Fantasías arcaicas. Los bosquimanos en Botsuana
Por Lparmino
@lparmino
Un bosquimano bebiendo agua
Fotografía: DVL2 - Fuente
Un pozo de agua puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte en un medio adverso. En cualquier paraje desértico, el agua es un bien básico para delimitar la diferencia entre la supervivencia o la desaparición de toda una cultura o de un pueblo. El control y monopolio sobre un pozo puede convertirse en un elemento crucial en cualquier política represiva y discriminatoria. Esta es la última estrategia llevada a cabo por las autoridades gubernamentales de Botsuana. Los bosquimanos, los tradicionales y ancestrales habitantes del desierto del Kalahari, se han convertido en incómodos para el supuesto “progreso” y han pasado a ser el principal objetivo de crueles políticas discriminatorias por parte de un Gobierno en el que, por ironías del destino, su presidente, Ian Khama, ostenta con demasiado orgullo la dirección de la ONG conservacionista Conservation International. Ninños bosquimanos en el Kalahari
Fotografía: Sara Atkins - Fuente
Bajo la denominación de bosquimanos se conoce a una serie de poblaciones que habitan en el cono sur africano. La palabra proviene del inglés y del afrikáner y designa a estos grupos como “hombres de los bosques”. Recientes estudios genéticos han querido confirmar la antigüedad de los bosquimanos, emparentándose directamente con los primeros humanos modernos que salieron de África. Sin embargo, los bosquimanos han sufrido con demasiada frecuencia los reveses de una historia cruel en una especie de venganza contra todo aquel que decide no participar del progreso en el pernicioso sentido occidental del término. Hace mil quinientos años los bosquimanos fueron diezmados por poblaciones bantúes que redujeron de forma considerable su hábitat. A partir del siglo XVIII, fue el contacto con los colonizadores europeos (holandeses e ingleses) el desencadenante de uno de los mayores genocidios encubiertos que ha tenido lugar en el África austral. En la actualidad, esa terrible historia ha seguido su curso aunque el testimonio dejado por la intransigencia ultra – cristiana de los europeos ha dado paso a la derivada de un capitalismo devastador.En los años sesenta del siglo XX, las autoridades medioambientales decidieron la creación del parque natural de la Reserva de Caza del Kalahari Central en la actual Botsuana. El objetivo era la protección de la biodiversidad de la zona, incluyendo las formas de vida tradicionales de los bosquimanos que habitaban la región. Sin embargo, la aparición en escena de los posibles beneficios derivados de la explotación de diamantes ha alterado el status quo de la zona poniendo en el punto de mira la supervivencia de los grupos de bosquimanos que quedaban en la reserva.El Gobierno de Botsuana ha restringido a los bosquimanos
el acceso al agua
Fotografía: DVL2 - Fuente
El Gobierno de Botsuana ha decidido reconsiderar las políticas de explotación de la reserva en torno a dos ejes: la explotación minera y la turística. En ninguno de estos dos vectores las poblaciones de bosquimanos podían participar. Las autoridades, alegando que la caza tradicional llevada a cabo por estos grupos era perjudicial para el medio ambiente y la fauna, decidió su expulsión y reasentamiento en campamentos fuera de la reserva, lejos de los territorios tradicionalmente ocupados por los bosquimanos. El resultado se ha traducido en una amenaza directa en forma de enfermedades antes no conocidas entre estos grupos como la tuberculosis o el SIDA o el aumento de los casos de alcoholismo. Incluso, altos cargos gubernamentales de Botsuana se han atrevido a ironizar sobre la situación de los bosquimanos, acusando a ONGs, como Survival International, implicadas en su defensa de favorecer una “fantasía arcaica”. Ni siquiera las condenas internacionales o las victorias judiciales que han avalado el derecho de los bosquimanos a regresar a sus tierras han frenado las actuaciones, normalmente acompañadas de violencia, de los funcionarios del Gobierno de Botsuana.En el año 2006, los bosquimanos recuperaron judicialmente su derecho a regresar a sus antiguas tierras de la reserva. Sin embargo, las autoridades gubernamentales han impedido a los regresados el acceso a un pozo de agua que han inutilizado mientras que sí permiten a la empresa Wilderness Safaris construir un complejo hotelero, equipado con piscina, para atraer al selecto turismo cinegético occidental. Además, se ha autorizado al gigante De Beers a la explotación del yacimiento de diamantes de Gope, sin considerar los evidentes peligros medioambientales que supone la actividad extractiva, íntimamente relacionada con la expulsión de los bosquimanos de la reserva. Encendido del fuego
Fotografía: Ian Sewell - Fuente
Hoy se escribe un episodio más en la historia de los bosquimanos a la espera de lograr una ansiada protección judicial. Las autoridades de Botsuana, en ese juego irónico y sin sentido que parece regir su política respecto a este grupo, insiste en las declaraciones vejatorias respecto a los bosquimanos y su forma de vida. Mientras, los intereses occidentales, centrados en este caso en la explotación minera, parecen hacer oídos sordos a uno de los genocidios más silenciado, efectivo y lento que ha tenido lugar y que todavía se desarrolla en el continente africano.Luis Pérez Armiño