Revista Libros

"Fantasmas" - Álex Portero Ortigosa

Publicado el 25 junio 2010 por Marapsara

Los poemas de
Fantasmas me envuelven y me absorben, me llevan lejos. Creo que estoy en el lugar donde el autor quería que llegase.

En Fantasmas cada palabra cuenta: ninguna sobra, ni es sustituible. Incluso las pequeñas estrofas que sirven como preámbulo a algunos poemas están cargadas de significado, al igual que las dedicatorias (al fantasma que seré, del poema "Príncipe súcubo”), que no tienen desperdicio.

No es fácil encontrar este tipo de literatura, que se caracteriza por la forma en que el escritor utiliza, en su beneficio, el lenguaje, de forma que consigue que olvides o deje de importante tanto qué te está contando y te centres en disfrutar de la forma en que está contado. Cada frase desprende armonía, ritmo, un ambiente, y ya estás dentro… continúas leyendo y querrías hacerlo en voz alta, pero el resto de pasajeros que dormita en el vagón te va a tomar por loca, y callas.


No te resistas,

no luches,

sólo consigues que redoble mis esfuerzos,

tu frialdad alimenta a mis orejas puntiagudas,

eriza los pelos que cubren mis patas de cabra,

cada gesto de rechazo que realizas

pertenece a una coreografía que obedece

a la música de mi flautillo.


Cada vez me extraña más escuchar, cuando me dicen “No me gusta la poesía”, a pesar de que hasta hace poco yo decía lo mismo, pero es que, si de verdad te gusta leer, y me refiero a si realmente disfrutas leyendo, ¿qué importancia tiene que en el papel las líneas ocupen más o menos espacio? Precisamente un poema, por su brevedad con respecto, por ejemplo, al capítulo de una novela, por fuerza ha de ser más puro, ya que el poeta ha de concentrar en muy pocas palabras todo lo que quiere contarnos.

En cuanto a los aspectos formales, todos, de pequeños, hemos medido versos como si estuviésemos haciendo un problema de matemáticas, y etiquetado estrofas poniéndoles nombres inamovibles a cada una, formando en nuestras cabezas la idea equivocada de lo que la poesía es.

Precisamente según Álex, lo fácil sería eso, ceñirse a las pautas ya predefinidasque es, a fin de cuentas, adoptando estas formas, como las historias han pasado a través de generaciones, gracias a la tradición oral. Pero ahora disponemos de nuevas formas de comunicación y resulta más interesante un poeta transgresor que rompa los esquemas y se desgarre en sus versos, haciendo un arte del uso de la palabra.

En estos poemas palpita la búsqueda de una voz única y personal, que quizá bebe de algún poeta clásico pero, lo siento, no sé de cuál. Enclavado en el presente pero con continuas referencias medievales, esta poesía parece la de alguien que intenta comprender el mundo y que quizá, de haber podido elegir la época en la que vivir, no habría elegido ésta.


Llevo mi mano a la cadera

y en lugar de una espada justiciera cuelga aire sucio.

Descubrir un autor cuyos libros estén exentos de la parafernalia del marketing siendo tan bueno, no es fácil. Otro día, durante la feria del libro, hablé con otro poeta que me regaló dos de sus libros y no me gustó nada (por ese motivo me abstendré y no diré su nombre), por lo que supongo que estoy siendo objetiva.

Me gustaría saber de quién has heredado esa sonrisa

o dónde la has encontrado

y quién demonios me legó esta manía mía

de caer en la tentación

sin pensar en lo que vendrá cuando amanezca.

(...)


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