FANATISMO JOSÉ TOMÁS (Crónica de la 7ª de abono de la Feria de MÁLAGA)
Plaza de Toros de Málaga
Sábado 23 de agosto 2014 / 7ª de abono / Lleno de no hay billetes
Se lidiaron para rejones dos toros de San Mateo (1º y 5º) y uno de Carmen Lorenzo (3º) y para el toreo a pie fueron dos de Parladé (2º, impresentable, noble e inválido; y 6º justo de presencia y muy bueno) y uno de Victoriano del Río (4º) también justo de presentación, noble, con clase y con las fuerzas justas.
HERMOSO DE MENDOZA: rejón de muerte muy bajo y de efecto fulminante (Saludos tras petición) – pinchazo hondo trasero y rejón muy trasero (Oreja) – Medio rejón trasero y atravesado y tres descabellos (Saludos desde el tercio)
JOSÉ TOMÁS: estocada tendida y caída (Silencio) – Pinchazo y media estocada delantera y desprendida (Oreja) – Media estocada caída (2 orejas)
FANATISMO JOSÉ TOMÁS
Por José Daniel Rojo
Más allá de no hacer temporada completa; más allá de no querer competir con otros toreros; más allá incluso de esa halo místico que rodea al torero; más allá de su silencio; Más allá de todo eso, está su toreo. Un toreo puro. Un toreo que no sabe de mentiras. Un concepto, el de José Tomás, en el que se tiene muy claro que en esta profesión se muere o se triunfa, pero no se vive a medias tintas. Por eso su toreo llega hasta lo más profundo de cada espectador, porque te hace crujir las entrañas sabiendo que el que está en el ruedo está poniendo su vida en juego por todos nosotros. Debe ser duro salir a la plaza con esa mentalidad todos los días. Tal vez por ello limite tanto, tantísimo, sus temporadas. No debe haber corazón torero que resista ese jaque a la muerte todos los días.
De la misma manera, si José Tomás se dejara ver más, si firmase más contratos, sabe el torero perfectamente que, posiblemente en el primer año no, pero en el segundo, su cotización disminuiría considerablemente. Su carrera está siendo tratada por el propio torero y por todo su equipo con mucho celo. Cada paso está milimétricamente medido. Su trayectoria, bien merece ser estudiada. Independientemente de lo que ocurre en el ruedo, José Tomás, el torero, se ha convertido en una marca. Una marca que con su silencio, parece ir trazando estratégicamente una carrera nunca antes vista en el mundo del toro.Cada día marcado en rojo en el calendario Tomassiano se convierte en festivo en el mundo del toro. Y la festividad trae consigo el aplaudirlo todo, esté bien o no. Trae consigo también el valorar sobremanera actuaciones que cada vez más, están a la altura de algunos figuras que andan por el escalafón. Y conlleva incluso que hasta un presidente se sume a la fiesta concediendo dos orejas, en el sexto, con una faena genial pero sin rotundidad y en la que la media estocada quedó caída. Había que sacar al Mesías del Toreo por la puerta grande. Esa era la intención y la foto esperada por todos. ¡¡Pues la tuvieron!! La parroquia contenta, entrada amortizada y el convencimiento de que habían sido testigos de una fecha, que según ellos, pasará a la historia.
Salió el primer toro para la lidia a pie y algunos se echaron a temblar. Salió un novillote muy bonito, precioso, de Parladé, que no es que fuera malo, al contrario, tenía toda la nobleza del mundo, pero no podía con su cuerpo. Fue un inválido, sin fuerzas, que para empezar, no debió haberse aceptado por su escaso trapío, y que ya en el ruedo se tendría que haber devuelto porque sus mínimas fuerzas le impedían ser apto para la lidia. Nada pudo hacer el de Galapagar, tan solo abreviar.
