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Familia Pogba. Desde la valla con amor

Publicado el 07 abril 2015 por Squadraeterna @squadraeterna

Familia Pogba. Desde la valla con amor


París, los años 90 cogían forma y la inmigración se iba tornando como un fenómeno más que asentado no sólo en Francia, también en Europa. Millones de personas provenientes de todos los rincones acudían al primer mundo en busca de oportunidades. Unos tendrían suerte, por desgracia muchos no. Unos encontrarían felicidad y estabilidad, por desgracia muchos no. Duro, pero real. La vida está así y no debemos mirar hacia otro lado.

En este contexto de pobreza, desesperanza, inestabilidad y lógicamente peligroso para el desarrollo de cualquier niño, nació Paul Pogba. De padres guineanos y con un futuro desamparador por delante, la entrañable familia Pogba volcó sus días y noches en su hijo pequeño. Era todo o nada, aunque, en realidad, no había más donde elegir. La vida en la comuna (al este de París) invitaba al riesgo, llevaba a la desesperación. Lo que fuera por salir de ese infierno.

El fútbol es bello. El fútbol une. El fútbol no entiende ni de clases, ni de razas, ni de nacionalidades, ni de sexos, ni de religión ni de nada que no sea pasión. El fútbol -aunque externamente y al más alto nivel no aparente esto- se mueve por sentimientos. El fútbol es locura, es ilusión. El fútbol dio una oportunidad a un pequeño Paul Pogba que simplemente quería perseguir un balón y divertirse como un niño más. Sus padres miraban desde la valla con amor. Su hijo disfrutaba y, de paso, podía ser una salida a la situación de pobreza. Era mucho pensar por aquel entonces, sin embargo el destino había elegido a Paul.

Tras jugar en dos equipos desconocidos a nivel internacional e incluso nacional, Pogba recaló en la cantera de un histórico venido a menos: Le Havre. Era 2007 y el joven mediocentro tenía 14 años. Ya había lugar donde crecer, empezaban a aflorar las ilusiones de llegar a algo. Sin ponerse techo, tan solo algo, que siempre era mejor que nada. El futuro de familia Pogba se fue despejando. El Le Havre le pagó los estudios a Paul y le dio las herramientas para desarrollarse como jugador y como persona.

Él debía poner la magia, el talento, la inspiración y sobretodo el trabajo. Bien que lo hizo. Pogba empezó a destacar y se convirtió en uno de los líderes de las nuevas generaciones de futbolistas que aparecían por tierras galas -podría haber elegido jugar con Guinea-. Poco a poco se iba haciendo un nombre. El esfuerzo comenzaba a dar sus frutos. Firmó su primer contrato y empezó a despertar el interés de esos equipos con nombre que imponían y que él había escuchado con frecuencia. Eran entes abstractos, desconocidos para el francés, que no tenía recursos para verles por televisión. El sabía que estaban ahí, que eran muy conocidos y que todo el mundo hablaba de ellos. Ahí estaban y en cierto modo eran importantes.

Paul siguió creciendo, pasó por todas las categorías de la selección francesa y un tal Alex Ferguson llamó a su puerta. "¿Quién es ese hombre? ¿Dirige al Manchester United? ¿Qué querrá? Que me vaya a Manchester dice ¿Dónde está eso?" Las dudas de Paul fueron aclaradas. No hace falta explicar que corrió a hacer la maleta como alma que lleva el diablo. Le prometieron a su familia una casa, una vida con comodidades. Por fin, lo había conseguido. Debe haber pocas sensaciones de felicidad como la de salir de la pobreza. Y más si es haciendo lo que amas y recompensado a tus padres por todo el esfuerzo sobrehumano realizado. Sólo eso debe valer vivir una vida.

Hubo polémica por el traspaso, ya que Paul tenía un contrato firmado. El Le Havre llegó a denunciar al United y se momtó un revuelo considerable. Al final todo quedó en un acuerdo (desconocido para el público) y se firmó la paz. Pogba debutó con los sub-18, que enseguida se le quedó pequeño, subió al primer equipo reserva y destacó hasta tal punto que Ferguson le hizo debutar antes de lo que él mismo pensaba. Nuestro humilde amigo Paul ya estaba en la élite. Europa entera se lo empezó a rifar.

Sir Ferguson cometió uno de los pocos errores en su gloriosa carrera; podemos decir que menospreció a Pogba, que no renovó su contrato y se fue gratis al equipo de moda en Italia, el que estaba revolucionando el Calcio: la Juventus de Turín. Antonio Conte -actual seleccionador de Italia- lo quiso para afianzar su ambicioso proyecto tras el Scudetto de la temporada 2011/12. Pogba tenía 19 añitos y unas ganas infinitas de comerse el mundo.

Familia Pogba. Desde la valla con amor


Rápidamente definió su función en el equipo, perfectamente adaptada a sus características: interior. Y esto en el 3-5-2 de la Juve implica varias aptitudes, conocimientos y trabajos específicos. Pogba tenía todos. El francés destacaba por su llegada y disparo descomunal. Su potente físico le dota de una gran presencia en las jugadas, donde siempre se impone en los cuerpo a cuerpo y donde nunca, absolutamente nunca, se amilana. Su facilidad para romper líneas era sobrenatural. Su poderosa zancada destruía sistemas defensivos y su infernal disparo daba resultados numéricos, que suelen ser un buen acompañante de los resultados futbolísticos, que a veces se ven menos.

