El barroco de Noto
En un territorio en el que abundan los olivos y almendros, Noto representa una joya barroca ubicada en un altiplano que domina el valle del Asinaro, cubierto de cítricos. Tanta armónica belleza nace de un hecho trágico: el terremoto de 1693. Antes del desastre, se encontraba a 10 kilómetros de distancia y tenía orígenes muy antiguos. Para la reconstrucción de Noto se eligió un lugar más accesible y amplio, que permitiera trazar un plano simple, lineal, con intersecciones en ángulo recto y calles paralelas y amplias, según el nuevo gusto barroco.
La reconstrucción de NotoLa ciudad fue construida utilizando la piedra calcárea local que, con el pasar del tiempo, ha adquirido tonos dorados y rosados que al atardecer parecen más calientes y envolventes.La planta es escenográfica, obtenida estudiando y “camuflando” las perspectivas en modo singular, jugando con las líneas y las curvas de las fachadas, con las decoraciones de los balcones en hierro, los cuales se arquean en forma grácil y “panzona”.
Corso Vittorio Emanuele: el eje de la ciudadLa calle principal es la Vittorio Emanuele, con tres plazas en su recorrido y una iglesia en cada una de ellas. Al inicio de la calle se encuentra la Porta Reale, monumental ingreso en forma de arco de triunfo construido en el siglo XIX.
La plaza del Municipio es la más majestuosa de las tres plazas, delimitada a la izquierda por las armoniosas líneas curvas del Palacio Ducezio y a la derecha la Catedral. Al lado de esta se encuentran el Palacio Vescovile y el Palacio Landolina de Sant’Alfano que con sus líneas curvas paracen balancear la exuberancia de los otros edificios.
La catedral
En la segunda plaza están la iglesia de Montevergini y el Palacio Nicolaci de Villadorata, característico por sus balcones sostenidos por ménsulas en forma de ángeles, caballos, sirenas, leones y figuras grotescas.La última plaza es la XVI de Mayo con la iglesia de San Doménico y la Villa d’Ercole con una fuente central. Frente a la villa, el teatro Vittorio Emanuele III.
Alrededor del centro histórico, con su planta regular del ‘700 se formaron los barrios, caracterizados por estrechas y tortuosas callejuelas de estilo medieval.