Revista Opinión

Fantasía

Publicado el 10 abril 2019 por Carlosgu82

Llega un mensaje de texto al celular, unas cuantas líneas para expresar ese sentir nocturno; pocas palabras para trasladarme a ese tu lugar, donde tu mente sueña, donde tu alma descansa y tu cuerpo… tu cuerpo… tu cuerpo deja fluir esa fantasía que nace líneas después.
 
Me escribes al whatsapp dos tiernas frases para describir tu soledad a oscuras, tus pensamientos se transforman en sudor, la luz de la luna recorre tu desnudez como una mano acariciando tu espalda y ese aroma a rosas de tu habitación fusionan con el sabor de tu piel… Susurras pasiones en el auricular, suspiras placeres ahogados al ritmo de un saxofón árabe… por dormir contigo, uso tu imaginación.
 
Una copa de vino endulza tus labios, esos momentos del fruto de la vid sacian esos momentos de inverosímil situación, de tus ojos cerrados percibes una caricia, que nace de tus pies envolviendo tus pantorrillas y tus piernas con lentitud, breves altos disfrazados de besos llegan hasta tu cintura, para perderse en tus muslos… en ti… dentro de ti.
 
Esa sombra que ocupa la mitad de tu cama, es la de un oso que te regale (y que me reemplaza esporádicamente) vuelve a ser víctima de tus pecaminosas intenciones… el aire tibio de la noche sacude tus cortinas, el rigor del viento peina tus cabellos, como si mis dedos se entrelazan con ellos; buscando una mirada nace un beso en tu frente y se escurre por tu cuello para perderse entre tus pechos fantásticos, una caricia… dos deseos.
 
Busco en tu ser, entre tu piel y tu corazón exactamente, ese fuego intenso que guardas, tu voz susurra en la habitación algo que me impide escuchar, pero si siento tu respiración delatadora mientras me pierdo entre tus piernas, sentir tus pies acariciar mi espalda y tus manos jugando con mi pelo; ese beso largo desde tu ombligo hasta tu boca que busca estremecer tu frágil humanidad; la fuerza de tu mirada la transmites en tus manos hacen que me sienta prisionero de tu ser, ese zigzagueo musical de vientre, ese vaivén acelerado de tus caderas enloquecen nuestra noche.
 
Enloquecemos, nos amamos, nos deseamos, nos exploramos, nos sentimos, nos gustamos, nos susurramos, nos extrañamos, nos reímos, nos miramos, nos besamos; inventamos, alardeamos, fantaseamos, divagamos, añoramos, recordamos, jugueteamos… todo inmerso en ese planeta donde tu piel es el principal protagonista.
 
Soy poseedor de tu espalda y tu derrier, me haces dueño de tus pechos y tu piel; soy esclavo de tus sueños y deseos, de tu alma y tu desnudez… la embriaguez de nuestros besos prolongan nuestra noche, dos noches, tres noches… mil noches, cierras esta noche especialmente fantástica y glamorosamente espectacular enviándome una foto provocadora de tu escultural anatomía y un audio solo para mis oídos y prometes verme pronto.
 
Dos horas más tarde me aventuro a escribirte nuevamente, un simple icono me asegura que sigues despierta y continuo con ese ambiente de fantasía; “soy tuya” me dices sonriente en un nuevo audio, y con tu cálida voz y ese tono sensual me hacen tenerte… esta vez en mi habitación.


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