Revista Televisión

Fantasías animadas de Tolkien, de ayer y hoy.

Publicado el 28 diciembre 2012 por Queplanetageneroso

Este artículo fue inicialmente publicado en la revista virtual Comlink #6 del foro Universo Star Wars.

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¿Una adaptación para dominarlas a todas?

No todo Tolkien es Peter Jackson, y mucho antes de que el director neozelandés le diera su lectura a la obra sobre la Tierra Media, ya existían tres películas basadas en ese universo y otras… bueno, diferentes. Comenzando por lo más destacado, debemos viajar por un momento al 27 de noviembre de 1977, pleno Día de Acción de Gracias en Estados Unidos. Una de sus principales cadenas, la NBC, presentó por esa fecha una película animada de 77 minutos titulada “El Hobbit”, que se convertiría en la primera versión audiovisual, en forma de largometraje animado, de las aventuras de Bilbo Baggins. Su animación, completamente tradicional y de diseños infantiles, estuvo a cargo de la empresa Rankin/Bass que había dado sus primeros pasos en el stop motion. Unía, en su nombre, a las dos mentes creadoras de Arthur Rankin y Jules Bass. La empresa estaba en la mitad de su vida, habiendo nacido en 1960 y quedándole por delante diez años más de actividad. Todo lo que la empresa filmó después de 1974, incluyendo esta versión de “The Hobbit” actualmente está en posesión de Warner Bros.

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Regresando a la película en concreto, si quedaban dudas de que efectivamente puede hacerse una buena adaptación al guión del libro en pocos minutos, eso queda demostrado en este film. Más allá de algunos diseños que chocan con el imaginario inaugurado por Jackson, y ciertas limitaciones al momento de imprimirle realismo a los movimientos, es destacable la fidelidad con que la historia fue plasmada. También da que hablar la aparición de Gollum, en una versión, estéticamente hablando, que dista mucho de la que tenemos actualmente, pero que no deja de ser una reversión acertada de las descripciones plasmadas en el libro original. Muchos serán los que leyeron la novela antes de ver “El Señor de los Anillos” en versión Jackson, y quizás si se retrotraen a esa primera impresión que les dio Gollum en su encuentro con Bilbo, y a esa primigenia forma en que lo imaginaron sin la influencia del Gollum live action, es posible que encuentren varios paralelismos en la idea elaborada por Rankin/Bass.
Mención aparte merece la música, obra de Maury Laws, que tiene la particularidad de no ser un conjunto de melodías sin vinculación concreta con la obra original, sino que muchos de los textos y canciones aparecidos en “The Hobbit” fueron adaptados en forma de canción por el propio Jules Bass quien actuó como letrista de la OST. Como en todo, la última palabra sobre la calidad de las obras, las tiene uno mismo, pero vale decir que, si bien tuvo críticas diversas, esta versión animada de “The Hobbit” llegó a medirse por nada menos que un premio Hugo, los más destacados para el mundo de la ciencia ficción. Sin embargo, lo perdió ante otra obra que daría mucho de qué hablar. Si retuvieron el año de esta película, no les costará descubrir a la vieja conocida que retuvo el galardón: Star Wars.

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Aunque Rankin/Bass habían dado el batacazo con su adaptación, la segunda en orden de aparición no fue producida por ellos. Para ubicarnos en las personas detrás de estas obras, vale decir que la dupla Rankin/Bass, debía mucho de sus logros a la admiración que sentían por las producciones de la Toei y de Osamu Tezuka a lo largo de la década del 60. Para ser apenas un publicista y su cliente fiel, Rankin y Bass fueron muy prolíficos en el mundo del cine, con la filmación de 130 cortometrajes. Tras sembrar éxito con el especial de navidad Rudolph, the Red Nosed Reindeer, siguieron cosechando éxitos en otras festividades, hasta la llegada de ese Día de Acción de Gracias que le regaló al mundo su primer Hobbit animado.
No obstante, como aclarábamos, la segunda película animada sobre el universo de Tolkien no fue producida por ellos, sino por Ralph Bakshi, un curtido animador estadounidense que se había hecho famoso por versionar la obra de Robert Crumb, Fritz the cat.
Apenas unos meses después del estreno de “El Hobbit”, hizo su aparición la primera adaptación sobre “El Señor de los Anillos”, nuevamente en formato animado, pero esta vez con técnicas que distaban bastante de lo visto en la obra de Rankin/Bass. Para esta nueva obra, Bakshi metió mano al rotoscopio. Pero antes que nada vale hacer mención a que la trilogía protagonizada por Frodo tuvo muchos intentos fallidos de adaptación hasta que se concretase en esta obra de 1978. Inicialmente, Bakshi se había interesado por adaptar la historia allá por fines de los 60, pero los derechos sobre su uso pasaron de una a otras manos y aunque la idea de llevarla a la pantalla rondó la mente de Stanley Kubrick, no fue hasta que Bakshi entró en contacto con United Arist que se concretó el proyecto. Previamente, el cineasta británico John Boorman (director de la versión original de “Catch me if you can”) había fracasado en su intento de adaptar toda la historia de “El señor de los anillos” en una sola película. Luego de llevar el proyecto a varios estudios, Bakshi logró el visto bueno incluso de los herederos de Tolkien, quienes le brindaron toda la información necesaria sobre la obra. A cambio, Bakshi prometió una adaptación fiel, si bien debió reducir la proyección de tres películas a dos, inicialmente.
“El Señor de los Anillos” se distancia mucho estéticamente de la versión animada de “The Hobbit”, lo cual es más que lógico considerando que sus

