Revista Cultura y Ocio

¿Falta mucho?

Por Jcbarona


Quién no ha sido niño y a ha preguntado a lo largo del viaje, en repetidas ocasiones: «¿Cuánto falta?», qué largos se hacían los trayectos y cuánto podíamos llegar a aburrirnos. Es algo que no ha dejado de pasar, amigos míos.Ahora que que la tecnología nos permite saber a cada momento lo que duran las películas, por ejemplo, o los videos que pululan por la red, yo no hago otra cosa que preguntar de otra manera lo que falta; ¿será largo el artículo, el anuncio o el documental? Debe estar perfectamente estudiado lo que han durar las cosas para que no desconectemos o nos vayamos antes de tiempo, bajándonos en marcha de aquello que veníamos haciendo.¿Falta mucho?Si empiezo a leer un post o una noticia, le doy hasta abajo para ver cuantos párrafos tiene. Si llevo un rato viendo lo que sea, aprieto el botón que me indica cuanto tiempo más deberé estar ahí sentado; eso si no le doy al de avance rápido o directamente al de apagado.De dónde vendrá tanto estrés.En la vida debe ocurrir más o menos lo mismo, solo que no hay botón ni ratón que nos indique de manera precisa lo que van a durar las cosas. El cuento de tu compañero, la reunión de trabajo, el sermón del jefe, el de tu marido o el de tu mujer, la visita a la familia, la estancia de tu suegra, tal o cual dolencia, Esta crisis de mierda… ¿cuánto queda?, ¿cómo podría resumirlo, acelerarlo o acabar con ello? No es fácil.A qué viene tanta prisa.No será que vamos buscando, inconscientemente las más de las veces, el Oasis donde el tiempo se detiene. El libro que quiero que dure siempre, la película que ves una y otra vez, el artículo que se acaba de repente, el beso que te deja inconsciente, el orgasmo que está a punto de ocurrir, el día en que no sabes cual es, ni qué hora, ni del todo bien para qué.El paraíso en la tierra

Puede ser que tanto tiempo perdido, tanto entretenimiento que no lo es, tanta actividad absurda, tanta persona sin interés, nos ayuden a apreciar y delimitar muy bien el dónde, el cómo y el con quién de una Vida digna de tal nombre.

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