El cuarto era un toro, mejor presentado, de Victoriano del Río. Muy cómodo de pitones, abrochadito, muy a modo para Málaga que dirían algunos. En éste llegó el susto de la tarde al hacerle el animal la zancadilla al torero. Se anduvo listo Tomás haciéndose él mismo el quite con el capote. Tuvo gran nobleza y clase el toro, y las fuerzas justas. Sin embargo, las manos mágicas del matador, regadas con el temple de la sangre mexicana que le corre por las venas, dieron dulzura y compás al trasteo. Inició la faena de muleta entre las dos rayas de picadores con unos ayudados por alto y un torerísimo remate por bajo. La banda de música rompió a sonar con una ranchera, según cuentan, a petición del propio torero que fue quien llevó la partitura a la escuela donde ensayan los músicos en el distrito de Miraflores. Y con este inusual acompañamiento musical dibujó una faena con una lentitud pasmosa. Las series, con la mano diestra fundamentalmente, eran a ralentí, a compás del toro. A compás también de la lenta y bonita ranchera que se oía. Profundidad en su toreo y los pases de pecho de pitón a rabo. Faltó algo más, más rotundidad quizá, pero también es cierto que al toro también le faltó un poco más de motor. El fandango espontáneo que salió desde un espectador del tendido puso una emoción que faltó en el ruedo. Me acordé del José Tomás de otros tiempos y que hoy no vi en la plaza. Al que cerraba plaza lo meció a la verónica con pies juntos. Un gran toro de Parladé, repetidor y al que Tomás le bajó la mano e imprimió temple desde el primer momento. Ligó las series, se quedó al hilo del pitón en algunas ocasiones, pero era bueno el trazo del muletazo. Sobre todo al natural, por donde centró casi toda la faena. Da gusto ver como remata atrás el natural, como gira la muñeca suavemente y alarga hasta más no poder el trazo del muletazo. Muy bien, muy puro todo, pero sin el alma que otras veces lo hemos visto. Mató de media estocada caída y, sin saber muy bien con qué criterio, se le concedieron las dos orejas. Hablan de sensibilidad, que hay que tener sensibilidad con lo que ocurre en el ruedo. Yo he buscado ese término en el reglamento y no logro encontrarlo. Así que prefiero pensar que había voluntad por todos, absolutamente todos, y que cada palo aguante su vela, de sacar a José Tomás por la puerta grande. Había interés de vender a los medios un éxito de este torero en Málaga. Independientemente de que fuese justo o no. Hermoso de Mendoza con la excusa de que celebra su 25 aniversario como rejoneador, está prodigándose por las plazas en carteles mano a mano, que no deben considerarse así, con matadores de toros. Lo hizo en Bilbao con Ponce hace unos días, y ayer tocó en Málaga. Luego va a Televisión Española y larga lo que larga.Pablo Hermoso y sus caballos brillaron a gran altura, aunque los aficionados más entendidos que yo en esto del rejoneo, me decían en el tendido que se habría tenido mucho más en cuenta lo hecho por el navarro si hubiese sido en la corrida de rejones de la feria, entrando en competencia directa con sus compañeros.
Su primer oponente fue un manso que siempre buscó el refugio en tablas y con el que Pablo se inventó la faena. Puso banderillas con “Disparate” que estuvo sensacional, y con “Viriato”, que dio auténticos muletazos con la cola. “Pirata” salió al ruedo para poner tres banderillas cortas y el rejón de muerte que quedó muy bajo. Hubo petición de oreja, aunque la bronca por no concederla fue más sonora que la propia petición.
En el tercero de la tarde, segundo del lote del rejoneador, brilló “Chenel” con las banderillas. Llevándolo embebido en la cola, metiéndose por los adentros. Muy torero el caballo. “Pirata” otra vez para las cortas a dos manos, que tuvo que repetir porque las dos primeras no fueron muy acertadas. Cortó una oreja.Y la faena a su tercer toro fue algo más fría, aunque, a decir verdad, a la gente ni fu ni fa, porque al que realmente fueron a ver, era a José Tomás. Cuestión, no solo de fanatismos, sino por imposición de la empresa que, posiblemente por orden del torero de Galapagar, se vio obligada a confeccionar el cartel así. Cuestión de poder y mando.