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producciones no están para nada vinculadas a pesar de la cercanía de sus respectivos estrenos. Cualquiera que vea en estos días “El Señor de los Anillos” de Bakshi notará un tipo de animación ya perimida, pero no por eso menos interesante. Es que esta versión a medio camino entre “La Comunidad del Anillo” y “Las dos Torres” está filmada en rotoscopio, una técnica que consiste en capturar imágenes reales y convertirlas en animación, lo que permite un enorme realismo en los movimientos. Este efecto, inventado en 1912 por Max Fleischer, bastante tiene que ver con la técnica de captura de movimiento utilizada, entre otras tantas producciones, para la creación del Gollum moderno.
El rotoscopio y los diseños de personajes más realistas que en “The Hobbit”, le confirieron a esta segunda película un estilo diferente más vinculado al público adulto que al infantil, y con una historia más épica pero a la vez lenta que la predecesora. Hasta en eso, se puede decir que mantuvo fidelidad. Entre los actores que pusieron las voces a los personajes encontramos a John Hurt (Aragorn) y nuestro querido Anthony Daniels, es decir C-3PO (Legolas).

Pero la historia de las películas animadas concretadas no termina ahí. En 1980 llegaría la última, aunque hablar de trilogía en este caso es forzado. En realidad, “El Hobbit” y “El Señor de los Anillos” no están vinculados, pero las aventuras animadas de Bilbo creadas por Rankin/Bass sí quedan fuertemente ligadas con “ElRetorno del Rey”, ya que volvió a manos de la dupla creativa de la película de 1977.

También presentada como un especial de televisión, Rankin/Bass plantearon su “Retorno del Rey” como una continuación de “El Hobbit” ya que sobre la película de Bakshi no tenían injerencia. De modo que se hacía una breve síntesis de los acontecimientos de los dos primeros libros, y la historia se abocaba principalmente al último de la trilogía literaria. Si bien esta última película es quizás la más caprichosa de las tres en cuánto a qué contar y cómo ( y con qué personajes) sirve como buen cierre de una parte de las adaptacioes Tolkien no tan recordadas. Vale decir que, en cierta medida, se nota que Peter Jackson tuvo muy presentes estas producciones al momento de darle forma a sus personajes. Particularmente el Gollum ideado por Bakshi guarda algunas similitudes con el actual y algo parecido ocurre con el ojo de Sauron de Rankin/Bass.

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No es descabellado pensar que Jackson se haya fijado en estos detalles, dado que el origen cinematográfico del director mucho tiene que ver con la animación. Recordemos que una de las más interesantes facetas de Jackson son sus primeros trabajos como animador de stop motion, cuando apenas era un niño y lo hacía por puro entretenimiento, sin saber hasta dónde llegaría.
Con 12 años, Peter había quedado profundamente impresionado con las escenas de acción a cargo del maravilloso animador Ray Harryhausen, en particular la épica secuencia del combate de lo esqueletos en “Jasón y los Argonautas”. Eso llevó al joven a dar sus primeros pasos a través de la experimentación con diferentes técnicas animadas y de efectos visuales amateur.
Las vueltas de la vida lo llevarían, mucho después, a contar con un infinito presupuesto que le permitiría plasmar una versión, quizás no definitiva, pero sí muy superior a todo lo antes visto en materia de fantasía épica.
Lembas, LSD y vodka

Hubo planes que no se concretaron, y en el mundo de la obra de Tolkien, esto tuvo como protagonistas nada menos que a los músicos más influyentes del siglo, Los Beatles. También este proyecto tenía, en la silla de director, a otro de los hombres más importantes de ese campo, Stanley Kubrick. La idea era, allá por 1967, una primera adaptación de la obra de Tolkien con los cuatro de Liverpool en diferentes papeles principales. Aunque la lógica (si es que esto tiene lugar en un proyecto así) indicaría que iban a ser los cuatro hobbits, en realidad los papeles estaban más dispersos. George Harrison sería Gandalf, Paul Mcartney se había elegido a Frodo, John Lennon tendría que ponerse bajo la piel de Gollum y Ringo Starr, Sam. La idea nunca terminó de cuajar entre los estudios, aunque el propio Peter Jackson aseguró que Kubrick estaba muy seguro de llevar adelante el proyecto y tenía las ideas claras.

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Pero no es la única versión llamativa cercana a “El Señor de los Anillos” y el mundo Tolkien en general. Hay otras dos producciones, una literaria y otra televisiva que, a diferencia del proyecto de Kubrick, vio la luz.
“Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia” es el alma Mater de la obra alternativa de Kirill Yúrievich Eskov un escritor nacido en Moscú que publicó “El Ultimo Anillo” una particular relectura de la obra de Tolkien en la que se toma la perspectiva de los orcos para recontar una historia en la que no hay buenos y malos tan taxativos. Y el amor ruso por el universo Tolkien no termina ahí. Aunque con discutibles resultados, existe una versión televisiva live action de la historia de Bilbo Baggins estrenada en 1984, con la dirección de Vladimir Latyshev.

Actualmente, versiones completas de este especial de TV esquivan las trabas legales de Youtube y pueden verse, por ahora, en idiomas más comprensibles.


Fantasías animadas de Tolkien, de ayer y hoy.

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