Lo que ya nadie puede decir en España es que los líderes de la derecha vienen de las clases aristocráticas o poderosas a la manera, por ejemplo, de los lores británicos, títulos mayoritariamente heredados, que tienen una Cámara legislativa y gran facilidad para llegar al poder.
Los líderes del PP que se enfrentan a una elección este fin de semana son, uno, la nieta de unos panaderos e hija de un mecánico y una peluquera, Soraya Sáenz de Santamaría, brillante abogada del Estado.
Otro, un abogado y varios master en economía y política que nadie ha demostrado que no fueran ciertos, con estudios probados en el extranjero, de 37 años, hijo de un oftalmólogo y una profesora, Pablo Casado, cuyo dato biográfico más interesante es el de ser nieto de un rojo notable que estuvo en las prisiones franquistas.
Parecía que iba a ganar la elección a la presidencia del PP Sáenz de Santamaría, que desde 2012 hasta hace un par de meses fue la mujer más poderosa de España, pero esta semana podrían cambiar los resultados porque frente al talante casi socialdemócrata y dialogante con los separatistas de la ex vicepresidenta está el más duro y liberal en economía de Casado.
Interesante personaje: no quiere recordar “la guerra del abuelo” o “la fosa de no sé quién”.
Pero resulta que su abuelo materno, Herman Blanco, médico afiliado a la UGT, fue condenado tras la guerra a treinta años de cárcel, de los que cumplió cinco, e inhabilitado hasta 1954. Su foto e historia están en la Fundación Pablo Iglesias.
Contraste: el abuelo del podemita Pablo Manuel Iglesias estuvo menos en prisión y enseguida fue colocado en un buen cargo en el Ministerio de Trabajo por el falangista Girón de Velasco.
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SALAS