes, porque son personajes que considero "oscuros".
De todas maneras, con la edad se van calando cada vez mejor a estos individuos. Y suscribo lo que dicen algunos: ¡si supiérais lo que pensamos de vosotros aquellos que nos hacéis buena cara y nos criticáis por las espaldas, aún nos criticaríais más!