Los profesionales del programa recurrieron a la Legislatura para que los Juzgados expliquen por qué hay casos en que no resuelve la situación legal de los menores en tiempo y forma.
Por Mariel Retegui - [email protected]
En la provincia hay 88 niños y adolescentes en el dispositivo de Familias Solidarias de forma transitoria, hasta que se resuelva su situación legal, ya sea para poder volver a sus hogares o bien para que sean adoptados por otras personas. Veintinueve niños están en Neuquén capital y hay 59 distribuidos en toda la provincia.
Las familias que deciden participar del programa tienen a los niños durante un período que no debería extenderse de los nueve meses pero que en muchos casos sucede.
Preocupados por esta situación, los profesionales del dispositivo decidieron recurrir a los legisladores provinciales para que intimen a los juzgados de Familia para que den una explicación.
"Entendemos que ese período transitorio que transcurren los niños con una familia solidaria tiene que ser el menor posible. Cuando el acogimiento transitorio se prolonga demasiado o por fuera de los marcos establecidos por la ley, genera consecuencias en su psiquis producto de esta inestabilidad", aseguraron a LM Neuquén las trabajadoras sociales de la Dirección de Familias Solidarias Provincial, dependiente del Ministerio de Trabajo, Desarrollo Social y Seguridad.
Además, dijeron que a través de la Legislatura se realizó un pedido de informe al Poder Judicial para que los jueces respondan acerca de cuáles son las dificultades que tienen a la hora de resolver en tiempo y forma las situaciones judiciales de los niños y las niñas incluidos en el programa.
Los equipos interdisciplinarios tienen seis meses para evaluar la situación de los menores, si pueden volver o no a la familia de origen, y comunicarlo al juzgado interviniente. Luego, los jueces tienen un plazo de tres meses más para resolver los estados de adoptabilidad.
"No cualquier niño va con cualquier familia, sino que se selecciona una que pueda cuidar de ese niño o de ese grupo de hermanitos en particular", sostuvieron desde el dispositivo.
"Es muy importante este dispositivo, y la familia solidaria hace no solo un aporte a un niño o niña, sino a toda una familia, para que pueda volver a vivir con su mamá o su papá o alguna abuela o abuelo", agregaron las trabajadoras del dispositivo.
Abrir una puerta y su corazón
María Julia y Diego se dieron la oportunidad de ayudar a un menor recibiéndolo en su hogar por un tiempo determinado, mientras se trata de recomponer los vínculos con su familia de origen. La generosidad de las familias solidarias es inconmensurable. Los albergan brindándoles cariño, respeto y un techo en el momento más difícil de sus vidas porque, por diversas razones, no pueden permanecer junto a sus padres.
Como María Julia y Diego, hay muchos que se acercan a las oficinas de Familias Solidarias, en Intendente Carro 61, dispuestos a abrir las puertas de su casa para recibir a estos niños y adolescentes mientras se resuelve su situación legal.
Ellos fueron madurando la idea de a poco. Se preguntaron por qué no hacerlo y con el tiempo todo confluyó. "No solamente preparás tu organización familiar, tu mente, tu corazón y tu disposición personal, sino una casa", contó María Julia. Diego coincidió en que la intención es ayudar a las familias que en ese momento no pueden tener a ese chico.
Evaluaciones, plazos y elección
Los equipos interdisciplinarios tienen seis meses para evaluar la situación de los menores, si pueden volver o no a la familia de origen, y comunicarlo al juzgado interviniente. Luego, los jueces tienen un plazo de tres meses más para resolver los estados de adoptabilidad.
En las entrevistas y procesos de evaluación a los que son sometidos los interesados surgen qué intereses tienen. Algunos se sienten más cómodos con bebés, otros prefieren niños que ya tengan desarrollada el habla para poder interpretarlos y un tercer grupo, minoritario, se inclina por los adolescentes.
Los que quieran postularse en Familias Solidarias deben cumplir requisitos tales como ser mayor de 18 años, no registrar antecedentes penales, no estar inscriptos en el Registro Único de Adopción (RUA) y no tener deudas de cuota alimentaria.
"Es la posibilidad de acompañar la infancia del chico"
Un tema central al momento de inscribirse como familia solidaria es tomar consciencia de que el niño o adolescente permanecerá por nueve meses en el hogar, tal como lo estipula la ley, y que no podrá ser adoptado posteriormente por la familia que lo acoja.
"Más allá del deseo, las ganas y la necesidad, nuestra preocupación era si éramos una buena opción", señalaron María Julia y Diego, quienes se inscribieron como familia solidaria.
"La transitoriedad es un concepto bastante fuerte pero es celebrada, porque si recibís a un niño y ese tiempo es breve, significa que la situación conflictiva se resolvió favorablemente. En algún sentido, que sea transitorio es una situación ideal", sostuvo María Julia.
"No siempre tienen los mismos plazos. A veces, por circunstancias judiciales, son más extensos, pero el objetivo del programa es justamente la transitoriedad. Lo bueno es que cuando sale del seno del acogimiento de la familia es porque vuelve o va hacia un estado que es el interés superior del niño. Vos lo tomás como positivo, brindás tu casa, tu tiempo, tu disponibilidad para acompañar una crianza en el tiempo que ese niño lo vaya a necesitar", añadió la mujer.
Como familia de acogimiento, recomendaron la experiencia. "Es altamente recomendable. Tiene un montón de satisfacciones y desafíos", afirmaron.
"Las familias interesadas tienen que saber que es algo más que dar tu casa, alimento y acompañamiento, es poder abrirse como familia para poder acompañar la infancia", sostuvo María Julia mientras Diego, su marido, agregó: "Les decimos que se animen. Nosotros, después de esta experiencia, vamos por más".