Además de trabajo (Pobga se puede desempeñar como el clásico box to box), no le falta clase. Doma el balón con la frialdad del más veterano y con la finura del mejor sastre. Cuenta con múltiples recursos. Su arma más peligrosa es justamente eso; maneja con sobriedad dos estilos antagónicos: puede ser un Toure Yayá y cambiar con aparente solvencia a un Silva. Precisamente esa variedad es la que le hace un jugador casi indefendible. Y esa es la principal razón por la que no rinde como regista, pues sus competencias se limitan a su registro más técnico, imposibilitando al Pogba devastador.

Hizo un temporadón. Ganó el Scudetto siendo el jugador número 12, fue internacional con la absoluta y partió hacia el Mundial Sub20 con órdenes claras de imponerse como la mejor promesa del fútbol mundial. Qué decir de aquellas semanas. Francia fue insultantemente superior en todos los partidos (ante España no, y no jugó Pogba) y se llevó el campeonato. Paul Pogba fue nombrado Balón de Oro del torneo, o lo que es lo mismo, mejor jugador sub20 del mundo. El francés cerró un círculo. Dejó de ser un niño. Empezó dándole patadas a un balón en una paupérrima comuna parisina y acabó su juventud siendo el mejor del Mundo. Una barbaridad. Una historia de amor al fútbol hecha realidad.

"Yo no quiero ser Vieira, yo quiero ser Paul Pogba"


Comenzó la temporada 2013/2014, la de la definitiva consolidación de Pogba en el panorama mundial. Antonio Conte le dio la titularidad como interior izquierdo, relegando a Marchisio al banquillo o, en algunas ocasiones, a ser una especie de segundo delantero, más bien mediapunta, en el 3-5-2. Había dudas con Pogba: era joven y con mucho potencial, sin embargo muchos se preguntaban como de amueblada debía estar esa cabeza para soportar tanta presión.

La prensa comenzó a caer en los tópicos: futbolista de raíces africanas, con un origen muy humilde, portentoso en lo físico y alocado en lo mental. Pogba se limitó a jugar y a no hablar. Demostró tener la cabeza mejor amueblada que los almacenes de Ikea, canalizó su excentricidad para meterse a la afición en el bolsillo y creció una barbaridad como futbolista. Sin duda fue una pieza clave en aquella Juventus que ganó su tercer Scudetto seguido jugando 51 partidos y anotando 9 goles. El conocimiento táctico y el rigor defensivo fue el genial legado que Conte dejó en Paul, mientras que permitió que desarrollara con grandeza sus cualidades primarias: físico, disparo y conducciones devastadoras, además de pulir su técnica compartiendo fatigas con un tal Andrea Pirlo.

Llegó el verano y, con él, el Mundial. Deschamps no solo ratificó a Paul como una de las piezas clave de `Les Bleus´, sino que le dio galones para comandar, junto a Karim Benzema y Raphael Varane, la Francia del futuro. En Cuartos de Final Alemania con un proyecto más consolidado acabó con las aspiraciones de los franceses, aunque en ningún caso fue una decepción. Pogba y Francia están en periodo de desarrollo y su papel fue más que notorio e ilusionante de cara a las futuras citas internacionales, Eurocopa 2016 en casa incluida. Cinco partidos muy bien jugados y un gol le valieron a Pogba para ser nombrado mejor futbolista joven del Mundial 2014, casi nada.

En ámbito `bianconero´ tuvo lugar un significativo cambio de guión. Se fue su mayor valedor en el mundo del fútbol. Conte, por discrepancias con la directiva, se marchó -posteriormente acabaría dirigiendo a la `Nazionale´- y Pogba debía tomar decisiones. Tenía ofertas de varios equipos grandes, el proyecto Juventino estaba en `stand by´ y económicamente había un gran margen de mejora. Sin embargo, Paul eligió bien y se quedó. La temporada 2014/2015, la actual, bajo las órdenes de Allegri ha supuesto otro salto cualitativo en la carrera del francés. El ex entrenador del AC Milan cambió el 3-5-2 por el 4-3-3, pero Pogba no cambió ni su estatus de estrella ni su posición en el campo: interior; eso sí, con más responsabilidades.

La nueva temporada vino con desafíos y el joven futbolista los ha ido superando uno a uno. Pirlo no es el de antes, las lesiones le han mermado; Vidal entró en una crisis de fútbol desesperante y Marchisio hace lo que puede como hombre para todo: desde `regista´, pasando por interior, hasta `trequartista´. La Juve necesitaba a Pogba y Pogba, en una tremenda demostración de carácter, se echó el equipo a la espalda junto a Tévez. Y, ahora sí, dejó de ser el mejor futbolista joven del mundo para ser uno de los mejores futbolistas del mundo en términos absolutos: vigésimosegundo en las votaciones del Balón De Oro, por ejemplo.

Realmente la Juve está experimentando un cambio radical: de la era Pirlo a la era Pogba. Y los resultados no pueden ser mejores. La `Vecchia Signora´ va encaminada a ganar su cuarto Scudetto consecutivo. Pogba a sus 22 años está siendo protagonista en el fútbol europeo y sueña con alzar la máxima competición continental. Díganselo a aquel niño que daba patadas a balones de todo menos de cuero en la comuna al este de París. Una verdadera historia de superación. Mientras, media Europa le quiere, Real Madrid o PSG, entre otros 'cocos' del mercado vuelven a la carga y su agente está dispuesto a negociar. Todo dependerá de la Champions, después, Pogba decidirá donde quiere hacer historia.
El destino fútbol le tenía preparado esto a Pobga y a su familia. Les han regalado algo con lo que todos soñamos. Sin duda él se lo merecía y ha luchado por ello. Pogba seguirá regalándonos mágicas tardes de fútbol y sus padres seguirán viéndole sonrientes desde la valla. Con amor, como el primer día. El fútbol es maravilloso.

Familia Pogba. Desde la valla con amor


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